«Me gustaría experimentar, pero tengo camino que recorrer»
Entendiendo la música como un «aprendizaje continuo», Ruper Ordorika sigue de cerca la evolución del sector. No cierra la puerta a experimentar, pero todavía se ve con recorrido en el rock.
- Se le nota la pasión por su oficio, ¿cómo se mantiene la llama tras casi 45 años?
- No lo sé (se ríe). Tengo compañeros con mucho talento que un día decidieron no tocar más. No creo que sea cosa de talento, quizá es porque soy muy terco. Vas buscando ordenar tu desorden, sacar de ti eso que escuchas. Es un aprendizaje continuo. Estás en ello y ahora además con los medios técnicos vemos a grandes estrellas por encima de 'nosecuantos' años tocando.
- ¿Se ha dado más libertad creativa?
- Creo que hay que trabajar tus ideas e intuiciones y estar muy abierto. Me cuesta proyectar en nuevos grupos y sonidos. Estamos en un cambio extraordinario muy ligado a la tecnología que traerá cambios en los gustos musicales y no solo generacionales, también en la forma de escuchar música. Trato de estar, pero mi cuerda sigue tirando. Siguen apareciendo cantidad de cosas y el progreso, que es muy veloz, trae cosas totalmente inesperadas. La evolución de la tecnología va a abrir otros mundos como lo hizo la aparición del micrófono o la guitarra eléctrica.
- Toda esa tecnología ha traído otros estilos. ¿Ha tenido tentación de experimentar?
- Me gustaría experimentar, pero tengo que recorrer mucho camino todavía. Para mí estar con otros cuatro músicos tocando en directo es algo que no tiene parangón, es extraordinario. Oigo producciones impresionantes, impensables, y me gustaría. Frank Zappa tenía que escribir partituras para toda la Filarmónica de Londres cuando hacía sus locuras, pero ahora todo eso viene hecho y llegas a otros procesos.