Un Planeta en llamas llamado Barcelona
La agenda portátil ·
Celebrabamos en Montjuich el premio a dos enormes (Cercas y Vilas) y el Eixample ardía como en un libro de Mendoza. «Queremos un Urkullu», susurran mis colegas catalanesParecía 'la ciudad de los prodigios' de Eduardo Mendoza pero un siglo más tarde y con teléfonos móviles. Arriba, en el encantador y decadente Museo ... Nacional de Catalunya en Montjuich, brindábamos por la literatura con el Premio Planeta más prometedor de los últimos años: el 'ticket' Javier Cercas y Manuel Vilas estimula como pocos mis ansias de lector. Debajo, en el Eixample, ardían las barricadas. Vengo de Barcelona y ha sido como viajar en el tiempo hacia atrás: he visto escenas que recuerdan la Euskadi de nuestra más triste memoria. «Queremos un Urkullu y aburrirnos como si fuésemos suecos otra vez», me susurraban mis colegas catalanes. El primer problema de su país no es la relación de Cataluña con España, sino restablecer puentes entre las dos Cataluñas, pienso mientras la gente corre alrededor por la enésima carga de los Mossos. El olor a contenedor quemado me retrotrae al tiempo en que los vascos no éramos más aburridos, pero sí más tristes.
Hablemos de libros. Admiro a Cercas como escritor y me cae bien como personaje: me acerco para felicitarle en esa noche de gloria que vive con semblante triste y me dice que quiere volver a Donostia para correr por La Concha y comer chuleta en Portuetxe. Manuel Vilas nos conmovió con 'Ordesa'. Ahora Planeta ficha de la competencia a estos dos grandes autores. Es como si el Madrid se llevara de una tacada a Messi y Piqué. Pronto salen sus libros y veremos si están a la altura de sus trayectorias o hacen buena esa vieja sentencia de que los mejores escritores ganan el Planeta con sus peores novelas.
Brindo con el ya tradicional gin-tonic de todos los años con Dolores Redondo y Carolina Isasi: somos tres donostiarras en el Planeta. Barcelona, más allá de las coyunturas, sigue siendo maravillosa.
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