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Luis Rojas Marcos posa en el Kursaal, donde ha participado en un congreso. :: JOSE USOZ
Luis Rojas Marcos, Psiquiatra

«La mente humana olvida y perdona; internet, no»

El psiquiatra, que ha visitado Donostia, dice que el dinero solo da la felicidad si ayuda a cubrir necesidades básicas

CRISTINA TURRAU

Domingo, 17 de abril 2011, 11:51

El psiquiatra Luis Rojas Marcos ha participado en San Sebastián en la I Jornada de Movilidad Urbana e Interurbana organizada por el Gobierno Vasco. Sostiene que las nuevas tecnologías nos obligan a un esfuerzo de adaptación. El psiquiatra que elogió el optimismo -'mejor hablar de actitud positiva', sostiene- disfruta con sus viajes al País Vasco, al que se vinculó siendo estudiante de Medicina en Bilbao.

- ¿Qué hace un psiquiatra en un congreso sobre Seguridad Vial?

- Hace unos 20 años, hubo un movimiento de Medicina y Psicología en el que nos dimos cuenta de que no basta con curar enfermedades. Apostamos por estudiar científicamente los aspectos del ser humano que nos ayudan a aumentar nuestra calidad de vida o defendernos de las agresiones. El sistema inmunológico nos ayuda a superar la enfermedad y a adaptarnos a situaciones nuevas. La conexión entre capacidad de adaptación y seguridad vial viene por las nuevas tecnologías, bien en el automóvil, en paneles o en el uso del móvil mientras andamos por la calle. También nos interesa la influencia del estrés: cómo interfiere con nuestra capacidad para concentrarnos, hacer varias cosas al mismo tiempo o ver lo que no esperamos ver.

- Las nuevas tecnologías, ¿están cambiando al ser humano?

- En parte sí. Conforman un nuevo tema de estudio. Las tecnologías son muy útiles. La televisión, aunque hay quien le culpa de muchos males, es un instrumento magnífico. Nos permite ver algo lejano en el espacio y participar en grupo de un evento del que sin ella no disfrutaríamos. El problema es cuando un niño de cuatro años pasa tres horas frente a la pantalla, un tiempo en el que debería estar jugando con compañeros o comunicándose. El problema es el uso que se hace de la tecnología.

- ¿Y al volante, influye también el estado de ánimo?

- El estado de ánimo y la falta de información o de aprendizaje pueden quitarnos la concentración mínima necesaria para conducir de una forma segura. A mí me ha pasado como peatón: ir mandando un mensaje con el móvil y ver que cruzas en rojo. Con el tiempo aprendemos a adaptarnos, pero hay un margen de confusión.

- ¿La tecnología, nos saca del momento presente?

- Pero es que el pasado y el futuro también cuentan. Respecto al pasado, tendemos a recordar más lo positivo. En los estudios en los que se pide a las personas que escriban 20 recuerdos importantes, escriben más positivos que negativos. A no ser que en ese momento estén deprimidas. El sentido de futuro también es positivo. Por eso la incertidumbre es tan dañina, no saber lo que te va a pasar mañana.

- Dicen que internet nos cambia. Y que nos hace superficiales.

- Si uno mira el tema desde el punto de vista global o estadístico, y a mí me gusta hacerlo así, observa que la inmensa mayoría de los millones de usuarios de internet se benefician por el acceso a la información y la conexión con otras personas sin necesidad de estar con ellas. Internet es un gran invento que ayuda a la mayoría. Pero hay víctimas. Un ejemplo. Hace poco en Nueva York, un joven estudiante se suicidó tirándose por el puente George Washington que une Manhattan y Nueva Jersey. La razón por la que se suicida es porque mientras estaba haciendo el amor en su cuarto, el compañero había puesto una cámara. Era una relación homosexual. Las imágenes salen por Facebook al día siguiente. Ocurre que internet no perdona. La mente humana olvida y perdona, pero en el mundo digital el perdón es más difícil. De lo que hiciste hace 20 años puede mantenerse una foto. Hay casos de personas que van a solicitar un trabajo y aparece una foto suya en una situación poco favorable. Y no le dan el trabajo, conozco casos. Incluso a una profesora que le echan de su trabajo por aparecer en una foto intoxicada por el alcohol, cuando de eso hacía 15 años. La tecnología nos reta a descubrir cómo vamos a olvidar. Porque el olvido es útil para convivir. Y estamos acostumbrados a dar una segunda oportunidad a las personas. Con internet es más difícil.

- ¿Las redes sociales son una buena forma de comunicación?

- Todo lo que sea una comunicación verbal en la que dos personas se expresan, se escuchan e interactúan son formas de relación interesantes. Yo creo que estas redes sí son buenas fuentes de comunicación.

- ¿Las nuevas tecnologías, son aliadas en esa búsqueda de satisfacción con la vida?

- La mente humana tiene una enorme capacidad de buscar esa satisfacción dentro de lo que el entorno nos da. Y la tecnología nos ayuda. Yo voy al resultado final. Un dato incontrovertible es que hoy vivimos más, casi el doble de lo que vivíamos hace menos de un siglo. En todos los países, con muy pocas excepciones, la esperanza de vida ha aumentado. Tiene que haber una motivación para que vivamos más. Si fuéramos totalmente infelices -y sabemos que el suicidio es un recurso para la persona desesperada- no viviríamos más. ¿Para qué? Además, cada vez somos más en el planeta. Hemos llegado a los 6.000 millones. Será porque a la vida le encontramos algo positivo. Si uno pregunta, en general, la gente se da una calificación razonable a su grado de satisfacción con la vida.

- ¿Le gusta más esta idea de 'satisfacción' que la de 'felicidad'?

- Es una cuestión semántica. El término 'felicidad' está cargado de connotaciones filosóficas, religiosas, literarias. Se ha vuelto confuso.

- Dicen que en las sociedades menos avanzadas y con mayores dificultades la gente vive más templada y apacible.

- En mi opinión, se trata de una glorificación de situaciones difíciles, como la pobreza o la enfermedad. En estudios con personas a las que les ha tocado la lotería se observa que a los 2 años del golpe de buena suerte no se sienten más satisfechos que antes. Sólo está la excepción de las personas que, gracias a ello, salieron de una situación de penuria y escasez. El dinero da la felicidad si te ayuda a cubrir necesidades básicas. Con un nivel de seguridad, afecto y estímulo, mucho más dinero no nos hace más felices. Aquí también somos capaces de sonreir.

- ¿El estrés, es enemigo de la satisfacción personal?

- No ataca a todos por igual. Todos tenemos un límite de aguante. Es un término que se adoptó de la Física hace 30 años para explicar la presión del entorno sobre la persona. Un poco de presión y competitividad es saludable. Pero cuando el estrés es intenso y continuado afecta al centro vital del ser humano. Se altera la mente y se altera el cuerpo. Quien sufre niveles de estrés muy intensos tiende a sufrir también otras enfermedades.

- Se puede superar la adversidad, nos ha dicho el psiquiatra.

- La mayoría de las personas que se enfrentan a una adversidad inesperada la superan. Es decir, vuelven con el tiempo a poder sacar satisfacción de parcelas de la vida de las que antes también disfrutaban: relacionarse, sentirse bien con los demás, trabajar y ser creadores. Vuelven al estado anterior. Y esa es la mezcla de resistencia y flexibilidad que llamamos resiliencia. Otro término procedente de la física y del inglés, que describe cómo se recupera la posición anterior a un golpe. ¿Pero todos superan la adversidad? Todos no. Hay límites.

- A saber...

- Uno es la propia capacidad personal. Hay personas con más posibilidades de superar una desgracia que otras. Y es una cuestión de números. Hemos seguido estudiando las consecuencias del 11-S en las personas afectadas y sabemos que quienes han tenido más dificultad a la hora de superar una situación como aquella son las que ya habían pasado por otras adversidades: inmigrantes con problemas, personas que habían sufrido muertes cercanas o quienes estaban superando una depresión o una adicción. Tenemos un límite. Pueden ser dos, tres o cuatro desgracias pero llega un momento en que el ser humano se colapsa y tira la toalla. La mayoría las superamos pero hay un grupo, un 5% o un 10%, que no.

- Las catástrofes inesperadas, ¿son más destructivas?

- Sí, y especialmente si son producidas por otro ser humano. Por malo que sea un terremoto -y estamos viendo sus graves consecuencias- el ser humano tiende a superar mejor este tipo de desastres naturales que los producidos por nuestros compañeros de vida. La violencia producida por otro ser humano te lleva a cuestionar creencias muy básicas sobre la convivencia o la naturaleza del ser humano. Este daño es más difícil de entender.

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