«Este equipo no ha jugado nunca en Tercera, pero la gente habla ya de...»

El Hondarribia lideraba la Preferente hasta este último fin de semana, cuando el anunciado ciclón obligó a suspender su partido en Hondartza ante el Hernani. El Aloña Mendi y el Tolosa vencieron en sus choques y los hondarribiarras son ahora terceros en la tabla. Aún así, están realizando una temporada sorprendente y no pierden un encuentro desde el 16 de noviembre. Su técnico, Fernando Urtizberea, vence en el campo. Y convence en la conversación.

- Se podría decir que el Hondarribia es un ciclón esta temporada...

- Esta pregunta es para entrar en materia, ¿no? La verdad es que estamos realizando una gran temporada y es una sorpresa, porque tenemos un equipo muy joven. Cuando iniciamos la liga teníamos claro que el objetivo no podía ser otro que la permanencia, pero los resultados han sido buenísimos y los jugadores están con mucha confianza. Es que nos sale todo,

- Sus últimos ocho partidos impresionan: seis triunfos y dos empates.

- Y a eso se añade que cinco han sido fuera de casa. Tenemos unos números que no esperábamos porque el Hondarribia es un club modesto de Preferente. Eso sí, llevamos 24 temporadas consecutivas en esta categoría y creo que esa cifra sólo la alcanza el Trintxerpe. Tiene mérito. Creo recordar que en la campaña 94/95 acabamos segundos, pero este equipo nunca ha jugado por ejemplo en Tercera. Así que tenemos las cosas claras.

- ¿.?

- Mira, ésta mi segunda temporada entera en el club. La estrategia cambió radicalmente en el verano de 2007. Demasiada gente de la plantilla era de fuera (Irun y Donostialdea) e hicimos una revolución. Rejuvenecimos el equipo y tiramos de gente de la casa. Teníamos ventaja porque yo vengo de entrenar en las categorías inferiores y conocía a los jugadores.

- Esta filosofía les llenará de orgullo.

- Sabemos que tiene sus riesgos pero a la larga es lo mejor para el Hondarribia. Ahora, 20 de 24 son de casa y eso gusta a la afición. Además, los jugadores están implicados con la filosofía del club porque algunos entrenan a equipos inferiores. Mikel Llorente, el hermano de Joseba Llorente, por ejemplo, entrena al cadete de honor. Eso dice mucho.

- ¿Cuáles son las virtudes del equipo? Alguna habrá confesable.

- Arriba tenemos mucha tralla. Hemos mejorado la defensa respecto a los últimos años y las ocasiones que tenemos, aunque sean pocas, las metemos. Me acuerdo del partido que jugamos en Deba ante el Amaikak Bat. Nos pasaron por encima, literalmente. Pero tuvimos tres ocasiones y marcamos tres goles. Fue tremendo.

- Hábleme de sus delanteros.

- Tenemos una historia curiosa con ellos. Empezamos la temporada con Xabier Elberdin, que comenzó marcando goles como churros y se lesionó. Después jugó Cervantes y nos pasó tres cuartas partes de lo mismo. Tuve que tirar de un juvenil y le pasó lo mismo. Y ahora jugamos con un medio centro arriba, o sea que imagínate. Ya me dicen que coloque al portero de ariete, a ver si suena la flauta. (ríe)

- Les sale todo a sus jugadores.

- Es que tienen la autoestima por las nubes. Ya sabes, cuando estás arriba lo intentas y te suelen salir las cosas. Se lo creen. Parece como si llevaran 300 partidos en Preferente.

- ¿Y cómo va a frenar la euforia?

- Pues tiraremos de tópico: ir partido a partido. Lo de ahora no vale para nada. No quiero hablarles de Tercera, aunque la gente en Hondarribia comience a hacerlo. Lo vemos muy lejano todo, aunque no imposible. Ya sabemos que aquí te lo juegas todo al final.

- ¿Qué tal se porta la afición?

- Está enganchada, como loca. El fútbol en Hondarribia ha solido ser un deporte secundario; aquí ya sabes que se sigue el remo. Pero lo de esta temporada no tiene nombre. ¡Si hasta están viajando fuera a vernos! Tengo una anécdota buenísima, por cierto.

- Cuente, cuente.

- Pasó en la última jornada. Jugábamos en Zumaia. El vicepresidente se fue antes del final porque tenía una cena. Estaba sacando el coche y escuchó un estruendo tremendo en Aita Mari. Era un gol. Se pensó que habían marcado los locales, como es normal. Pero el gol era nuestro.