ETA asesina en el cierre de campaña
Un terrorista acribilla a tiros al ex concejal del PSE de Arrasate Isaías Carrasco, de 43 años, casado y con tres hijos, cuando se dirigía a trabajar Había renunciado a escolta tras no ser reelegido en los últimos comicios
JAVIER ROLDÁN
Sábado, 8 de marzo 2008, 13:33
san sebastián. DV. ETA acribilló con cinco disparos a Isaías Carrasco, ex edil del PSE de Arrasate, de 43 años, cuando estaba dentro de su coche para dirigirse a su trabajo de cobrador en el peaje de Bergara. Eran las 13.30 horas. Salió de su domicilio, en el número 6 de la calle Navas de Tolosa, y se introdujo en su vehículo, estacionado justo enfrente de su portal. En ese momento, y antes de que arrancara el motor, un etarra se acercó a la parte frontal del coche y acribilló al militante socialista a través del parabrisas. De esta manera, ETA irrumpía ayer, en el último día de la campaña electoral, con su macabro estilo: el asesinato a sangre fría y a bocajarro.
El terrorista que perpetró el atentado abrió fuego a un metro y medio de distancia, según fuentes policiales. Uno de los disparos impactó en la cabeza del ex edil, otro en el cuello, dos en el abdomen y un quinto en el brazo. Uno de los tiros fue realizado cuando el cuerpo ya estaba desplomado en el suelo, junto a la puerta abierta de su coche. Las heridas fueron mortales de necesidad, sobre todo el impacto de bala que alcanzó el cuello, que provocó una hemorragia por la que se desangraba sin remisión.
La víctima, al parecer, pudo salir de su coche -un Opel Vectra azul- y llegó a arrastrarse unos metros. Por este motivo, un charco de sangre se extendió en la calzada dibujando el rastro de su agonía.
Momentos después de perpetrarse el atentado contra Carrasco, su mujer, María Ángeles, y su hija mayor, Sandra, de 20 años, acudieron al lugar de los hechos. Isaías no murió en el acto. Fueron unos momentos dramáticos. Según relataron varios vecinos, madre e hija, entre desgarradores sollozos y con sus ropas manchadas de sangre, se abrazaron a Isaías y le animaron mientras era introducido por personal sanitario en la ambulancia medicalizada que le trasladó a la unidad de Urgencias del hospital comarcal de Arrasate.
Una amiga de la hija mayor de la víctima relató a los periodistas que vio al ex corporativo socialista boca arriba, «ensangrentado», y a su mujer sobre él «hablándole y diciéndole 'vas a salir de ésta'». Sin embargo, explicó que Carrasco movía la cabeza «como diciendo que no». Otro testimonio relató que la mujer del ex edil socialista se expresó con indignación con gritos de «asesinos».
Dos paradas cardiacas
El cuerpo malherido de Carrasco ingresó en el centro hospitaliario a las 13.50 horas «inconsciente e inestable desde el punto de vista hemodinámico» y a los pocos minutos «entró en parada cardiorrespiratoria», tras lo que los médicos le efectuaron «maniobras de reanimación cardiopulmonar».
A los diez minutos, la víctima salió de la parada cardiaca, pero posteriormente presentó una nueva parada cardiorrespiratoria y se le volvieron a practicar «maniobras de reanimación avanzada», a las que «el paciente no respondió» y falleció a las 14.40 horas.
Carrasco, natural de Arrasate, casado y con dos hijas de 20 y 17 años, y un niño de 5, había recuperado el anonimato desde que el pasado mes de mayo dejó de ser edil socialista en el Ayuntamiento de Arrasate, en la actualidad gobernado en minoría por ANV. En las pasadas elecciones municipales fue el número seis de la candidatura y no fue reelegido, después de que su partido obtuviera cuatro corporativos.
Ya no tenía escolta y, según señalaron fuentes del PSE de Gipuzkoa, renunció a seguir llevando protección tras dejar de ser cargo público. En Bidelan trabajaba desde hacía cuatro años. Carrasco, que también era militante del sindicato UGT, quería volver a ser un trabajador y padre de familia con una vida normal tras su periplo de cuatro años como edil con la sombra de un guardaespaldas tras sus pasos. Sin embargo, ETA le puso en el centro de su macabra diana asesina.
Las Fuerzas de Seguridad buscaban ayer un vehículo de color gris plateado en el que pudieron huir los autores del atentado, según informaron fuentes de la lucha antiterrorista. Contra el ex concejal socialista disparó un solo hombre, según indican estas mismas fuentes. Sin embargo, los investigadores creen que pudieron participar hasta tres terroristas.
Alto y fuerte
En medios de la lucha antiterrorista se apunta que el hombre que efectuó los disparos vestía por entero de negro, iba a cara descubierta y lucía barba, que según algunos testimonios parecía postiza. El terrorista, según estas fuentes, era alto y de complexión fuerte. Se montó en el vehículo, en el que probablemente le esperaba, al menos, otro terrorista, y huyó del lugar.
Los investigadores manejan la posibilidad de que los principales autores del atentado se hayan desplazado desde el sur de Francia para perpetrar el asesinato y que allí hubiesen vuelto una vez cometido el atentado. Estos expertos policiales saben que cualquier etarra no es capaz de asesinar con una pistola a sangre fría y a medio metro de la víctima y que estas «cualidades asesinas», según las citadas fuentes, son más propias en un etarra con experiencia, de los que se forman en Francia los comandos de reserva, que en un terrorista recién reclutado o un simple colaborador.
El asesinato de Carrasco eleva a 42 el número de responsables políticos y miembros de partidos que ETA ha asesinado en sus cuatro décadas de existencia, en las que ha quitado la vida a 824 personas. El último político asesinado fue Juan Priede Pérez, el único edil que en 2002 tenía el PSE en el Ayuntamiento de Orio.
Este atentado también revienta una nueva campaña electoral. La primera en la que ETA mató a un político fue la de las segundas elecciones autonómicas vascas, en 1984, con el asesinato del dirigente del PSOE en Gipuzkoa y senador Enrique Casas. Tardó once años en retornar a la macabra estrategia, con el intento de asesinato de José María Aznar, el 19 de mayo de 1995, en puertas de unos comicios municipales.
El tercer sabotaje fue especialmente sangriento. Entre el 6 y el 14 de febrero de 1996 la organización terrorista mató a tiros al dirigente socialista Fernando Múgica y al ex presidente del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente, pocos días antes de las elecciones generales que dieron al PP su primer triunfo nacional.
Cuatro años después, en los comicios que sirvieron para reelegir a Aznar, mataron al socialista Fernando Buesa y a su escolta. El 6 de mayo de 2001, pocos días antes de que se renovase por quinta vez el Gobierno Vasco, asesinaron al dirigente del PP aragonés Manuel Giménez Abad.