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Rafael Bengoa. :: MICHELENA
SANIDAD

Ir a por recetas se acabará en 2012

Osakidetza generalizará en un año la prescripción electrónica de medicinas. Los pacientes crónicos podrán recoger sus medicamentos en las farmacias sin tener que acudir al médico

JAVIER GUILLENEA

Jueves, 13 de enero 2011, 08:49

Sucederá en 2012. A partir de ese año los pacientes con tratamientos de larga duración no tendrán que acudir periódicamente a los centros de salud o a los hospitales vascos para obtener recetas. Bastará con que se presenten con su tarjeta sanitaria en una farmacia, donde les dispensarán los medicamentos que necesiten.

Este cambio será posible gracias a la receta electrónica, que presentó ayer el consejero de Sanidad, Rafael Bengoa, durante la firma de un convenio con el Consejo de Farmacéuticos del País Vasco. El acuerdo permitirá adecuar las infraestructuras necesarias en las farmacias de Euskadi para que dentro de un año el concepto de receta haya sido sustituido por el de plan de tratamiento farmacoterapéutico.

Bengoa explicó que el nuevo modelo «se basa en el acceso del paciente al sistema sanitario identificándose a través de su tarjeta sanitaria y en la integración en una misma red de todos los agentes que intervienen, como médicos y farmacéuticos». Todos ellos tendrán acceso al historial del paciente, donde reside toda la información necesaria para la prescripción, visado y dispensación de medicamentos.

En la actualidad, el paciente visita al médico de atención primaria o especializada, que le prescribe recetas que en algunos casos deben ser visadas por la inspección. Quienes tienen enfermedades crónicas se ven obligados a repetir este proceso de forma periódica.

Con la receta electrónica todo se simplifica. El paciente acudirá al médico, que le hará un diagnóstico y le pondrá un tratamiento con un período máximo de un año. Esta información quedará registrada en un historial farmacológico al que tendrán acceso médicos y farmacéuticos y que permitirá a los profesionales conocer todos y cada uno de los medicamentos que toma, con lo que se reducirá el riesgo de incompatibilidades.

El usuario acudirá entonces a cualquier farmacia con su tarjeta sanitaria de toda la vida a recoger su medicación para un período máximo de un mes. Los pacientes con tratamientos pautados de más de treinta días, y como máximo de un año, podrán adquirir los medicamentos del mes siguiente sin necesidad de pasar antes por el centro de salud.

Implantación paulatina

La implantación del nuevo sistema será paulatina. Según el calendario elaborado por la consejería, a partir del próximo mes de abril comenzará la prescripción con firma electrónica, pero aún en recetas de papel, en Atención Primaria y, posteriormente, en Atención Especializada. En julio se pondrá en marcha el visado electrónico de las prescripciones y, de forma paralela, los colegios de farmacéuticos adaptarán sus infraestructuras al proyecto. A finales de año la receta electrónica comenzará a funcionar de forma piloto en una zona de Atención Primaria aún sin determinar con un hospital de referencia y farmacias en su entorno. Posteriormente se extenderá al resto de la Comunidad Autónoma Vasca.

El consejero de Sanidad señaló ayer que la receta electrónica se traduce en «un aumento de la calidad de la prescripción y de la dispensación de medicamentos y la disminución de los posibles errores». Además, «potenciará la comunicación entre los profesionales que asisten al paciente, evitará desplazamientos innecesarios y reducirá la burocracia al aliviar la presión asistencial que soportan las consultas en los centros de salud y hospitales».

Bengoa recalcó que no se trata solamente de «una mayor comodidad del paciente a la hora de conseguir los medicamentos que necesita para su tratamiento», sino que es un proyecto para «una mayor seguridad en el uso de medicamentos, para evitar interacciones no deseadas entre ellos».

«El proyecto va mas allá de sustituir una receta en papel por otra electrónica. Lo que nos obsesiona es la seguridad del paciente», afirmó Bengoa. La receta electrónica, añadió, «será para todos los pacientes aunque tiene más sentido para aquellos que no tienen una enfermedad curable y que van a necesitar medicación toda su vida».

El proyecto tiene previsto incorporar medidas de seguridad para salvaguardar la confidencialidad de los datos de los pacientes, reservar la integridad de la información y garantizar la autentificación de la identidad del médico, farmacéutico y usuario, que podrá exigir que determinadas prescripciones sean confidenciales.

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