El PNV acusa a Bildu de «traición» y coloca a Alduntzin al filo de la moción de censura
La oposición pide a la Diputación que no «hurte» a las Juntas el debate sobre su plan de residuos. Los jeltzales culpan a la coalición de «incumplir su palabra» en la gestión de residuos
FERNANDO SEGURA
Jueves, 14 de junio 2012, 10:22
Juan Carlos Alduntzin se encuentra al borde de la moción de censura, la primera que se formalizará en las Juntas Generales, así que hará historia. El último empujón depende del PNV y quedan pocas dudas de que se lo dará. Los jeltzales elevaron ayer sus críticas a la coalición y el enfrentamiento ya es descarnado. La primera víctima será el diputado de Medio Ambiente y la incógnita está abierta sobre si le seguirá Martin Garitano, aunque es improbable que una medida de este calado (arrastraría al Ayuntamiento de San Sebastíán) se tome antes de las elecciones autonómicas.
La comisión de Medio Ambiente de las Juntas Generales fue el escenario elegido por el PNV para apretar las tuercas a Bildu. Los jeltzales llevan meses tragando bilis ante la actitud de Bildu y han decidido que hasta aquí han llegado. Ayer se trataba de debatir sobre el contenido del plan de residuos de la coalición, pero la sesión derivó hacia el enfrentamiento político puro y duro.
El PNV no se anduvo por las ramas. Xabier Ezeizabarrena acusó a Bildu de incumplir a «traición» el acuerdo que alcanzaron hace seis meses para decidir el sistema de tratamiento de residuos. Este acuerdo (ver ficha), en opinión del PNV, deja claro que la institución competente para decidir sobre el sistema de tratamiento son las Juntas. Bildu, sin embargo, afirma que la última palabra recae en el Consorcio, donde tiene mayoría absoluta.
Xabier Ezeizabarrena afirmó que la moratoria de seis meses pactada con la coalición no ha sido utilizada por ésta para llegar a acuerdos. «Ustedes tenían ya la decisión adoptada desde el primer momento. Su objetivo era no construir la incineradora. Este plan que están presentado ahora es un misil submarino contra la norma en vigor. Va en contra de todos los acuerdos adoptados por esta Cámara y contra la normativa vigente».
Ezeizabarrena recalcó que Bildu ha actuado «por la espalda, con premeditación y alevosía. Ustedes ya tenían tomada la decisión, han actuado a traición, incumpliendo la esencia misma de este país: la palabra. Han incumplido su palabra, ha caducado. Algunos pensábamos que tenían palabra. Esto es fruto de su dogmatisimo e inmovilismo. ¿Dónde está su voluntad política de acuerdo?».
Pulso de legitimidades
La polémica sobre qué institución es la que decidirá si se construye o no la incineradora ha derivado en una laberinto semántico. Si en España se debate si ha recibido un 'préstamo' o ha sido 'rescatada' por la UE, en Gipuzkoa se trata de dilucidar si el plan de Bildu es una 'modificación' del aprobado en la pasada legislatura o un 'desarrollo' del mismo. En el primer caso, no hay duda de que debe pasar por las Juntas (institución a favor de la incineradora), mientras que en el segundo, bastaría su ejecución por el Consorcio (en contra de la planta).
Al final, bajo la hojarasca de la terminología, se dirime un pulso entre legitimidades. Se barrunta un conflicto institucional. Por un lado, el Parlamento territorial (las Juntas), por otro, el Consorcio (la representación de las mancomunidades y ayuntamientos).
PNV, PSE y PP no tienen dudas. El proyecto foral supone una modificación sustancial del plan en vigor, aprobado en la pasada legislatura en las Juntas, dado que se elimina la incineradora,una de sus principales intalaciones. Piden a la Diputación que no «hurte» a la Cámara su votación.
Ezeizabarrena fue rotundo. «Se percibe una intención clara de actuar contra la ley. Bildu dice que quiere actualizar el plan en vigor, cuando lo que propone es ponerlo patas arriba». El portavoz del PNV asegura que la estrategia de la Diputación contraviene la Ley General de Protección de Medio Ambiente del País Vasco y los estatutos del Consorcio de Residuos.
Los socialistas también aseguran que la competencia es de las Juntas. «El documento de la Diputación es una enmienda a la totalidad de la planificación vigente. Su aprobación -recalcó Mikel Durán- debe seguir el reglamento, es decir, su debate y aprobación en las Juntas. Bildu quiere vaciar la Cámara de contenido y ningunearla».
Los populares utilizaron argumentos similares. Txema Murguiondo señaló que «es evidente que estamos ante una modificación sustancial de la norma. Gipuzkoa contaba con una solución al problema de los residuos, pero a ustedes les ha entrado una pataleta y han roto la baraja».
Aralar fue el único grupo que se alineó junto a la Diputación.
«Miedo a los consensos»
El diputado de Medio Ambiente remarcó que el documento presentado por la Diputación «no es un nuevo plan de gestión, conserva las bases sobre el que se redactó el original. Estamos ante una estrategia de desarrollo». Añadió que la adecuación del plan en vigor es «indispensable» para incorporar los nuevos datos sobre el descenso en la generación de residuos y el incremento del compostaje. Alduntzin lamentó que el resto de grupos no haya «entrado a la reflexión» de la estrategia presentada por Bildu. Criticó que lo único que busca la oposición es «reflejar la minoría» del Gobierno foral y «hacer daño» a su proyecto por «miedo a llegar a consensos».
Insistió en que la Diputación cumple «rigurosamente» la normativa actual y que respetará las decisiones de los órganos competentes en esta materia, los ayuntamientos, «tal como lo dijo Markel Olano hace cinco años cuando fue elegido diputado general. Seamos serios, ¿por qué lo que valía entonces ahora se convierte en problema?»
Alduntzin abogó por los acuerdos. «Debemos respetar las diferentes mayorías que se dan en el territorio. De lo contrario, cada uno hará una defensa numantina de sus posiciones».