La fórmula de la ducha perfecta
Si al abrir el grifo supiera con exactitud la temperatura con la que debería graduar el agua o cómo obtener la presión justa para acariciar y, al mismo tiempo, masajear la piel, se regalaría cada mañana un extra de bienestar físico
N.R.C.
Martes, 14 de octubre 2008, 10:31
DV. Si al abrir el grifo supiera con exactitud la temperatura con la que debería graduar el agua o cómo obtener la presión justa para acariciar y, al mismo tiempo, masajear la piel, se regalaría cada mañana un extra de bienestar físico. Quizá la ducha se convertiría -más aún- en un acto indispensable. Eso es lo que debió pensar una empresa británica que se dedica a fabricar duchas cuando decidió ponerse en manos de un equipo científico para intentar fabricar la ducha perfecta.
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El neurofisiólogo David Lewis es quien ha obtenido la fórmula matemática que define la ducha perfecta. En ella se incluyen siete elementos esenciales, algunos tan lógicos como la temperatura del agua, el tiempo que se dedica a estar bajo la ducha, la fuerza con la que llegan las gotas a la piel o el entorno en el que se produce. Todos estos ingredientes se probaron en un millar de adultos británicos durante la investigación.
En opinión de Lewis, la ducha no es una cuestión banal: «Ofrece beneficios psicológicos y variando la temperatura del agua y la presión con la que sale se puede estimular o lograr un efecto relax».
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