Arranca la obra de la lonja de Pasaia
El derribo de los edificios se iniciará el día 22 y el proyecto se terminará en dos años. Las nuevas instalaciones se integrarán en el entorno con una cubierta ajardinada y un restaurante
FERNANDO SEGURA
Miércoles, 3 de agosto 2011, 11:41
Las obras de la nueva lonja de Pasaia arrancarán el día 22 del presente mes. El nuevo edificio y la reurbanización del entorno se convertirán en uno de los símbolos de la regeneración de la bahía. De hecho, será el primer proyecto de entidad que despegue de los planos y tome forma.
El proyecto presenta cierta complejidad, dado que la actividad comercial que se desarrolla en la lonja no se parará durante las obras. Con este fin, el proyecto se desarrollará en dos fases. En la primera, los asentadores se ubicarán en el edificio Pasaia, situado en uno de los extremos de la lonja. En la segunda, ocuparán los nuevos espacios y se acometerá la remodelación de las dependencias que han utilizado temporalmente.
La Autoridad Portuaria señala que la adecuación del edificio Pasaia para acoger a los asentadores estará finalizada el próximo lunes. El traslado estará terminado para el día 22. En esa fecha comenzará el derribo de las demás dependencias, con el objetivo de culminar la totalidad de la demolición para octubre. A continuación, arrancará la obra definitiva, que deberá estar terminada a comienzos de 2014.
Los arquitectos que llevarán adelante el proyecto son Pedro Astigarraga y José León Lasarte. El presupuesto total, incluidos su dirección y el proyecto, asciende a 17,5 millones de euros.
La intervención responde a un doble criterio: resolver los usos comerciales del edificio (compra-venta de pescado) y abrirlo para el disfrute de los ciudadanos.
Respecto al primer reto, los arquitectos señalan que han proyectado un «edificio funcional, con una distribución interior racional, sencilla y rigurosa».
La fábrica de hielo se consolida en su situación actual. El tráfico de vehículos industriales se ciñe a la planta baja, destinando un único sótano a un parking compartido entre la lonja y el uso público en rotación, con un total de 150 plazas.
Disfrute ciudadano
El segundo reto, la apertura de la lonja al disfrute ciudadano, dota al proyecto de un interés que trasciende el meramente comercial. La lonja ocupa una posición privilegiada en la bahía. Sin embargo, en lugar de aprovechar esta situación como plataforma de uso público, el complejo de edificios forma un conjunto cerrado. Además, constituye una muralla que impide la continuidad del paseo que discurre por el perímetro de la bahía, desde Trintxerpe hasta puntas de San Pedro.
La solución ha consistido en convertir el tejado de la nueva lonja en un jardín elevado. En palabras de los arquitectos, esta cubierta marca la ruta del paseante, «invitándole a disfrutar de un recorrido urbano que captura el paisaje y rescata la belleza, hasta ahora perdida, del lugar».
Por tanto, los ciudadanos que recorran la bahía no se verán obligados, como ocurre ahora, a desviarse del borde del agua al llegar a la lonja, para desviarse por una calle trasera, Esnabide, y retomar el paseo más adelante. Tendrán la opción de subir al jardín, integrándolo en el recorrido.
Junto a la cubierta ajardinada, la nueva lonja ofrecerá otro elemento emblemático. El cubo de la fábrica de hielo se convertirá en un «gran prisma de vidrio texturado». Los arquitectos indican que se pretende el uso de «una caligrafía arquitectónica sobria y depurada, dotando al edificio cabecera de una gran rotundidad, consiguiendo una pieza singular y emblemática».
El cubo dispondrá de una cafetería y de un restaurante. La zona de subasta del pescado se podrá ver desde una zona acristalada.
Polémica
La elección del proyecto estuvo envuelta en la polémica. El primer concurso, ganado por Alejandro Zaera, fue anulado por la Autoridad Portuaria. La entidad consideró que el pliego de condiciones estipuló unos honorarios y costes del edificio insuficientes para levantar la lonja proyectada por el arquitecto madrileño.
Tras la anulación, la Autoridad Portuaria convocó un segundo concurso. En éste el equipo ganador fue el formado por Astigarraga y Lasarte, arquitectos guipuzcoanos con sede en Donostia.
Zaera ha acudido a los tribunales para impugnar la anulación del primer concurso. Además, considera que su proyecto ha sido copiado por los ganadores de la segunda convocatoria.