El maestro que desconcierta: Dylan abre en Madrid la gira que le traerá al Kursaal
Sin cantar sus temas más conocidos, sin fotos y sin saludos, el músico entusiasma a la mayoría y defrauda a los más críticos
¿Fue otro concierto de leyenda o el aburrido show de un señor de 82 años? Lo evidente es que Bob Dylan sigue sin dejar ... indiferente a nadie. El músico abrió el miércoles en Las Noches del Botánico de Madrid la gira que le traerá al Kursaal los días 19 y 20, y resultaba este jueves divertido leer las reacciones de los espectadores y críticos. Desde «otra lección artística» que muestra su salud creativa hasta «un huraño que no se dignó a cantar sus temas conocidos».
«105 minutos en los que no dijo ni hola ni adiós. Masculló tres o cuatro 'gracias'. No sonaron ninguno de sus clásicos. Tampoco sopló su emblemática armónica. Exigió que le pusieran el piano (el único instrumento que tocó) a cuatro metros. Y fue brillante». El diario 'El País' resumía así la noche. Otro de sus críticos, Fernando Navarro, escribía un tuit de madrugada: «Es tarde. Deambulo por Madrid y las calles están mojadas. Me gustaría tener palabras para definir el concierto de esta noche de Bob Dylan. Ha sido tan brutal que ha roto cualquier esquema. Me maravilla tanto que a los 82 años haya tanta dignidad y amor por el oficio... Qué gloria».
¿Más? Periódico Abc: «Bob Dylan se acercó tambaleándose al borde del escenario y observó casi retador al público. Ni levantó la mano. Y se metió entre las sombras de donde, algún día, ya no saldrá». En El Cultural: «No era una noche para nostálgicos de Bob Dylan, pero la fiesta no se aguó. De negro, ocupando el centro del escenario rodeado de cinco músicos, la mediocridad no entra en su glosario». Peio Riaño resumía su opinión contraria así: «Recuerda que tu día podría haber empeorado si hubieras ido al concierto de Bob Dylan».
¿Los hechos? Con retraso, a las 21.45 horas, el músico subió al escenario del Jardín Botánico junto a su banda, todos de negro, para dar inicio en España a su gira 'Rough and Rowdy Ways', con la que recorre el mundo desde noviembre de 2021. Empezó a ritmo de la versión de 'Watching the River Flow' de su reciente publicación 'Shadow Kingdom' (2023). Unas 2.200 personas llenaban el recinto. Las entradas variaban entre 80 y 220 euros. El público dejó los teléfonos en bolsas precintadas. En el repertorio, hasta nueve de las diez canciones del último álbum en una velada con 17 piezas. Concesiones a la nostalgia con 'When I Paint My Masterpiece' (1971), y cierre con 'Every Grain of Sand', de su álbum 'Shot of love' (1981).
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