Las diez noticias clave de la jornada
Tres imágenes para el recuerdo de los cierres del Bar Guria, la mercería Urtaza (Kirrin) y Juanitosa, establecimientos emblemáticos que son ya parte de la historia de Oñati. MARIAN
Oñati

Atzeko kale dice adiós a otro referente comercial

Tras el Guria, Juanitosa, Kirrín o Eskolatxo, este lunes echa el cierre la panadería Irizar tras casi 90 años de trayectoria

Sábado, 29 de octubre 2022, 20:40

El cierre de negocios emblemáticos se ha agudizado los últimos años, cebándose en Atzeko Kale y Kale Barria, las principales arterias comerciales del casco histórico. ... Todavía está reciente el adiós de la panadería Eskolatxo este verano tras 170 años al pie del cañón, y antes de la pandemia, en 2019, bajaron las persiana el bazar Juanitosa y la lencería Kirrín que atesoraban 108 y 90 años de trayectoria respectivamente.

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Sonada, aunque algo más lejana, fue también la despedida del Bar Guria en 2011, todo un referente de la hostelería. Este lunes le llega el adiós a otro establecimiento 'de toda la vida', la panadería Irizar, que en una nota ha querido agradecer a la clientela «su confianza durante todo este tiempo, esperando que quede un buen recuerdo de nuestra empresa, nuestro pan y nuestra forma de trabajar».

Un adiós sin ruido, que ha pillado con el pie cambiado a muchos oñatiarras, y que está dando que hablar al echar el cierre en el plazo de cuatro meses dos panaderías tradicionales situadas a muy pocos metros la una de la otra: Eskolatxo lo hizo el 30 de junio, e Irizar lo hará el lunes.

«Da pena, pero es lo que hay, la panadería artesana es un oficio sacrificado que como muchos otros se irá perdiendo. Pero no es solo el tema del pan, en el comercio tradicional escasea el relevo generacional, en la hostelería hay dificultades para encontrar trabajadores. El alza de precios, TicketBai, la pandemia... tampoco ayudan, y la gente se quema, así que el goteo de cierres seguirá», se lamentaba una pareja.

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Lo cierto es que al producirse dos adioses en poco tiempo el impacto ha sido mayor. «Nos quedamos sin dos de las tres panaderías 'de siempre' de la calle. Ojalá Egaña dure muchos años, porque a nosotros nos gusta el pan pan», comentaban dos amigas en la cola de esta también histórica tahona.

A pocos metros, en Irizar Okindegia, preferían no hacer declaraciones. Cierra etapa un establecimiento que Francisca y Miguel pusieron en marcha hace casi 90 años y que luego siguieron sus hijos Andrés Mari y María Rosario, el primero con la ayuda de su mujer, Mari Carmen. El testigo pasó luego a la tercera generación, a Mikel, dando continuidad a una saga de panaderos que ha sido un referente.

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El Guria, Juanitosa, Eskolatxo...

Atzeko Kale dice adiós a otro clásico del centro, once años después de que cerrara sus puertas el más castizo de sus bares, el Guria, tras 65 años al pie del cañón. Sus rústicas paredes fueron testigo del nacimiento del club deportivo Aloña Mendi, recogieron el espíritu del gaztetxe tras su clausura, y vibraron con infinidad de actividades culturales y conciertos.

Era una auténtica institución de la hostelería de a pie, tanto que el realizador Aitor Arregi antes de su atracón de Goyas, quiso rendirle su particular homenaje con el documental 'Azken egunak Gurian'. Retrató ese pedacito de historia común, de patrimonio social para disfrute no solo de los que hicieron del Guria su «txoko», también de futuras generaciones.

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En 2019 Juanitosa y Kirrín, dos tiendas emblemáticas «de toda la vida» también bajaron la persiana. Arrate Markiegi, y las hermanas Kontxi y Tere Urtaza se jubilaron, y con ellas dos de los establecimientos de mayor trayectoria y arraigo cerraron sus puertas. Kirrín (Lencería Urtaza) y Juanitosa (Bazar Arregi) no solo compartían escaparates en Kale Barria y Atzeko Kale, también la idiosincrasia en vías de extinción de los comercios familiares de antaño, y una larga historia.

Juanitosa fue un establecimiento de referencia. Un icono del comercio local por su trayectoria y evolución. Empezó como juguetería y pasó a ser un bazar donde se vendían desde aperos de labranza a perfumería, pasando por bacalao de las islas Feroe o azúcar de Cuba. Fue adaptándose a los nuevos tiempos y se abrió a nuevas líneas de negocio como la decoración, el mueble auxiliar y los complementos (bolsos, paraguas, bisutería...).

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En cuanto a la mercería Urtaza, arrancó como un taller de lencería en el que hacer ajuares de novia. Cosían y bordaban y poco a poco fueron introduciendo a la venta artículos de ropa interior y de cama, y más tarde corsetería.

Más recientemente, el último día de junio cerraba sus puertas la panadería Eskolatxo, la más antigua de Oñati, entre aplausos y con un aurresku de despedida. Irizar se sumará el lunes a la lista establecimientos que cuando se cierran, se llevan un pedacito de la historia del pueblo.

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