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La aplaudida reflexión de Karlos Arguiñano: «En el mundo mandan los malos, en todos los sitios»

La profunda reflexión de Karlos Arguiñano: «En el mundo mandan los malos, en todos los sitios»

El popular cocinero de Zarautz habló sobre los problemas más acuciantes de nuestra sociedad: las guerras, el hambre y la indiferencia hacia quienes menos tienen

L. G.

Viernes, 13 de diciembre 2024, 10:56

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Karlos Arguiñano fue el jueves el protagonista en El Hormiguero. El carismático cocinero de Zarautz dejó por un momento las recetas y los chistes para hablar de los temas que más le preocupan como ser humano. Sus palabras, cargadas de emoción y sinceridad, fueron una llamada a la reflexión sobre los problemas más acuciantes de nuestra sociedad: las guerras, el hambre y la indiferencia hacia quienes menos tienen.

«Lo que más me preocupan son las guerras», confesó Arguiñano, con el peso de la experiencia que le dan sus casi 77 años. «Es imposible pararlas, ya me he dado cuenta… En el mundo mandan los malos, en todos los sitios. Y entonces no hay manera de arreglarlo».

El cocinero guipuzcoano expresó con crudeza su desolación al constatar que, pese al paso del tiempo, los conflictos armados no solo persisten, sino que perpetúan el sufrimiento de los más vulnerables: los jóvenes soldados y los inocentes. «Si los que murieran fueran los jefes de los ejércitos, pero no, no, eso no cascan. Cascan los chavales de 20 años, de 18, que no querían ir a la guerra pero les mandan ir».

Karlos Arguiñano no se limitó a hablar de las guerras, sino que conectó este flagelo con otro que lo afecta profundamente: el hambre. «Yo que me dedico a cocinar todos los días… nunca me falta lo que a tu hermana no le gusta, una cebolla, unos ajos, joder. Un plato de patatas a la riojana caliente. Que la gente no tenga eso para comer, con lo que se gasta en armamento, es incalculable». Para el chef, resulta incomprensible que el dinero invertido en armas no se redirija a erradicar el hambre, un problema que considera «insufrible».

Sus reflexiones alcanzaron un tono especialmente crítico al hablar de la desigualdad y la indiferencia. Arguiñano lamentó que muchos persigan una vida de lujo y comodidad mientras ignoran a los que carecen de lo más básico. «Hay gente que no tiene nada, y no se acuerda nadie del que no tiene nada. Es más, molesta, porque igual se ha tumbado cerca de tu casa, con unos cartones».

Arguiñano sobre la pobreza: «¿Y esto no hay forma de arreglarlo?

Karlos Arguiñano recordó su impacto al ver por primera vez personas durmiendo en la calle durante un viaje a Nueva York, una experiencia que lo marcó profundamente. «Con todo lo que tienen los americanos, y ahí estaban: padre, madre y tres niños, con unos cartones a tres grados. Y claro, yo digo, ¿y esto no hay forma de arreglarlo?».

En un mundo que parece no encontrar soluciones a estos problemas, Arguiñano se muestra pesimista, pero no indiferente. Su mensaje, tan humano como contundente, resuena como una llamada a la solidaridad y al compromiso. A través de sus palabras, nos recuerda que, aunque no siempre podamos cambiar el curso de la historia, podemos hacer la diferencia con pequeños gestos, pensando en los demás y actuando con empatía. «Este ser humano es Karlos Arguiñano», concluyó el presentador, en un guiño al bonito mensaje lanzado por el de Zarautz.

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