El bertsolari Haritz Casabal, de Antxo, se alzó con el premio Lizardi
Lleva más de una década preparándose en las bertso eskolas de Errenteria y Oiartzun, con «gente muy buena». «Esta txapela es muy especial para mí», asegura el joven
ELENA VIÑAS
Miércoles, 24 de octubre 2012, 10:34
Pasai Antxo está de enhorabuena. Uno de sus vecinos ha sido galardonado con el premio Lizardi de bertsolarismo. Se trata de Hariz Casabal, un joven de 24 años de edad que se ha traído desde Zarautz la codiciada txapela.
«Es la primera y también, muy especial para mí. Me han llamado del campeonato todos los años, pero siempre me quedaba a un paso de la final, siempre tan cerca... Éste era el cuarto en el que participaba. Ya tocaba», señala Casabal, satisfecho de su victoria.
El antxotarra se hizo finalmente con el triunfo y también fue distinguido por protagonizar el mejor bertso de la noche. «Eso era algo que podía esperar más, porque soy de mucho humor y de mucho golpe, pero poca regularidad», explica.
El Premio Lizardi es todo un «trampolín». A Haritz Casabal le ha servido, además, para aportarle «un plus de seguridad» consigo mismo.
«Ha merecido la pena»
Diplomado en Magisterio, Casabal cursa actualmente estudios ingleses, en la especialidad de Literatura, en Gasteiz. Hace compatibles las clases y exámenes con el mundo del bertsolarismo, en el que comenzó con 13 años estudiando tanto en Errenteria como en Oiartzun, ya que, como él mismo señala, «por suerte o por desgracia, en Pasaia no tenemos una bertso eskola y me ha tocado ir a otras poblaciones donde hay gente muy buena unos años mayor que yo».
Con más de una década de experiencia a su espalda, podría considerársele un bertsolari, ante todo, agradecido con el público, incluso en los certámenes en los que es el jurado el encargado de evaluar las actuaciones. «Yo canto, primero, para mí; y luego, para el público. Si hay alguien que paga por ir a verme, prefiero corresponderle antes que al jurado», manifiesta.
Con la txapela en su poder, Haritz Casabal asegura que el esfuerzo realizado estos últimos años «ha merecido la pena». «Detrás hay muchos desfases horarios por los exámenes y muchas horas de carretera, también para mis padres, que siempre me han acompañado», confiesa.
Más motivado que nunca, el joven antxotarra está dispuesto a continuar compitiendo, eso sí, con algunos cambios en su estilo. «Me doy cuenta de que antes arriesgaba más. Ahora prefiero, por ejemplo que la ejecución sea simple, que a veces es más complicada», dice.