«Nos encantaría volver»
La primera Survival Zombie, en la que no se registraron incidentes serios, se saldó con un centenar de humanos convertidos y una noche de diversión
Unos 100 participantes fueron 'convertidos' en muertos vivientes por los zombis que, en clara inferioridad numérica pero con más maña, les dieron caza en ... la primera Survival Zombie organizada en San Sebastián, No obstante, los participantes, que rondaron el millar, fueron hábiles a la hora de superar la docena de pruebas que les habían preparado los organizadores y la inmensa mayoría de participantes terminaron el juego a las 5 de la madrugada de ayer tal y como lo habían empezado seis horas antes, luciendo bandas verdes de 'humanos'.
No obstante, hay sospechas fundadas de que no todos opusieron la misma resistencia. Los convertidos, además de recibir el pañuelo rojo que los identificaba como zombis, eran caracterizados por las extremadamente habilidosas maquilladoras de WRG. Y visto el resultado, se entiende que algunos se rindieran a los perseguidores sin darlo todo en la batalla.
Aunque se realizaron algunas asistencias a causa de caídas y encontronazos difícilmente evitables en una noche de carreras y persecuciones, y a algún viandante que no estaba al corriente y se encontró con el espectáculo todavía le está costando recuperar las pulsaciones normales, no se registraron incidentes serios. Diego de la Concepción, director de WRG y creador de Survival Zombie, destacaba el ambiente en el que había transcurrido la noche, y se mostraba muy satisfecho con la experiencia
La compañía, que ya ha realizado con anterioridad dos Survival en Lasarte-Oria, ha traído a San Sebastián una versión 'light' del evento, porque su objetivo en esta primera cita era «demostrar que es una actividad en la que todo está controlado y no causa muchas molestias».
De la Concepción, que reconoce que los participantes donostiarras son muy exigentes, confía en que en una próxima cita el evento pueda adquirir mayor dimensión y espectacularidad -tipo un tanque aplastando coches en la playa- y cree que la actividad tiene su sitio en Donostia. «Nos encantaría volver», asegura.
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