Entrebescant
El Cid Campeador inspira el último concierto del ciclo de música antigua este sábado en el museo San Telmo, a cargo de un cuarteto instrumental
Cuatro jóvenes intérpretes e investigadores unidos por el interés en el patrimonio medieval y tradicional español protagonizan este sábado la última cita del ciclo de ... música antigua, en San Telmo. Entrebescant ofrece un programa titulado 'El cantar del destierro: música para la ruta del Cid Campeador' para celebrar el 975 aniversario del nacimiento de Rodrigo Díaz de Vivar.
– ¿Es la primera vez que actúan en la Quincena Musical?
– Sí, y estamos muy contentos y agradecidos. Estamos a punto de anunciar el lanzamiento de nuestro primer disco con el programa que interpretaremos esta tarde y esperamos aprovechar el concierto para empezar a difundirlo.
– ¿De dónde viene el nombre de Entrebescant?
– Tomamos la palabra de un poema del trovador occitano Bernart Martí donde aparece la palabra 'entrebescant', que significa entrelazar. En uno de sus versos se lee: «que así voy entrelazando, las palabras y el sonido afinando...» Precisamente, esa es nuestra intención como grupo: entrelazar palabra y música, tejer un diálogo entre el pasado y el presente. No se trata solo de tocar las piezas musicales, sino de darles contexto y sentido, para tratar de traer a nuestros días personajes e historias de tiempos remotos cuyas vidas provocan reflexiones para el presente.
– ¿Qué les llevó a especializarse en la música medieval de la Península Ibérica?
– Todos hemos crecido en entornos que mantienen una estrecha relación con la tradición y el folclore y comenzamos a interesarnos en los repertorios medievales durante nuestros estudios. Nos gusta buscar los tesoros que se han perdido en el camino que llevó los romances, los cantares y los bailes a las memorias de nuestras familias y dar voz y sonido a historias y melodías que identificamos con nuestro paisaje. En cualquier caso, hay otros repertorios que nos gustaría afrontar. Preparamos ahora un programa centrado en polifonías de los siglos XIV y XV. Es un mundo sonoro radicalmente distinto al que presentamos este sábado y tenemos muchas ganas de explorar nuestras posibilidades en él.
«La música medieval no tiene agrupaciones definidas y en nuestro caso lo que mejor funciona es el cuarteto»
– ¿Por qué una formación de cuarteto para elaborar este tipo de música?
– La música medieval no tiene agrupaciones definidas y en nuestro caso las cosas surgieron así. Entrebescant nació en el conservatorio guiado por la curiosidad por el lenguaje musical de la Edad Media. Cuando acabamos los estudios, decidimos profesionalizar nuestra actividad, probamos cómo funcionábamos con distintas formaciones y el cuarteto fue la que mejor resultado dio, tanto en lo musical como en lo personal. Abarcamos una amplia variedad instrumental y vocal, nos queremos mucho, nos llevamos muy bien y disfrutamos de vivir juntas este proceso.
– Además de la voz, utilizan instrumentos como la zanfona, las flautas, la fídula, el rabel, el arpa y la percusión. ¿Cómo funciona esta combinación tímbrica?
– Cada uno de los instrumentos aporta un color especial al conjunto y nos lleva a descubrir y explorar sonoridades diferentes y contrastantes, desde las más delicadas hasta las más enérgicas. Nuestro amplio abanico de instrumentos, que esperamos seguir enriqueciendo, nos permite crear una variedad tímbrica que pocas veces se puede escuchar en otros conciertos de música de cámara. Para nosotros, es una de las virtudes de trabajar estos repertorios. La variedad de instrumentos de una misma familia nos permite jugar mucho y crear constantemente nuevos universos sonoros.
– ¿Cómo es, a rasgos generales, el espectáculo que ofrecen este sábado?
– Hemos querido representar un viaje por la Iberia medieval. Recitamos una selección de versos de la primera parte de 'El Cantar del Mío Cid', y los 'entrelazamos' con música medieval y de tradición oral procedente de los lugares por los que discurre su ruta. El castellano medieval con el que damos voz a la leyenda se entrecruza con melodías de origen burgalés, andalusí u occitano, de tradición religiosa y profana, oral y escrita. Es un concierto dinámico, con mucho cambio de instrumentación y de energía. Además, después de cada concierto nos gusta quedarnos sobre el escenario para que el público pueda acercarse a ver los instrumentos o hablar con nosotros. Es un momento gratificante porque nos permite compartir nuestro cariño por nuestro trabajo y tener un trato más cercano con quienes acuden a escucharnos.
«El gran atractivo es descubrir y compartir sonidos y repertorios que llevan siglos en silencio»
– ¿Qué buscan con este crisol de estilos que ha comentado?
– Queremos mostrar la riqueza cultural de la Península Ibérica, donde convivían y conviven este sábado diferentes tradiciones musicales que, lejos de ser estancas, se influencian constantemente. Durante la Edad Media esta mezcla era algo natural, puesto que la música viajaba con las personas y las fronteras culturales eran muy permeables. Además, en la península convivían las tradiciones cristiana, árabe y sefardí. Nuestro programa refleja esa diversidad aún presente en nuestra tradición y explora los nexos entre sus distintas expresiones.
– ¿Cuáles son los principales alicientes y dificultades de la recreación de música tan antigua?
– El gran atractivo es descubrir y compartir sonidos y repertorios que llevan siglos en silencio. Asimismo, esto se convierte en la mayor dificultad. Muchas veces la música nos llega incompleta, o en una notación que no se sabe leer con certeza. Hay un trabajo de investigación y de reconstrucción que requiere tanto rigor histórico como creatividad. Es un trabajo fascinante descubrir, recomponer e imaginar lo que podrían haber sido aquellas melodías. Da espacio a mucho juego tímbrico, a la improvisación, a la variedad de estilos... Es una música muy divertida de hacer.
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