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Zaera recurre en los tribunales la adjudicación de la lonja de Pasaia

Quiere «preservar la autoría del proyecto ganador del concurso». El arquitecto madrileño acusa a Astigarraga y Lasarte Arquitectos de copiar soluciones técnicas de su diseño

A. LERATE

Viernes, 1 de abril 2011, 04:30

Alejandro Zaera ha decidido acudir a los tribunales para «preservar la autoría» de los conceptos de su proyecto ganador del concurso de ideas de la lonja de Pasaia. El estudio británico Foreign Office Architects (FOA), que lidera este arquitecto, ha acudido al tribunal contencioso-administrativo «para impugnar la decisión del Ministerio de Fomento» respecto a la adjudicación de la lonja. La propuesta de Zaera ganó la primera convocatoria, pero se tuvo que suspender porque el concurso recogía unos presupuestos «muy por debajo» de los del mercado, según el arquitecto. Los guipuzcoanos Astigarraga y Lasarte se impusieron en el segundo concurso, al que también concurrió Zaera, quien acusa a los vencedores de incorporar ideas de su diseño inicial, a la vez que lamenta que una administración pública como la Autoridad Portuaria «se haga partícipe de semejante violación de la propiedad intelectual».

El pasado día 19, Miguel Buen, presidente de la Autoridad Portuaria de Pasajes, y Pedro Astigarraga, en representación de Astigarraga y Lasarte Arquitectos, firmaron el contrato para que el citado estudio lleve a cabo la redacción del proyecto de ejecución de la lonja. El montante total de la obra, incluidos su dirección y el proyecto, asciende a 17,5 millones de euros. Durante la firma del acuerdo, Buen comentó que Zaera presentó alegaciones y que habían sido denegadas por Fomento.

Zaera critica la actuación de Buen en el proceso. Considera que tanto el presupuesto del edificio como los honorarios del proyecto «estaban establecidos muy por debajo de los estándares aceptables, no solo por mi estudio, sino por cualquier colegio profesional en territorio español». Zaera reconoce que los licitadores «éramos conscientes de que esto era así y podríamos haber decidido no presentarnos, pero el hecho es que juzgamos que probablemente habría que ajustar esos presupuestos razonablemente, una vez que el proyecto saliese adelante».

Zaera-Polo lamenta que la Autoridad Portuaria «no solamente» presentó unas bases de concurso con unos presupuestos «muy por debajo» de los de mercado, estimando en «menos del 40%» que los honorarios establecidos por los colegios de arquitectos y «alrededor del 60% en unos presupuestos de edificación razonables». «Lógicamente», añade Zaera-Polo, «durante el proceso negociador no aceptamos hacer un proyecto que nos pondría en una situación de alto riesgo a fectos de garantizar la calidad del proyecto y de ejecutarlo debidamente».

La propia Autoridad Portuaria aceptó el error cometido en la primera convocatoria, convocando otro concurso, en el que el presupuesto total pasó de 15 a 17.5 millones, y los honorarios del proyecto ejecutivo substancialmente alterados, «en línea con las recomendaciones hechas por nosotros durante la negociacion». El estudio FOA volvió a concurrir, «seguros de que la propuesta que habíamos presentado en la primera fase era inmejorable desde el punto de vista técnico, y solo debíamos estudiarla para reducir su coste y ajustarlo al nuevo precio de la convocatoria».

Zaera confiesa que se «sorprendieron» cuando dos de los proyectos presentados obtuvieron una puntuación superior a la suya, «a pesar de ser evidente que las soluciones técnicas que presentaban ambas estaban copiadas de nuestra propuesta ganadora». A su juicio, Miguel Buen «era perfectamente consciente de la superioridad técnica de nuestra propuesta logística, y así lo manifestó en el acta de selección de nuestro proyecto y en varios anuncios públicos y conversaciones privadas».

El arquitecto madrileño critica «el cinismo» de Buen al atribuir «las posibles similitudes» entre la propuesta ganadora del segundo concurso y la suya «únicamente a la presencia de vegetación en la cubierta». En FOA consideran que los parecidos van mucho más allá. «Cada uno es dueño de establecer su baremo de ética profesional, y la apropiación de nuestras ideas -que habían sido publicadas en detalle y circuladas por la Autoridad Portuaria entre los competidores- por parte de Astigarraga y Lasarte Arquitectos es cuando menos poco elegante», ha señalado Zaera a este periódico. «Pero lo realmente triste es que una administración pública como la Autoridad Portuaria se haga partícipe de semejante violación de la propiedad intelectual, particularmente cuando encargarnos el proyecto a los autores legítimos de la solución técnica adecuada no hubiera requerido un mayor presupuesto de construcción».

«La única diferencia económica para la Autoridad Portuaria hubiera consistido», prosigue, «en la baja del 20% que Astigarraga y Lasarte Arquitectos hicieron sobre los honorarios explicitados en el presupuesto de licitación del segundo concurso. No vamos a entrar en discutir los méritos del diseño. Son las buenas ideas, las que ahorran dinero en la construcción y el mantenimiento de los edificios y mejoran su funcionalidad, las que han sido apropiadas por el Puerto 'a la baja' y con total impunidad». «Desgraciadamente -continúa Zaera-, a la vista de los comentarios públicos de Miguel Buen, no nos queda otra opción que la de acudir a los tribunales para proteger lo que nos pertenece y denunciar la actuación abusiva de la Autoridad Portuaria de Pasaia».

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