Acción preventiva contra los xilófagos
La iglesia de San Miguel de Garagartza ha sido sometida a una cura para prevenir la carcoma, sobre todo en la joya del Plateresco de su retablo
El retablo plateresco de la iglesia de San Miguel de Garagartza, una de las joyas del patrimonio artístico religioso local, acaba de ser sometido a una cura preventiva para mantener a raya a los xilófagos. Toda la madera del templo, en general, ha sido desinsectada en los últimos días con el objeto de acotar la proliferación de la carcoma, secular enemigo de estos muebles centenarios.
Operarios de la firma especializada hernaniarra Argi-Humichem y la restauradora arrasatearra Carmen Martín se han encargado de aplicar el tratamiento antixilófagos en los tres retablos del templo, en los frisos, en los solivos de la sala de catequesis... Incluso el altar y los asientos del presbiterio se han trasladado y permanecen sometidos a un tratamiento de anoxia (sin oxigeno) para erradicar a todos los insectos.
La restauradora Carmen Martín se ha encargado de la tarea más delicada: el tratamiento de las figuras y elementos policromados y dorados de mayor valor patrimonial. Es el caso del retablo plateresco del siglo XVI y situado a la izquierda del altar. Martín ha aplicado microinyecciones de un gel biocida en los orificios que practicaron los xilófagos tiempo atrás. Este mueble, al igual que los otros dos, fue saneado y restaurado hace más de veinte años.
Ahora le tocaba pasar la 'ITV' a la iglesia de Garagartza y en sus retablos «aparentemente no hay actividad de xilófagos», señalaba Carmen Martín. «Pero las inspecciones periódicas son cruciales para que esto siga siendo así». De hecho el elevado grado de humedad que se detecta en este templo constituye una amenaza.
Por ello, el biólogo Iñaki Azkarate, especialista en desinsectación de maderas artísticas y antiguas de Argi-Humichem, apuntaba que «sería recomendable realizar una inspección anual por seguridad». Iñaki y su compañero Joseba Urbieta viene de trabajar en la parroquia de San Miguel Arcángel de Oñati, y tras pasar por Garagartza, en los siguientes días trabajarán en la de Lazkao. «Nuestra tarea consiste en aplicar el gel antixilófagos en la maderas naturales antiguas, sin policromar ni barnizar», explicaban. Trabajan en tarimas, frisos, techos y en retablos, en cuyas traseras se adentran como gatos por oquedades minúsculas armados con la lanza para aplicar el gel biocida.
Su trabajo, al igual que el de la restauradora Carmen Martín, es un encargo de la Dirección de Patrimonio de la Diputación Foral, que dentro de su Plan de Conservación Preventiva de Retablos. Un plan que tiene por objeto la salvaguarda de los retablos mediante una acción de conservación preventiva. Hasta la fecha se han estudiado un total de 47 inmuebles y 95 retablos.
El patrimonio de Gipuzkoa cuenta con 26 retablos que ostentan la declaración individual como monumento de Euskadi.
