El humo de los bombardeos, la bruma de una Gipuzkoa idílica
Juantxo Egaña, uno de los dos comisarios de la exposición de Sigfrido Koch en San Telmo, explica las fotografías claves de la muestra
De entrada puede parecer el trabajo de dos fotógrafos diferentes. En una de las capillas del Museo San Telmo se muestran los horrores de ... la Guerra Civil, de lo que queda después de los bombardeos. En otra se refleja una tierra vasca casi idílica, donde costumbres, folklore, y oficios hablan de un reencuentro nostálgico con Gipuzkoa tras el fin del conflicto bélico, de la recuperación de algo perdido.
Juantxo Egaña es, junto al historiador estadounidense Lee Fontanella, el comisario de la exposición 'Entre el humo y la bruma' surgida del fondo Sigfrido Koch Bengoechea (1908-1973), donado por la familia al museo. Egaña propone al visitante detenerse especialmente en determinadas imágenes porque concentran las dos facetas de la obra del fotógrafo: su álbum sobre la guerra, que nunca se publicó y que permaneció escondido durante décadas debajo de una cama junto a una pistola, y sus instantáneas de una Gipuzkoa bucólica.
En Salamanca
Para referirse a esas dos caras de la moneda, es en la imagen denominada 'Niebla' donde los comisarios encontraron la inspiración para el título de la muestra. «Pertenece al álbum 'País Vasco: Guipúzcoa' y en ella se ve a unos hombres descendiendo por una ladera entre la niebla y al lado de un árbol que casi parece una escultura. Si no se conoce que son parte de ese trabajo, bien podrían parecer unos mugalaris o unos milicianos. Es una composición muy pictórica, porque también pintaba. Estábamos en Salamanca, después de visitar el Archivo de la Guerra Civil para documentarnos, cuando decidimos el título. El humo es obvio, el de los bombardeos, y aquí, en Donostia, a la niebla, como generalmente viene del mar, la llamamos bruma».
Sigfrido Koch tenía nacionalidad alemana y tuvo que abandonar su casa en Donostia poco después del inicio de la Guerra Civil, aunque regresó a los meses. En su diario escribía el 18 de julio «he sido toda mi vida apolítico. Lo único que me ha interesado siempre ha sido el trabajo y el hogar», para a continuación predecir «es triste, tristísimo, las consecuencias que una revolución trae consigo, muertes, ruinas, etc... pero más es esta la que sucede en España, pues mucho me temo, y ojalá me equivoque, que todo esto traerá un conflicto mundial, y la sangría será aún mayor».
A su regreso de Alemania se encontró que el establecimiento fotográfico de la familia ubicado en la Avenida de la Libertad 41, inaugurado por su padre Willy Koch, había sido saqueado por las fuerzas franquistas tras su entrada en San Sebastián.
A partir de entonces, comenzó a seguir la estela de bombardeos de la aviación de nazi, principalmente en Bizkaia, y captar la devastación. En la exposición hay varias muestras de ese horror. Egaña se para ante 'Gernika' donde «parece que falta el protagonista de 'El pianista' al final de la película'. Puede estar hecha en la Comuna de París, en Alejandría tras el bombardeo de los ingleses, en Berlín, Dresde, Sarajevo o ahora en Siria. Es una imagen universal del desastre de la guerra». En ella no se hay personas, pero sí mucha desolación.
En 'Artxanda' sí hay personas, muchas, pero todas muertas, tiradas a un lado de la carretera. «No son soldados, son ciudadanos que huían con sus enseres. Hay un niño, una mujer, han tenido que dejar sus casas, en un intento infructuoso de salvarse, para acabar en una cuneta. Es la imagen de la tragedia humana, de que la vida no vale nada».
Fotografía moderna
La siguiente parada de Egaña es ante 'Batalla del Ebro. Bombardeo contra la zona republicana', que presenta una visión distinta, la que captó Koch montado en un avión «pensamos que alemán». Se trata de una fotografía «muy moderna, una ametralladora apuntando. Es muy conceptual y puede ser el resumen de esa situación que vivieron muchas poblaciones». El comisario propone esta imagen, «pero bien podría haber elegido otras de la serie como la de las bombas recién lanzadas».
Al atravesar el arco que lleva a la zona dedicada al álbum 'País Vasco: Guipúzcoa' el ambiente se transforma. Buen ejemplo es 'Dantzaria'. «Viene a ser una afirmación de permanencia a una tierra y a unas costumbres, anterior a la experiencia de la guerra».
En 'La sidrería' Koch recoge una imagen cotidiana en su vida, la de sus encuentros con sus amigos en el establecimiento que estaba en la calle Fermín Calbetón 15 donde almorzaban. Allí aparecen Joxe Saénz, 'Pepe de Andoain', acordeonista que amenizaba las fiestas donostiarras y uno de los primeros miembros de Los Xey. «Está muy teatralizada, es donde comparte su día a día con sus amigos durante el 'hamaiketako'. Es como recuperar la tranquilidad después de la guerra, volver a ser lo que era», comenta Egaña.
Karmele Jaio en su texto incluido en el catálogo de la muestra dice: «Las fotografías de Koch, la bucólicas, los paisajes, las que dejan testimonio de la guerra... todas ellas nos permiten escuchar el eco de la historia, de las vidas de unos hombres y mujeres que hicieron suyos unos paisajes, unas costumbres, unas herencias, y que se construyeron sobre ellas. Igual que el autor construye sus fotografías con la luz, a través de una búsqueda incansable de la luz, de las sombras, de sus matices y sus texturas. Y esa luz nos acerca a una historia contada no con las grandes palabras de los discursos, sino con los gestos diarios, los detalles del día a día. Koch nos recuerda que la verdad está en los detalles. Y nos invita a observarlos, a intentar encontrar la verdad que se esconde en cada uno de ellos».
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