«Estoy convencido de que en Irulegi vamos a encontrar más sorpresas y respuestas»

Por primera vez, y en exclusiva, DV ha accedido esta semana al yacimiento de Irulegi y ha podido seguir en directo cómo se realizaban las prospecciones geofísicas con el georradar sobre el terreno. Los resultados obtenidos serán determinantes para planificar el trabajo que se realizará en verano. Este tipo de pruebas ya se realizaron en 2010, pero en aquella ocasión, «el terreno no era el adecuado para poder utilizar ciertas técnicas, y no se pudo utilizar el georradar. Aquel año se hizo una prospección magnética», explica Aiestaran. En esta ocasión la pradera presenta mejores condiciones, por lo que la prospección se ha podido realizar con radar, «la técnica que mejor resultado puede obtener y la que más datos aporta, sobre todo en el subsuelo», admite.

Técnicos de SOT Archaeological Prospection, empresa que se dedica exclusivamente a realizar geofísica para arqueología, han sido los encargados de inspeccionar todo el terreno. «Gracias a la prospección magnética que hicimos en 2010 descubrimos que al oeste del acceso había una zona del poblado que estaba incendiada, y otra zona que no, y en función de eso se fueron posicionando las catas que posteriormente han dado tan buenos resultados», recuerda Ekhiñe Gartzia, técnica de la empresa y colaboradora de Aranzadi. «En esta ocasión hemos querido complementarlo con una técnica que da una información un poco diferente, pues el georradar es más efectivo para ver las estructuras constructivas, qué forma tienen, a qué profundidad se encuentran o si están superpuestas. Esperamos obtener información más detallada».

Los resultados que aporte el georradar serán determinantes para organizar la campaña de excavación de este verano y decidir los lugares exactos en los que se trabajará, en busca ya de objetivos concretos. «Nosotros ya hemos recogido los datos, las imágenes, y en unos días haremos un informe preliminar que compartiremos con el director de la excavación. Al final es muy importante la colaboración con la gente que trabaja en el yacimiento, porque son los que más ideas tienen de las diferentes fases; nosotros entendemos los datos, ellos entienden, digámoslo, cómo funciona el contexto aquí. Y ese diálogo entre todas las partes es lo que aportará una memoria final que permitirá tener una idea y decidir donde actuar antes de que arranque la campaña de excavación».

El 12 de junio es el día previsto para que dé inicio esta campaña y este verano, por primera vez, se prolongará durante tres meses, hasta el 17 de septiembre. La repercusión que ha tenido el hallazgo de 'la mano' ha traído consigo una mayor aportación económica de las instituciones, lo que ha permitido ampliar las fechas y poder realizar «un trabajo bastante más extenso y con fundamento», señala Mattin Aiestaran. Para ello, se van a organizado seis grupos y cada uno trabajará durante dos semanas. «Serán grupos de unas veinte personas, formados con alumnos de arqueología, antropología, historia... que realizarán sus prácticas de campo, y estarán acompañados por técnicos arqueólogos de Aranzadi». El director de la excavación reconoce que este año han tenido más demanda que nunca para trabajar en Irulegi, aunque todavía hay más plazas para cubrir, por lo que anima a los alumnos, y también a «gente que no tenga tanta formación, porque siempre hay tareas que podrán realizar».

A la espera de poder retirar las lonas que durante todo el invierno han cubierto y protegido el yacimiento, a Mattin Aiestaran y su equipo les quedan dos semanas para organizar los grupos de trabajo y decidir el plan de excavación, una vez conozcan el resultado de las últimas prospecciones. «Nos va a permitir planificar la campaña mejor, para poder abrir lo justo y atinar». Tampoco descartan poder ofrecer visitas guiadas in situ, aunque esta parte todavía la tienen que concretar. Sin embargo, todo aquel que se acerque podrá ver cómo trabajan, «como todos los años, porque esto al final es un monte, hay mucha gente que se acerca hasta aquí y se interesa por lo que estamos haciendo».

Mattin Aiestaran no oculta la emoción que genera el encontrar algo que ha estado miles de años enterrado en su posición original, como es el caso de 'La mano de Irulegi', un símbolo que pendía de la puerta de una vivienda, aunque en un principio creyeron que podría ser un casco. «Es algo que ilusiona mucho, porque también sirve para responder a aspectos de la historia que se desconocían o no quedaban claros, y eso es lo que personalmente a mí mayor satisfacción me da. Es muy bonito».

Las investigaciones que se están llevando a cabo en Irulegi forman parte de una tesis doctoral que se está realizando en la Universidad Pública Vasca, y que se presentará en febrero del año que viene. Toda la documentación aportada y publicada en revistas científicas sobre 'la mano' han supuesto un «empujón» importante, tal y como admite Aiestaran, quien aclara que, más allá de esa tesis, «el trabajo en Irulegi continuará, hay implicados también investigadores de otras universidades y otras entidades, y queda mucho por descubrir».