La retirada parcial de los andamios descubre la 'nueva' torre del Buen Pastor
La catedral incorporará una novedosa iluminación con la próxima instalación de 223 focos led
Como si de un regalo se tratase, los donostiarras empiezan a descubrir el nuevo aspecto de la torre del Buen Pastor con la desaparición de ... una parte del 'envoltorio' que la ha tenido oculta durante más de un año. La retirada parcial de los andamios de la parte superior permite contemplar una catedral con la fachada más clara después de la limpieza sistemática llevada a cabo en la restauración acometida en los últimos meses. La intervención, cuyos trabajos han quedado paralizados como consecuencia de las nuevas restricciones, culminará con la instalación de una nueva iluminación compuesta por 223 focos led.
El 'redescubrimiento' del Buen Pastor se está realizando de forma escalonada. Los andamios que recubren la torre no se van a retirar de la noche a la mañana. La impresionante estructura de tubos y pasillos que 'adorna' desde hace más de un año la catedral donostiarra está siendo desmontada por fases para facilitar por un lado la colocación de los nuevos puntos de luz y adaptarse por el otro a las limitaciones en los trabajos impuestas por la crisis sanitaria. La tarea, que a primera vista se antoja sencilla, tiene su complejidad dado que la estructura que recubre la torre tiene poco que ver con un andamio convencional.
La empresa Ulma, encargada de la instalación, desvela que el andamiaje completo del Buen Pastor tiene un peso de unas 130 toneladas cuando el de un edificio común no suele pasar de las 18-20. Los brazos y los pies que conforman la estructura suman más de diez kilómetros y los pasillos que se sostienen sobre ellos alcanzan los 3.000 metros. En definitiva, un complicado mecano que en su primera etapa llegó hasta la aguja de la torre, que con sus 75 metros es una de las construcciones más altas de Gipuzkoa, y que se ha llevado nada menos que el 20% del presupuesto de la obra.
Si en agosto se retiró el vértice de la estructura y se dejó al descubierto el pináculo superior de la torre, lo que se ha desmontado en las últimas semanas es la parte central del andamiaje. Antes, eso sí, se han colocado casi la mitad de los 223 nuevos focos led encargados de iluminar la fachada de la catedral. «Los focos van dispuestos en once alturas y ya se han completado las 3 alturas superiores, que concentran el 50% de los nuevos puntos de luz», precisa Aitor Zubia, arquitecto responsable de la restauración junto a sus compañeros Xabier Zabala y Uzuri Larrañaga, del estudio Zetabi Arkitektura, de Bergara.
La instalación lumínica tendrá un coste de 400.000 euros y será costeada por el Ayuntamiento. El Buen Pastor es uno de los hitos turísticos de San Sebastián y también su edificio más fotografiado. El consistorio se encargará además de común acuerdo con el Obispado de la gestión de las visitas a la torre, una de las grandes novedades que comportará su restauración. De momento no hay una fecha concreta para la apertura al público aunque se trabaja con la idea de hacerlo para la próxima temporada estival.
Como tantas otras cosas, la conclusión de los trabajos dependerá de la evolución de la crisis sanitaria. «En cuanto se terminen de colocar las luces se retirará la parte inferior de lo andamios y se podrá apreciar el nuevo aspecto del Buen Pastor», apunta el arquitecto Zubia.
Campanas afinadas
La restauración no solo ha devuelto a la piedra arenisca de la torre su color original, sino que ha reforzado de forma sustancial su estructura y ha incorporado nuevos elementos como una espectacular escalera de caracol y nuevos bastidores para las diez campanas de la catedral, que también han sido limpiadas y afinadas en un taller de Cáceres. Uno de los trabajos claves de la intervención, que ha sido llevada a cabo por la empresa donostiarra Teusa, ha consistido en la sustitución de los forjados que sostienen la estructura de la torre.
«De los ocho que hay -indica el arquitecto Zubia- se han sustituido los cinco que estaban en lo más alto, que eran los más deteriorados por su exposición al agua, y se han conservado los tres de la parte inferior, que se conservaban mejor porque están más resguardados». Las nuevas estructuras combinan la madera y el metal y equipan un sistema para canalizar el agua de la lluvia que entra en la torre, algo que hasta ahora no existía.
El elemento estelar es la nueva escalera de caracol que traslada al visitante de la planta tercera de la torre, a 25 metros de altura, a la octava, que está a 50 metros y que acoge las campanas de la catedral. Esta estructura de 125 peldaños ha sido construida por la empresa Eima de Urretxu y es la que va a hacer posible que la torre reciba visitas. «La escalinata anterior era muy estrecha y no reunía las condiciones mínimas de seguridad para el acceso del público», apunta el arquitecto Zubia.
La obra, que ha tenido un coste de 1,7 millones, ha sido sufragada con aportaciones del Gobierno central (50%), Diputación de Gipuzkoa (25%), Ayuntamiento de San Sebastián (12,5%) y Diócesis (12,5%).
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