«Goyo gustaba incluso a quienes no pensaban como él»
Tras la proyección, Ana Iríbar, Consuelo Ordóñez y los directores del documental respondieron a las preguntas de los asistentes en un coloquio cargado de emoción y recuerdos
Con un sentido aplauso y una emoción contenida recibieron los asistentes la proyección del documental 'Gregorio Ordóñez, el asesinato que despertó la rebelión contra ETA'. ... Nada más encenderse las luces de la sala, los codirectores del audiovisual, David Taberna, Arantxa Aldaz y Javier Roldán introducían el coloquio posterior, que se prolongó durante media hora, y en el que los asistentes agradecieron a Ana Iríbar y Consuelo Ordóñez «la serenidad» con la que narran su experiencia y sus vivencias tras el asesinato de Gregorio Ordóñez.
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Las primeras que quisieron intervenir en la charla fueron ellas, para agradecer a los asistentes su presencia y a El Diario Vasco la oportunidad que les ha brindado para contar quién fue el concejal del PP, «para que sea referente para las nuevas generaciones», señaló Iríbar. Por su parte, la hermana del edil asesinado reconoció que es «un sueño» que el documental se haya proyectado en el Festival de Cine de San Sebastián. A la pregunta de un espectador sobre si cree que sigue siendo necesario «el activismo», Consuelo Ordóñez respondió que mientras haya gente que no reconozca que matar estuvo mal, sí lo será.
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El alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, también quiso participar en el coloquio, «aunque me va a costar después de ver el documental», admitió nada más empezar a hablar. Recordó que él tenía 24 años cuando asesinaron a Ordóñez, «ya era militante del PNV, y fui uno de los donostiarras que hicieron cola para entrar al Ayuntamiento al velatorio. Fue un acontecimiento que me marcó profundamente, y para siempre», dijo dirigiéndose a Ana Iríbar y a Consuelo Ordóñez, a quienes agradeció «de corazón» una de las imágenes que protagonizaron ambas en 2020 y que se recoge en el documental: el abrazo que se dan tras depositar dos ramos de flores en la placa que recuerda en la calle 31 de agosto la figura de Gregorio Ordóñez. «Os agradezco de corazón haber regalado a la ciudad de San Sebastián ese momento, porque para mí representa una reconciliación».
Otros asistentes pusieron en valor este tipo de trabajos, «para que los jóvenes de ahora conozcan lo que se vivió aquí». Por eso hubo quien hizo un llamamiento a las «autoridades competentes en la materia» para que este tipo de documentales se muestren en todos los colegios, para que los jóvenes sepan «lo que pasó aquí durante esos años». Otro participante explicó que hace 25 años se marchó de San Sebastián «por amenazas» y que a su regreso, hace un año, se ha dado cuenta de que el trauma sigue, «porque la gente no habla de lo que sucedió aquí». Y se preguntó: «cómo pudimos vivir así?».
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Aunque la memoria del que fuera concejal popular en el Ayuntamiento de San Sebastián estuvo muy presente, también se recordó «a las otras 852 víctimas de la banda terrorista ETA. Cada una de ellas también se merece un trabajo así, para que no caiga en el olvido lo que les sucedió», planteó Jorge Mota, concejal del PP de San Sebastián.
Entre los que intervinieron en el coloquio, una mujer, emocionada, recordó lo mucho que le impactó la muerte de Gregorio Ordóñez, «y eso que a mí no me caía bien», admitió. «Llegué a escribirle una carta, que se publicó en El Diario Vasco, en contra de algo que había dicho, y para mi sorpresa, él me contestó. Me extrañó tanto que lo hiciera, que pensé en escribirle otra carta, simplemente para agradecerle que me hubiera respondido, pero no pude hacerlo, porque lo mataron», contó emocionada. «Es algo que he tenido dentro siempre, por eso quiero aprovechar este momento para contarlo y agradecértelo a ti», dijo dirigiéndose a Ana Iríbar. «Eso era lo bueno de Goyo», le contestó su viuda, también emocionada, «gustaba incluso a quienes no pensaban como él, porque trataba muy bien a la gente y siempre recibía a todo el mundo».
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Recuerdos y emoción
A la salida de la sala, muchos espectadores todavía seguían emocionados con lo visto y lo que se había dicho en el coloquio. «Me ha gustado mucho el testimonio de su mujer, porque me parece que habla desde la objetividad, no he percibido rencor, cuando está haciendo alusión a algo que para ella ha sido tan trágico», en opinión de Gregoria Mendiguren. Por eso insistía en la necesidad de que los jóvenes lo vean, «porque es tan difícil explicarlo... y sobre todo muy doloroso, porque la mayoría fuimos una mayoría silenciosa, lo que también nos lleva a nuestro propio dolor».
La curiosidad por conocer más sobre Gregorio Ordóñez y por ver «el ángulo» del documental animó a Antonio Rosal a acudir a la proyección. «Creo que el punto de vista es acertado porque hablan en primera persona las víctimas, su hijo, su esposa y su hermana, que aportan su visión. Es bastante educativo e ilustrativo para personas como yo, que tengo 36 años, pero que no vivimos esos años. Es esencial que estas iniciativas se difundan en las escuelas o a través de la plataformas de streaming y acercarla a los jóvenes», admitía.
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La mayoría de los asistentes todavía recuerda donde recibieron aquel 23 de enero de 1995 la noticia del asesinato de Gregorio Ordóñez y el impacto que les supuso. «La noticia me afectó mucho, tanto, que decidí meterme en política», contaba Andoni Sánchez. «Viendo el documental me han venido muchos recuerdos, y mucha tristeza al pensar en lo que podía haber sido y no fue». «Ha sido muy interesante. Me hubiera gustado que mis nietos estuvieran aquí para verlo. Las nuevas generaciones tienen que saber lo que ocurrió», aseguraba Ezequiel Rincón.
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