Xabier Alberdi: «Nuestros antepasados convivían con las enfermedades con más naturalidad»
Diario de un confinamiento ·
El director del Itsas Museoa constata que «nunca se habían adoptado medidas tan radicales contra una epidemia»Xabier Alberdi, doctor en Historia y director del Itsas Museoa de Donostia, aprovecha el confinamiento para dar un arreón a trabajos y compromisos ... que tenía acumulados sin perder de vista la incierta planificación de la programación del museo para cuando la pesadilla de la pandemia haya quedado atrás. Buen conocedor del pasado, Alberdi (Zarautz, 1969), admite su sorpresa ante las extraordinarias cautelas que se han activado para intentar frenar la expansión del coronavirus. «La humanidad nunca había conocido medidas tan radicales contra una epidemia», asegura.
Alberdi alternó durante los primeros días del estado de alarma su presencia en el museo con la obligatoria reclusión en su domicilio, pero desde que se endurecieron las restricciones permanece en su casa de Zarautz. «La crisis sanitaria nos cogió con la exposición sobre el quinto centenario del viaje de Elcano y hay una serie de obras en el museo que requieren unas determinadas condiciones de humedad y temperatura, así que hay que estar pendiente todo el rato del sistema de climatización», dice. El director del Itsas Museoa, que es también responsable del departamento de investigación histórica de Albaola, aprovecha el confinamiento para ponerse al día con tareas pendientes. «Es un buen momento para rematar ese trabajo al que nunca le podías dedicar demasiado tiempo o para ponerte al día con compromisos adquiridos que siempre se quedaban en el cajón», admite.
Entre esos trabajos a los que ahora puede prestar atención figura una aproximación histórica al conocido como barco medieval de Newport, un pecio del siglo XV de origen vasco hallado 2002 en el fondo del río que atraviesa la ciudad galesa. Alberdi, que ha visitado varias veces los restos de aquel navío, contextualiza las circunstancias que hicieron posible que un mercante fabricado en el litoral vasco hacia 1449 terminase hundiéndose dos décadas más tarde en un puerto británico. Una de las novedades de su estudio, adelanta el historiador, es que los análisis dendrológicos avalan que la madera procedía de robles de la zona alavesa de Campezo.
Familiarizado con el pasado, Alberdi no puede evitar hacer una comparación entre la situación actual y la que encaraban nuestros antepasados. «Es cierto que siempre que había que hacer frente a una enfermedad la respuesta era el aislamiento, pero la humanidad nunca había conocido unas medidas tan radicales. Las sociedades contemporáneas han construido un mundo aparentemente tan seguro que en cuanto vemos que nuestro bienestar se empieza a tambalear nos dejamos arrastrar por el pánico. En tiempos de nuestros abuelos se convivía con la viruela y con la tosferina con naturalidad, se asumía que la vida era así y que te podía tocar. A nosotros -añade- nos cuesta muchísimo asimilarlo y por eso aceptamos medidas como paralizar cualquier actividad productiva que nunca se habían tomado hasta ahora. Cuando la peste diezmó a la población de Europa en el siglo XIV hubo mucho sectores económicos que se pararon, pero no por precaución sino porque la mortandad era tal que no había forma de reclutar mano de obra».
Peste y pulgas
La cuarentena, un término que ha cobrado vigencia en las últimas semanas, es una concepto vinculado a la especialidad de Alberdi, la historia marítima. «Surgió durante la peste negra de 1348, que llegó a Europa de la mano de un barco genovés que había estado en Asia menor. Recaló en Mesina y luego en Génova, donde se produjeron los primeros casos de una pandemia que se expandió por todo el continente. La propagación era por las pulgas, que saltaban de una persona a otra porque no había higiene. Lo de la cuarentena viene porque se descubrió que el tiempo que se tardaba en manifestar los síntomas de la peste era de unos 40 días. Si los tripulantes de un barco aguantaban 40 días sin dar señales de que estaban enfermos era señal de que no estaban contagiados y podían por tanto bajar a tierra».
Aunque el Itsas Museoa está cerrado, Alberdi dedica una parte de su tiempo a programar actividades para su página de internet. También mantiene contactos para anticipar la programación del museo cuando pueda volver a abrir sus puertas. Especial atención presta a la que está llamada a ser una de las exposiciones del año, 'El viaje más largo: la primera vuelta al mundo', que iba a abrir sus puertas en junio en el museo de San Telmo después de haber cosechado un rotundo éxito de público en Sevilla. «Se trata de una muestra que ha estado desde el pasado septiembre en el Archivo de Indias y que iba a venir en junio a San Telmo. El Itsas Museoa va a participar exhibiendo uno de los apéndices de la exposición, que probablemente se retrasará hasta mediados de verano. La idea -añade Alberdi- es abrirla a finales de julio o principios de agosto».
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