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Xabier Agote no puede ocultar la satisfacción y emoción que siente cada vez que se acerca a la réplica de la nao San Juan. Tras más de dos décadas de investigación y trabajo, el ballenero va tomando forma en las instalaciones de Albaola en ... Pasai San Pedro y prácticamente tiene concluido «el 95% de la estructura», asegura. «Ya estamos trabajando en el castillo de popa, la parte más alta de la embarcación», explica y anuncia que prevén acabarlo «en unos meses, a lo largo de este año». Después lo sacarán al agua y comenzará el proceso para preparar todos los elementos necesarios para la navegación (mástiles, velas, anclas, poleas, cordaje...). Mientras dure este proceso, el objetivo es que el público pueda acceder al interior de la replica. «Una vez que el barco esté en el agua queremos darle unos retoques para convertirlo en un barco museo», adelanta.
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Hasta que llegue ese momento, los visitantes pueden ver en directo cómo los carpinteros de ribera y otros profesionales se afanan en completar la cubierta de popa. Se trata de la parte más alta de la embarcación, ya que once metros lo separan desde la quilla. Precisamente esta altura ha obligado a que la embarcación se haya tenido que desplazar unos metros dentro del hangar y elevar la parte trasera del techo para poder seguir trabajando desde el interior del museo. El andamiaje que protegía el barco también se ha retirado, por lo que ya se puede apreciar la dimensión y magnitud del ballenero.
Una vez concluida la construcción del castillo de popa todavía quedarán pendientes algunas tareas «muy importantes» antes de botar el barco. «Habrá que calafatearlo, es decir, insertar fibras vegetales o estopa en todas las juntas del casco y después cubrirlo de brea, que es como se protegía antes la madera, porque sirve también como impermeabilizante». Esa brea se fabricará y procesará para cubrir todo el barco.
Cuando el casco ya esté completado, llegará uno de los momentos más esperados en los últimos años, el momento de sacar la nao al agua. «Ya estamos pensando en poner una fecha para la botadura», admite Agote. «Si las cosas van bien, quizá pueda ser a lo largo de este año». Ya con el barco en el agua, seguirán los trabajos para construir los elementos que completen la embarcación. Habrá que hacer los mástiles y las vergas que sostendrán las velas, y para ello, parte de los troncos que serán labrados ya esperan en Albaola. En cuanto a las velas, «seguramente las realice algún profesional, pero de manera artesanal».
Las anclas que llevará el barco, algunas de hasta cuatro metros, también se producirán en la herrería de Albaola. Agote explica que hoy en día «nadie en el mundo» hace anclas grandes forjadas, por lo que «próximamente nuestros herreros comenzarán a hacerlas aquí, a mazazos». Para ello previamente han realizado «un proceso de experimentación» para aprender el oficio. Durante el festival marítimo ya recrearon una ancorería donde se pudo ver en directo cómo trabajaban los herreros de Albaola.
En cuanto a la equipación del galeón, se seguirán construyendo en Albaola más txalupas balleneras que acompañarán a la nao, pero también herramientas, calderos de cobre que se utilizaban para fundir la grasa de las ballenas, barricas, poleas, velas... «todo un universo tecnológico del siglo XVI». Incluso quieren reproducir las ropas que vestían los marineros de aquella época. «El de Albaola es un proyecto muy amplio que pretende recuperar un universo perdido, pero que fue muy importante para nuestro pueblo», recuerda Agote.
Xabier Agote
Presidente Albaola
El público que se acerque a la factoría marítima podrá seguir viendo in situ cómo trabajan los artesanos. Pero también tendrá la oportunidad de entrar al interior de la nao una vez que esté en el agua, cosa que hasta ahora no ha sido posible. «Nuestros visitantes de momento solo han podido apreciar el barco desde el exterior. Pero una vez que el barco esté acabado y en el agua, nuestra idea es abrirlo al público y que la gente pueda acceder al interior y sentir en primera persona lo que es estar dentro de una embarcación de estas características».
En un horizonte más lejano está el día en el que la nao emprenda su viaje transoceánico a Canadá. Sin fecha concreta todavía, Agote no se cansa de repetir que la construcción de la réplica de la nao San Juan «nunca ha sido un encargo que se nos haya hecho para una fecha concreta». «Se trata de un proyecto cultural centrado en la recuperación del patrimonio marítimo vasco en su conjunto, que aglutina a su vez una diversidad de proyectos y la construcción de diferentes embarcaciones». Sin embargo, ya han empezado a preparar la navegación y se han llevado a cabo las primeras reuniones con las instituciones locales, y también con las canadienses, para poner fecha al viaje que realizará la nao desde Pasaia a Red Bay, localidad canadiense donde naufragó el ballenero San Juan en 1565. «Canadá nos espera con mucho entusiasmo», afirma Agote, quien también adelanta que el barco viajará «con una programación cultural que previamente se desarrollará aquí».
Xabier Agote
Presidente Albaola
El fundador de Albaola recuerda que esta es «la única réplica fiel en el mundo» que se está construyendo siguiendo las bases científicas de la época, «está desprovista de motorización, es un barco que va a navegar sin las comodidades de hoy en día, es decir, sin aseos, sin camarotes...». Por eso, antes de partir, será necesario formar una tripulación especializada que pueda llevar a cabo un viaje de estas características. «Nadie sabe navegar un galeón del siglo XVI. Será una aventura oceánica única».
Los visitantes que acuden a Albaola «salen encantados», admite Xabier Agote, quien está convencido que si la factoría marítima se hubiera ubicado en Donostia «sería una pasada». Pero se optó por instalarla en Pasai San Pedro, lo que conlleva «acudir con mucha determinación», dice, porque los accesos no son sencillos, «sobre todo para aquellos que vienen fuera de Gipuzkoa». El último tramo de acceso a la factoría se hace a pie y muchos visitantes optan por dejar el vehículo en Trintxerpe. Sin embargo, las obras del centro Adinberri han mermado las plazas de estacionamiento, lo que ha provocado un descenso en las visitas. «Siempre hemos dicho que los que vienen a Albaola son héroes, porque el acceso es complicado, y ahora aún más».
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