Garry Tallent y Nicki Germaine: «No iría a un concierto de estadio»
«En 1974 sentíamos que debíamos demostrar algo, ahora nos aplauden antes de empezar», señala el músico de Bruce Springsteen, que promociona el libro de imágenes de su mujer, la fotógrafa Nicki Germaine
«Ahí tenía más pelo», bromea Garry Tallent al contemplar una de las fotografías incluidas en 'Springsteen: Liberty Hall', el libro de fotografías que su ... ahora mujer, Nicki Germaine, tomó en marzo de 1974 en Houston durante cuatro noches de actuaciones que Bruce Springsteen ofreció junto a una primitiva The E Street Band, que aún ni se llamaba así. Pero el actual bajista del grupo ya estaba ahí. El libro, del que su autora firmará ejemplares el lunes en la librería Zubieta, sirve de excusa para que la pareja ofrezca una entrevista a DV. En ella repasa la historia de una banda que pasó de vivir diez años sin apenas ingresos a tocar en recintos multitudinarios. «Nunca iría a un concierto en un estadio», confiesa un tímido Garry Tallent al que efectivamente es difícil imaginar de público masivo y que, en la entrevista -como en el escenario- prefiere permanecer en un segundo plano y ceder el protagonismo a otros, en este caso, la propia Nicki Germaine.
– Estas 95 fotografías de 1974 nos hablan del paso del tiempo, uno de los temas centrales de esta gira.
– Nicki Germaine: echo mucho de menos a Clarence (Clemons, fallecido en 2011) y Danny (Federici, fallecido en 2008). También a David Sancious y a Ernest Carter, pero es otra cosa.
– Garry Tallent: antes de conocer a Bruce, conocí a Danny en los años sesenta. Y a Clarence le conocí cuando tocaba en un grupo de músicos negros. Entró como sustituto, pero era tan abierto que nos hicimos amigos inmediatamente y ya tocó en el primer disco de Bruce.
– Cuando Garry se ve en estas fotos, ¿se reconoce en el que a día hoy sube al escenario?
– G. T.: No. Si guardas recuerdos de los sesenta y de los setenta es que no estuviste ahí (risas). En serio: tengo recuerdos de aquellos conciertos en Texas, sobre todo del público, porque claro, era Texas y eso era como ir a otro país.
– N.G.: Los dos primeros discos no habían tenido mucho éxito y Columbia Records quería dejarles ir.
– G. T.: Era una pelea constante con el mánager, Mike Appel, porque no había nada de pasta. El precio de entrada a uno de nuestros conciertos era de tres dólares. Todos los días teníamos pelea. Pensábamos: '¿Qué cojones estamos haciendo?'.
– Y sin embargo y a pesar de la pobreza, ¿hay algo que eche de menos de aquella época frente al gran monstruo del show que es todo esto?
– G. T.: En 1974 teníamos el sentimiento de que debíamos demostrar algo para ganarnos al público y hoy nos están aplaudiendo antes de empezar.
– En su caso, parece que es uno de los miembros de la banda más respetado por el propio Bruce...
– G. T.: Me quiere porque he durado mucho tiempo en la banda.
– ¿Se siente cómodo en ese discreto segundo plano, frente a otros miembros de la banda, que cuentan con momentos para el lucimiento?
– G. T.: La gente piensa que soy 'cool', pero no lo soy. Tengo nervios durante todo el concierto. Sufro miedo escénico, pero como es mi estado natural ya estoy acostumbrado.
– Nicki, ¿aún fotografía conciertos de Springsteen?
– N. G.: Amo hacer fotos, pero no me interesa hacerlas en las giras. Ya están Pamela (Springsteen) y Rob (de Martin) para hacer fotos. No voy a hacer ningún otro libro. Cuando hice estas fotos, tampoco tenía intención de hacer éste, era un proyecto artístico. Bruce quiere mucho a la formación que le acompañaba en 1974. Cuando las vio por primera vez, estaba actuando en Broadway y dijo que le hubiera gustado haber tenido más tiempo con esta banda, pero algunos dejaron el grupo, en el caso de David (Sancious) con un contrato. Ahí entraron Roy (Bittan, pianista) y Max (Weinberg) y pasaron a llamarse The E Street Band. Y la revista Rolling Stone compró la única fotografía que vendí de esta serie. El resto se quedaron guardadas en mi casa. Si ahora las he sacado a la luz es porque alguien de Rolling Stone llamó a Garry porque quería una foto de esa época. Y a partir de ahí, surgió el libro.
– ¿Qué ha ganado y qué ha perdido The E Street Band en este siglo respecto a la etapa anterior?
– G. T.: Obviamente, la pérdida fue la muerte de Danny y Clarence. Cuando falleció este último estuvimos a punto de disolver el grupo, no sabíamos qué hacer. Fue casi el fin. Sin embargo, llegó Jake (Clemons, sobrino de Clarence) y como los fans estaban contentos con él, decidimos seguir.
– Y entre las salas de conciertos y los estadios, ¿qué se quedó por el camino?
– G. T.: Se ha perdido intimidad, pero aún así la podemos encontrar dentro de la multitud. Cuando actúas delante de 60.000 personas y encuentras esa intimidad, es un sentimiento increíble.
– ¿Y el placer por la música?
– G. T.: Cuando estoy en el escenario, yo estoy echando carbón a la máquina para mantener la tensión.
– Y Nicki, ¿cómo lo ve?
– A mí me gustan los conciertos en sitios pequeños. Vivimos en Nashville y solemos ir a actuaciones en teatros pequeños. En los conciertos yo me siento junto a la mesa de mezcla. Una vez apareció allí The Edge, de U2, para aprender de Bruce y de todos los demás. Y eso me flipa.
– ¿Irían a un concierto en un estadio?
– G. T.: No. Y si todos fueran como yo, mal asunto porque no suelo mover los brazos al unísono de la multitud, ni tampoco canto junto a todo el mundo. No soy ese tipo de público.
– N. G.: Yo, lo mismo que él. Lo que es increíble cuando tocas para 60.000 personas es que ves generaciones enteras: el nieto, el padre y el abuelo, y se conocen todas las letras de las canciones.
–El rock no se hizo para estadios...
– G. T.: Estoy de acuerdo con usted. Cuando Bruce salió en las portadas de Time y de Newsweek no teníamos un duro. Nada. Y sin embargo, 'Born to Run' estaba en el número 1. Empezamos a ganar dinero en la gira de 'The River' (1980) y para entonces ya llevaba diez años tocando.
– N. G.: Entre 1975 y 1978, cuando estábamos en juicios, no tenían dinero, pero la lealtad y las ganas de seguir juntos eran tremendas. Y Stevie (Van Zandt) nos consiguió algunos pequeños contratos para actuar.
– Garry, ¿qué tal es la convivencia durante la gira con el resto de los miembros de la banda? Igual están cansados de verse...
– G. T.: Muy buena. Pasamos mucho tiempo juntos porque sólo nos tenemos los unos a los otros, no hay más. El resto del equipo siempre está trabajando. Cuando no estamos de gira, no estamos juntos, claro.
– ¿Qué planes tiene para su estancia donostiarra?
– G. T.: He venido acompañado de mi hija y mi nieto. Iremos a la playa, al Aquarium, comeremos bien y ejerceremos de turistas. Disfrutaremos de San Sebastián, que me gusta mucho. Todos estamos muy emocionados por estar aquí. Aún me acuerdo de una heladería que había en el Bulevard...
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.