«A la mujer saharaui se la ha instrumentalizado mucho desde el punto de vista político»
La periodista saharaui Ebbaba Hameida novela en 'Flores de papel' su vida intercalada con la de su madre y la de su abuela
res mujeres de una misma familia saharaui protagonizan la novela 'Flores de papel' (ed. Península), en la que la periodista y escritora Ebbaba Hameida (Hagunia, ... 1992) ha disfrazado apenas de ficción lo que no es sino su propia historia, la de su madre y la de su abuela. «A la mujer saharaui se le ha instrumentalizado mucho desde el punto de vista político», asegura. El resultado es un relato femenino del siglo saharaui, marcado por la guerra, el exilio y la traición de España. Hameida presentó hace unos días su libro en Hernani, en una charla con Susana Hernández Aparicio.
Hameida asegura que «hace tiempo» que no alberga esperanzas de cambiar el mundo ni a través del periodismo ni de la literatura, pero «sabía que tenía que escribir un buen libro». «Tenemos que seguir contando el mundo porque la literatura tiene un poder sobrenatural que te permite entrar en hogares, corazones y mentes». Considera que la ficción le ha ayudado a completar una realidad «que pesaba mucho dentro de mí. Me ha servido para poner palabras a las emociones, a la historia y a la memoria de mi pueblo». La periodista recurrió a la ficción porque desde su profesión, confiesa, «he sido siempre incapaz de contar el Sáhara. Hay un componente emocional que me remueve y que es incompatible si hago un ejercicio de honestidad».
La periodista recurrió a la ficción porque desde su profesión, confiesa, «he sido siempre incapaz de contar el Sáhara. Hay un componente emocional que me remueve y que es incompatible si hago un ejercicio de honestidad».
Por el contrario, «en la literatura he encontrado un refugio». Han sido cinco los años que ha invertido en escribir estas 'Flores de papel', «respetando mis silencios, expresando esa catarsis de rabia, enfado e impotencia», asegura. «Me ha ayudado a comprenderme porque ha sido una especie de terapia y sanación», explica la autora. «Ahora estoy mucho más en paz conmigo mismo y es una sensación que creía que nunca experimentaría. Pensaba que tenía una deuda conmigo, pero también con mi pueblo. Necesitaba contar el Sáhara». Reconoce que sentía el impulso de poner palabras a su vida, pero también a las mujeres de la generación de su madre y de su abuela para «autorretratarnos a las mujeres saharauis».
La escritura del libro es la culminación de «un proceso de terapia para comprender todo lo que había vivido», es decir, el desarraigo que implica salir a los cinco años de los campamentos para vivir a caballo entre Italia y España. «He sufrido una crisis identitaria muy fuerte porque no sabía si era saharaui o europea». La suya fue una emigración en solitario y sin su familia para caer en otras de acogida en las que no terminó de sentirse comprendida.
Fue la psicóloga la que le invitó a contar su vida y lo ha hecho a través del personaje de Aisha, hija de Naima y nieta de Leila. «He intentado coger de la mano a esa niña pequeña sin culpa, pero también he aprendido mucho de las mujeres que me precedieron, que tanto nos han mutilado mentalmente a las jóvenes y con las que me ha servido para reconciliarme».
El relato evidencia que las tres protagonistas mantienen un pulso contra la doble opresión que implica su condición de saharauis y de mujeres. «Mi generación, que es muy combativa, lucha contra una serie de cánones establecidos por la cultura saharaui, que no deja de pertenecer a una sociedad musulmana, nos creemos las únicas víctimas, pero este libro me ha ayudado a comprender a las mujeres saharauis de verdad». Lamenta Ebbaba Hameida que «a la mujer saharaui se le haya instrumentalizado mucho desde el punto de vista político».
Pese a que la causa saharaui se ha caído de la agenda internacional y en el caso de España aún más por la culpabilidad que el país arrastra desde al menos 1975, la autora considera que «no es cierto que el tema no interese. Estoy flipando con la acogida que está teniendo el libro. El Sáhara interesa muchísmo a la gente, noto que hay ese vínculo porque la novela es también un ejercicio de memoria».
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