'La desaparición de Adèle Bedeau' Graeem Macrae Burnet (Impedimenta)

Hay novelas en las que en apariencia no pasa gran cosa y que sin embargo tienen la virtud de mantener en vilo al lector. No hay ritmo trepidante ni una sucesión de acciones, ni giros copernicanos en el desarrollo de la trama. Y sin embargo, imantan. Mucho de todo esto aquilata Graeem Macrae Burnet (Kilmarnock, Escocia, 1967) en 'La desaparición de Adèle Bedeau'. La combinación de tensión dramática, una caracterización psicológica extraordinaria y el retrato naturalista del escenario y las gentes que lo pueblan da como resultado una novela espléndida, que brinda una mirada sombría sobre el azar y el destino y sobre la inadaptación social como un grito mudo que nadie escucha.

La novela, de la que Chabrol realizó una exitosa adaptación a la gran pantalla, gira en torno a la desaparición de Adèle Bedeau, una taciturna y atractiva camarera de diecinueve años en Saint Louis, un pueblo en la frontera francosuiza. Sin embargo, el verdadero protagonista de este thriller psicológico que se desarrolla con un ritmo y cadencia absorbentes es Manfred Baumann.

El inspector Georges Gorski, toda su vida remordido porque veinte años atrás un inocente pagó por un asesinato que él no supo esclarecer, se hace cargo del caso y no tarda en reparar en Baumann, un cliente fijo del bistró donde trabajaba la joven cuando se hizo humo sin dejar rastro. El carácter retraído y esquivo de Bauman, un ser reprimido con una susceptibilidad hipertrofiada, y su comportamiento ambiguo le ponen en la diana del detective. A partir de ahí, Macrae desarrolla una espléndida caracterización de los personajes del sospechoso y el policía; Baumann es consciente de la impostura de su vida, que asume como fatalidad, y «ya no controlaba su propio destino», mientras que Gorski es su contrapunto racional. Las pesquisas adquieren formato de cacería, pero no hay cadáver, luego no hay delito...