Las diez noticias clave de la jornada
Listos para tocar. Aitor Zabala, Izaro Villoria, Aitziber Esuain y Ander Bruschi. Arizmendi
Música

Violines, nervios y archivos de vídeo

Veinticinco jóvenes estudiantes de música han pasado este mes las pruebas para incorporarse como titulares a la Joven Orquesta de Euskal Herria

Alberto Moyano

San Sebastián

Lunes, 27 de mayo 2024, 07:06

Más de doscientos músicos de hasta 25 años se presentaron a comienzos de mes a las pruebas que la Euskal Herriko Gazte Orkestra (EGO) ofertó ... para completar veinticinco plazas vacantes en su formación. Los seleccionados guipuzcoanos se suman así a quienes ya llevan años en la formación: desde los percusionistas Oier Cáceres -donostiarra- y Telmo Gorrotxategi -irunés-, que estudian en Amsterdam, hasta la violinista bergaresa Maitane Suinaga y el clarinetista lezotarra Oihan Espina, alumnos del Conservatorio Superior de Navarra. En este reportaje, tres de los nuevos miembros de la EGO explican su experiencia en la prueba de admisión y las expectativas con las que llegan a la formación, y un cuarto músico que pasó por el trance hace dos años relata también su vivencia. Todos coinciden: tocar en la EGO puede ser el mejor camino para llegar algún día a profesionalizarse en una orquesta y vivir de la música.

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Aitor Zabala, Tolosa (21 años) Percusión

«Me lo curré, quería hacer la prueba con fundamento»

El itinerario académico de este tolosarra es bastante común al de otros jóvenes instrumentistas vascos. «Ya desde pequeño empiezas con la EIO (Euskadiko Ikasleen Orkestra/Orquesta del Alumnado de Euskadi) y según pasan los años, tienes como referente a la EGO. Al margen de que en navidades suele ofrecer un concierto en Tolosa, ves que amigos y conocidos entran en su formación».

Aitor Zabala consideró que éste era el año de presentarse «porque vi que igual podía entrar y lo he conseguido a la primera. Igual he tenido suerte o no sé». Pero al margen de la fortuna, detrás hay muchas horas de trabajo que, en su caso, pasan por dominar los diferentes instrumentos que se agrupan para la denominación genérica de 'percusión': timbal, caja, xilófono, lira, pandereta, triángulo, castañuelas, bombo y platos. «En una orquesta te puede tocar cualquiera y debes demostrar que los dominas todos».

En su caso, admite que «se presenta gente muy buena», pero añade: «Me lo curré porque quería hacer la prueba con fundamento». Al igual que en el caso de sus compañeros, el examen consistió en enviar un vídeo con su interpretación de distintos pasajes orquestales «de cierto grado de dificultad pertenecientes a diferentes obras musicales» y también de una composición que en el caso de la percusión era de marimba de tres minutos bastante técnicos».

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Alumno de segundo curso de percusión en Musikene, llegó al centro «con la idea de que sería más duro, pero luego le vas cogiendo el punto. Ahora estudio bastantes horas, pero ya más tranquilo. Es lo que me gusta, así que para adelante». Su objetivo en la EGO es «ganar una experiencia en tocar en una orquesta que me pueda servir para coger callo y conocer nuevos compañeros». De cara al futuro, admite que le gustaría entrar en la Euskadiko Orkestra, «pero es muy difícil hoy en día conseguir una plaza, al menos de percusión, porque hay pocas y se presenta mucha gente tanto de España como de fuera». En cualquier caso, ver que ha sido seleccionado con la Euskal Herriko Gazte Orkestra le ha generado un torbellino de «alegría», extensible a su familia y a sus compañeros de Musikene.

Ander Bruschi, Donostia (21 años) Violinista

«En Musikene la competencia es la justa para motivarte»

El caso de Ander es algo diferente al del resto de los participantes en este reportaje porque lleva ya dos años como músico titular de la EGO tras su admisión en 2022. «Me presenté porque siempre me ha gustado tocar en orquesta ya desde que estuve en la EIO. El siguiente paso era la EGO». Estudiante del tercer curso de los cuatro que conforman la carrera de violinista en Musikene, asegura estar más que satisfecho tanto con la profesora como con sus compañeros. «No existe una competencia muy dura entre nosotros, sólo la justa como para motivarte».

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De la prueba para entrar en la EGO, recuerda que «lo más duro es grabarte con una cámara». Explica que «en una audición, si cometes algún fallo, pasas y sigues con la interpretación. En cambio, en una grabación ves que se enciende el botón rojo, empieza a grabar y a la mínima que falles, tienes que volver a empezar. Es más meticuloso. Tienes que grabarlo mejor y más claro ya que tienes más oportunidades para repetir la interpretación». En su caso, fue su padre quién pulsó el botón de play.

Una vez grabadas las distintas interpretaciones, llega otro paso complicado, como es elegir la mejor versión «porque en una igual fallas en un punto, en otra quizás no ejecutas bien el final... Es complicado. Además, en un auditorio quizás la acústica te lo adorna todo un poco, pero en una grabación se escucha todo clarísimo, ruidos, fallitos...»

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Aquello ya pasó y ahora «estoy genial en la EGO. Hay buen nivel, sobre todo con los profesores que vienen para los parciales. También con los compañeros y con el director. Acumulas una buena experiencia». En lo que respecta al futuro, lo ve «complicado» porque «en las orquestas hay mucho nivel, al menos para violín». Sus planes pasan por hacer un master cuando concluya su paso por la EGO y a partir de ahí, enviar su currículum. «La Euskadiko Orkestra sería lo ideal, pero es difícil».

Izaro Villoria, Irun (16 años) Violista

«Comprobé que tocar en orquestas me gusta mucho»

Procedente del Conservatorio de Irun, es una de las componentes más jóvenes de la orquesta y eso que ya el año pasado consiguió plaza como suplente. «Me gustó mucho la experiencia. Ahora decidí presentarme para ver si había suerte y me cogían de titular porque tras pasar también por la EIO, comprobé que tocar en orquestas me gusta mucho».

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De hecho, más que hacerlo en solitario y esto es algo que comparte con otros compañeros por aquello de gestionar la tensión. «Cuando toco sola me pongo muy nerviosa. Prefiero hacerlo en grupo. Los nervios se controlan más. Es bueno tenerlos un poco, pero en exceso, no».

De su experiencia como suplente el año pasado, guarda muy buen recuerdo y el hecho de que fuera una de las componentes más jóvenes no le afectó nada. «Te trataban igual», señala. «Fui tranquila, me lo pasé muy bien y aprendí mucho». En su caso, estuvo presente en cuatro conciertos que la EGO ofreció en verano e invierno.

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Ahora, asegura que sus expectativas eran «quizás que me seleccionaran otra vez como suplente, pero no esperaba conseguir la plaza porque se presenta mucha gente». Sin embargo, sí fue seleccionada, algo que atribuye a «haber estudiado durante muchas semanas bastantes pasajes» y específicamente, «la obra que te piden que presentes», que en su caso fue el 'Concierto para viola' de Hoffmeister.

Aitziber Esuain, Irun (20 años) Violinista

«Los nervios nunca se me irán, pero espero controlarlos»

Para esta alumna de primer año de Musikene, «la EGO es un referente» entre los músicos del País Vasco. «Has tenido amigos que han pasado por ahí y como siempre me ha encantado tocar en orquesta, me presenté por primera vez el año pasado y me cogieron como suplente». Este año, lo ha conseguido como titular.

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Reconoce que el Centro Superior de Música del País Vasco «es muy exigente y duro, pero como es lo que me gusta, estoy muy contenta de tener esta oportunidad. He tenido mucha suerte porque en clase somos ocho chicas y hemos hecho muy buen grupo. Nos llevamos superbién, nos apoyamos mutuamente y eso al final es una gran ayuda. En cualquier ámbito lo sería, pero aquí es algo que necesitas de manera especial».

En su prueba de admisión en la EGO, Esuain grabó «la exposición del 'Concierto para violín número 3' de Mozart y dos pasajes orquestales que pedía la EGO, uno de Mendelssohn y otro de Beethoven. Al no ser muy largos, tienes que fijarte mucho en los pequeños detalles y creo que lo hice bien», señala. Del resultado, está más que satisfecha ya que considera que «los vídeos que mandé estaban bien preparados y cuando uno trabaja, eso se refleja».

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De su paso por la EGO espera «aprender mucho porque viene gente profesional a enseñarnos y, sobre todo, disfrutar porque es una orquesta joven en la que compartes muchos momentos con gente que disfruta de lo mismo». Su objetivo es «dedicarme profesionalmente a tocar en orquestas», aunque comparte con sus compañeros que «es muy difícil. Con todo, no hay que dejar de intentarlo. Tengo claro que todo esto ayuda a formarse mejor para lo que venga en el futuro».

También coincide en que las actuaciones en directo, mejor si son como parte de una orquesta. «Me suelo poner muy nerviosa. Creo que los nervios nunca se irán, pero espero que con el tiempo llegue a controlarlos. Es muy diferente tocar sola. En una orquesta disfruto muchísimo más porque la gente no está pendiente de mí», señala.

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Rubén Gimeno. Lobo Altuna

«Lo más complicado no es tocar bien, sino integrarte en el equipo»

A razón de dos centenares de aspirantes al año, los encargados de seleccionar a los candidatos a formar parte de la Joven Orquesta de Euskal Herria han desarrollado ya un 'ojo' muy entrenado a la hora de detectar a los más idóneos. «Lo complicado no es tocar bien, sino integrarte en el equipo. En esto, una orquesta funciona parecido a un deporte», señala el director técnico de la EGO, Rubén Gimeno. En este punto, resulta crucial la prueba que los aspirantes realizan a partir de obras del repertorio orquestal «porque es ahí donde puedes ver el grado de madurez y si está más o menos enfocado a trabajar en el grupo».

Fundada en 1997, la Euskal Herriko Gazte Orkestra cuenta aproximadamente con 103 músicos titulares y unos 60 suplentes, todos menores de 26 años. «Lo que más aprecio de estas pruebas es la oportunidad de descubrir talento teniendo siempre en cuenta de que estamos hablando de edades de formación. Nos fijamos en las cualidades positivas de cada intérprete, el resto viene con el tiempo y el estudio», señala.

Si algo destaca Gimeno de los últimos tiempos, es la evolución positiva del sistema educativo. «Cada vez llegan mejor formados y a edades más tempranas. Antes podías encontrarte con buenos intérpretes de 24 años. Ahora llegan ya con una madurez asombrosa a los 19 ó 20», concluye el responsable de la Joven Orquesta de Euskal Herria.

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