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Glad is The Day: música, calor y fiesta sobre la hierba
Miles de personas disfrutaron a lo largo del día en Cristina Enea del festival, que cerró con el divertido pop electrónico de Hidrogenesse
Es como una romería alternativa, divertida y sobre todo juvenil, aunque son también muchas las familias con niños que se suman a la fiesta. El ... festival Glad Is The Day volvió a reunir este domingo a miles de personas en el parque donostiarra de Cristina Enea desde el mediodía hasta cerca de las diez de la noche, cuando aún resonaban los ecos del pop electrónico del dúo barcelonés Hidrogenesse, que cerró la jornada en uno de los momentos más multitudinarios del domingo.
«Ha habido mucha gente a lo largo de todo el día, con miles de personas y muy buen ambiente», explicaban anoche desde la organización, aunque aún no se disponía de una cifra oficial de visitantes. «Será un dato muy similar al del año pasado», apuntaban. Entonces algunos fuentes situaron en cerca de 25.000 la suma de personas que fue visitando el parque a lo largo del día.
El calor, la constante presencia de la música en los dos escenarios y «buen nivel de ventas» en el mercadillo instalado en el parque, según la responsable de uno de los puestos, marcaron el día. Desde la organización siempre se intenta minimizar los efectos sobre el parque de esta invasión de visitantes, pero esta vez aún se extremaron más las medidas después de que diferentes entidades ecologistas y ciudadanas denunciaran en las jornadas previas «los daños» que genera en Cristina Enea la avalancha de personas y la colocación de escenarios y puestos.
Los jóvenes de Mirua y la garra de las Pinpilinpussies marcaron algunos de los momentos más intensos en el escenario principal
Las actividades comenzaron en torno al mediodía, con los conciertos de O.E.P en el escenario principal, situado a la entrada del parque desde Duque de Mandas, y de Putas Amak en el escenario llamado 'ruina sónica', más en el interior. En medio se instaló el medio centenar de puestos con ropa de diseñadores cercanos y trabajos artesanos, como «un espacio de apoyo al talento y el comercio local», según los responsables del festival. «Ha empezado muy bien, hacia las dos del mediodía se ha registrado un primer pico de gente y por la tarde se ha recuperado mucho movimiento», apuntaba Ángela, pintora al frente de uno de los puestos. «Las ventas han ido en línea con los años anteriores», decía.
En el interior de la vecina Tabakalera se instalaron los juegos y actividades para niños, más protegidos del sol. Porque el calor fue el principal enemigo de los festivaleros. Muchos de los visitantes llegaron con sus materiales de picnic y buscaban la sombra de los grandes árboles del parque para disfrutar en cuadrilla o en familia. La animación musical no bajaba. Los jóvenes tolosarras de Mirua, por ejemplo, dieron intensidad al escenario grande a una hora del mediodía en que el sol castigaba las ganas de fiesta. También las dos músicas de Pinpilinpussies imprimieron garra con su arrolladora propuesta musical, como los de Sistema de entretenimiento, Fin del mundo, Peachy Joke o LaMia Mari, entre otros.
La organización se esmeró en «cuidar el parque», pese a los miles de visitantes, tras la denuncia de grupos ecologistas
El cierre, eso día, llegó con dos señores con bigote. Los Hidrogenesse vinieron con su pop electrónico y, tal como habían anunciado, 'leyeron' el estado de ánimo del público para ofrecer un recital divertido, que abrieron 'tocados' con gorros amarillos y globos del mismo color. Los barcelonses Carlos Ballesteros y Genís Segarra ya conocen al público donostiarra de anteriores visitas, pero este domingo debutaban en una actuación al aire libre que tuvo eso, color, en la caída de la tarde del caluroso domingo.
Al amparo del festival se realizan también otras actividades en lo que podría llamarse «el off Glad is The Day». Por ejemplo, la promovida por la galería Sakana, situada en Egia junto al parque, que de la mano de los creadores agrupados en Distrito Arte abrió sus puertas con una exposición colectiva en la que tampoco faltaron la música y la animación.
El festival alternativo que nació con el 2016 y se fue haciendo grande
Glad is The Day nació como un festival alternativo por ubicación, programa y filosofía, pero se ha convertido en una cita «grande», como volvió a comprobarse ayer, en un parque como Cristina Enea no habituado a las multitudes. Donostia Kultura incluye en su programación esta propuesta que coordinan 'tecnicamente' las salas Dabadaba y Le Bukowski con la colaboración de Kutxa Kultur. En 2015 se hizo la primera prueba 'piloto' al amparo de los aires renovadores de la capitalidad europea del 2016, que quería descentralizar las ofertas culturales y abrirse a músicas y actividades ciudadanas distintas. Desde entonces Glad is The Day ha ido creciendo año tras año en su cita anual del mes de agosto.
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