Dieciséis temporadas demostrando que «hay público para la ópera»
El auditorio del Centro Cultural Amaia de Irun se transforma para acoger el fin de semana las dos representaciones de la ópera romántica 'Werther'
El escenario del auditorio del Centro Cultural Amaia KZ de Irun, con sus 16 metros de embocadura y sus ocho de fondo, nunca será el ... Teatro Real o el Liceu, ni tan siquiera se aproximará al Kursaal o al Euskalduna pero, gracias a una combinación de profesionalidad e ingenio, se está convirtiendo en un espacio más que digno para que este fin de semana se represente la ópera 'Werther', de Jules Massenet.
El marco en el que se desarrollará la segunda propuesta musical del año de la Asociación Lírica Luis Mariano -la primera operística, tras el concierto de Año Nuevo-, se va pareciendo cada vez más al entorno en el que se desarrolla una ópera escrita en francés que se estrenó, traducida al alemán, en 1892 en Viena. El libreto que musicó Massenet se inspiró en la novela epistolar en la que, más de dos siglos antes, Goethe relató las penas de amor del joven Werther, prototipo del héroe romántico.
También se le puede atribuir cierto romanticismo al empeño por mantener la programación de ópera en una ciudad de algo más de 60.000 habitantes, en un entorno sin demasiada tradición operística. Es lo que viene haciendo desde 2004 una Asociación que, pese a haber atravesado una crisis económica que también ha dejado cicatrices en el mundo de la cultura, nunca ha dejado de programar dos óperas por temporada.
«La ópera nació como divertimento popular. No es elitista, y no tiene por qué ser cara»
Más que el romanticismo, sin embargo, lo que les ha permitido capear la tormenta y seguir adelante con el proyecto es el realismo. «Primero probamos que se podía hacer, después nos asentamos, y la clave para mantenernos ha sido la moderación. Siempre hemos tenido los pies en el suelo y nos hemos amoldado a la situación, midiendo mucho el aspecto económico. En los años buenos programábamos ocho o nueve espectáculos; terminamos bajando a cuatro, pero lo importante es continuar con el proyecto, sobre todo en lo que respecta a las dos óperas, que son los puntos fuertes de la temporada» afirma el tenor irunés Ángel Pazos. Es uno de los fundadores de la Asociación y su director artístico. En unos días, celebrará 25 años de una carrera que compatibiliza con sus responsabilidades en la Asociación cumpliendo el sueño de interpretar a Werther.
Los socios, la base
«Es un pequeño 'autorregalo' que me hago. Werther es uno de mis personajes favoritos, un hombre con valores, fiel a sus ideales, romántico, serio, disciplinado, sincero... En una ocasión estuve a punto de interpretarlo, pero al final no pudo ser. Puede que hace diez años no estuviera preparado para hacerlo, pero también la voz madura, y ahora me siento cómodo en el papel», reconoce Pazos, para quien hacer frente a un rol tan exigente es también «una muestra de agradecimiento al público de Irun, que es el que nos ha permitido seguir adelante con el proyecto».
Porque, tal como ocurre en la mayoría de las iniciativas que mantienen más o menos viva la oferta lírica en Gipuzkoa, detrás de la Asociación que lleva el nombre del 'tenor irunés' por antonomasia, que soñó con la ópera aunque llevó su carrera por otros derroteros, no hay ni una empresa, ni una institución, sino una amplia base de aficionados.
«La idea de aprovechar el esfuerzo haciendo una pequeña gira no ha terminado de cuajar»
En el caso de la la Asociación Lírica Luis Mariano, son en torno a 300 socios -«en estos momentos 317, para ser exactos»-, que duplican su efecto porque las ventajas de ser miembro se extienden a una segunda persona, con lo que el público potencial que tiene un acceso más económico a las propuestas musicales de la Asociación se eleva a 600. Exactamente, el aforo del Amaia. Aunque entre los socios -a los que hay que añadir un centenar de abonados- predominan los iruneses, «también tenemos miembros de San Sebastián y de otras localidades de Gipuzkoa, así como personas que vienen de Bayona, de San Juan de Luz, de Pau...».
Son, en palabras de Pazos, «nuestro colchón», la base de la que parten pero que necesita, inevitablemente, el complemento de las ayudas institucionales, entre las que destacan las del Ayuntamiento de Irun, «nuestro principal benefactor, sin cuyo apoyo esto sería inviable». El público ocasional, lo suficientemente numeroso como para hacer necesaria una segunda representación, no sólo es un aporte extra de recursos, sino que forma parte de la razón de ser de la iniciativa: acercar la ópera a la sociedad. «Al cabo de 16 años, algunos socios han ido falleciendo, pero siempre hemos mantenido el número con muy pequeñas variaciones, lo que demuestra que se va incorporando gente nueva», dice, y asegura que «una de las cosas que más nos satisface es ver caras nuevas, y comprobar que al año siguiente vuelven».
Contra los prejuicios
Ángel Pazos está convencido de que la ópera arrastra una mala fama inmerecida. «Nació como un divertimento popular, no como un espectáculo elitista, y no tiene por qué ser cara», afirma, aunque «los prejuicios y los precios» inviten a pensar lo contrario.
En el caso de Irun, los precios son muy asequibles. La entrada para socios y acompañantes ronda los 25 euros, y 35 la general. Los menores de 30 años pueden acercarse a la ópera por un precio simbólico que no llega a los seis euros. La fórmula lleva ya muchos años funcionando, y confía en que lo siga haciendo, aunque reconoce que en esta ocasión han optado por una obra de carácter intimista, con pocos personajes y no demasiados golpes de efecto, que se aleja de las piezas que consiguen con más facilidad el favor del público, esas óperas conocidas y precedidas por la fama de sus oberturas o sus arias. Como 'Nabucco', de Verdi, que llegará en octubre, con el consabido espacio para la zarzuela en junio. Este año representarán 'La rosa del azafrán', de Jacinto Guerrero.
De momento, todos los esfuerzos están volcados en la tragedia romántica que el elenco lleva más de diez días ensayando en sesiones de mañana y tarde. Porque, aunque la mayoría de los cantantes son profesionales con un amplio repertorio que ya han intepretado con anterioridad sus roles, hay mil cosas que ajustar para que la representación sea mucho más que la suma de actuaciones individuales. No es difícil encontrar cantantes experimentados dispuestos a sumarse al proyecto. «Hay muchos buenos cantantes, pero poco trabajo», lamenta Pazos.
«Nuestro reto es encontrar títulos que resulten atractivos y producciones viables»
Cuando los intérpretes no están en escena, técnicos de Amici per la Musica de la ciudad italiana de Cuneo tratan de explotar al máximo las posibilidades del escenario, de adaptar su montaje a un recinto que no está concebido para la ópera, y de dar a la escenografía la espectacularidad que aprecia un público «al que no le va el minimalismo».
La coproducción y la colaboración con entidades como Amici per la Musica, con la que ya han contado en ocasiones anteriores, es la única manera de poner en pie un espectáculo que, a su juicio, podría ser más sostenible «si se pudiera organizar una pequeña gira». Lo han hecho en alguna ocasión, pero la idea no termina de cuajar. En cuanto se cierre el telón, pondrán la vista en 2020, y se centrarán en la búsqueda de «títulos atractivos y de producciones que resulten viables», para poder seguir demostrando «que hay público para la ópera», y que puede ser viable «si se tienen los pies en el suelo».
Datos
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Obra 'Werther', de J. Massenet
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Intérpretes principales Ángel Pazos (Werther), Maria Ermolaeva (Charlotte), Nuria García-Arrés (Sophie) y Maurizio Leoni (Albert).
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Dirección escénica François Ithurbide.
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Dirección musical Aldo Salvagno.
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Orquesta Luis Mariano.
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Representaciones. 23 y 24 de marzo. Amaia KZ. 19 00 horas.
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