Borrar
Bibliotecas a la última. Un usuario de la red de bibliotecas municipales trabaja con uno de los e-book que hay a préstamo. :: MICHELENA
SAN SEBASTIÁN

Las bibliotecas miran al futuro

Las mediatecas públicas suman un millón de usuarios a pesar de la revolución tecnológica. Las nuevas formas de acceso a la lectura como internet o los e-book modificarán el papel de estos centros

MIGUEL GONZÁLEZ

Martes, 2 de noviembre 2010, 09:21

¿Cómo serán las bibliotecas municipales del futuro? ¿Aguantarán la competencia de internet y la revolución tecnológica que supone la llegada de nuevos soportes y nuevas formas de acceder a la información como los e-book, libros descargables, libros en red, etcétera? ¿Tendrán funciones diferentes de las que siempre hemos conocido? Todas estas cuestiones y muchas otras fueron tratadas en las jornadas que bajo el título 'Bibliotecas del siglo XXI: nuevos retos, nuevas oportunidades' se han celebrado en San Sebastián hace unos días y que han servido para tener una ligera idea de por dónde caminarán en el futuro.

La llegada, primero de internet, y recientemente del libro electrónico, ha supuesto una nueva forma de acceso a la lectura. De momento este último no deja de ser un artefacto desconocido para la inmensa mayoría de nosotros, pero según apuntan los expertos llegará a transformar la rutina de los lectores, editoriales y librerías. Para adaptarse a los nuevos tiempos, desde el pasado mes de marzo la red de bibliotecas municipal ya pone al servicio de los usuarios 33 aparatos lectores de libros electrónicos que han tenido una buena respuesta hasta ahora, según explica la responsable del Servicio de Bibliotecas de Donostia Kultura, Arantza Urkia. «Tenemos claro que, o nos adelantamos a la demanda, o no vamos a poder responder a lo que la gente pide. Esta iniciativa persigue que los usuarios se familiaricen poco a poco con los e-book y hasta el momento parece que va bien, porque siempre están reservados».

En esta primera fase los interesados en estos libros electrónicos tienen acceso a una memoria que contiene 594 obras en castellano, 69 en euskera y 50 en inglés. Aumentar su número requerirá de un tiempo, ya que la cuestión de los derechos de autor está aún sin resolver, por lo que actualmente los títulos que se ofrecen son clásicos cuyos derechos han prescrito y algunos en euskara que corresponden a la colección Auspoa, que fue digitalizada en su día.

Las primeras iniciativas en este campo se llevaron a cabo en las bibliotecas catalanas con buen resultado, mientras que el proyecto donostiarra es pionero en Euskadi. Los modelos de aparatos lectores que se prestan son tres, el iLiad, Cybook y Papyre, entre los 75 posibles. Todos poseen la tecnología de la tinta electrónica, que «no cansa la vista». En el iLiad se incluye un lápiz con el que se puede subrayar y hacer anotaciones.

Los socios de las bibliotecas pueden disponer del libro electrónico durante 21 días para familiarizarse con la nueva herramienta. Cuando se presta, aquél debe firmar un documento por el que se compromete a restituir el material en el mismo estado en el que lo recibió y se especifica el coste de los soportes: un iLiad asciende a 549 euros y un Cybook, a 299. El precio de los cargadores ronda los 20 euros y el de las tarjetas, la docena.

Si hay una respuesta favorable de los lectores se seguirán incorporando títulos -siempre que sean descargas legales de obras que figuren en las correspondientes bases de datos-. No obstante, el concejal de Cultura, Denis Itxaso, cree que como sucedió en su día con la música, «los ciudadanos acabarán por adquirir sus propios aparatos y las bibliotecas regresarán a su función esencial: el préstamo de contenidos. Hay quien auguraba que éste iba a ser el año de los libros electrónicos, pero todavía hay desconfianza entre los lectores y autores, muy ligados tradicionalmente al papel».

Fieles a las bibliotecas

La fidelidad de los donostiarras a las bibliotecas públicas se manifiesta en las cifras de asistencia. En 2009, y según los números oficiales que maneja Donostia Kultura, los 16 centros que se integran en la red municipal recibieron en total más de un millón de visitas, lo que se traduce en 3.359 al día. «Son unas cifras muy buenas que nos hacen ser optimistas de cara al futuro, sobre todo en plena competencia con internet. Hay que tener en cuenta que a nadie le obligan a ir a una biblioteca y hoy en día puedes acceder a toda la información que quieras por internet desde casa», precisa Arantza Urkia.

Los préstamos realizados el año pasado ascendieron a 529.729, de los que cuales 320.286 fueron libros (un 60% del total), seguidos por documentos audiovisuales (142.811), sonoros (42.688), electrónicos (10.607), revistas (9.472) y otros varios. Al día se realizaron 1.772 préstamos. Su función cultural se demuestra también en las 723 actividades que organizaron, a las que acudieron 14.456 asistentes. El número de socios del Servicio Bibliotecario es de 95.191, de los cuales cerca de 6.000 se dieron de alta durante el año pasado.

No obstante, y a pesar de la salud de hierro de la que gozan las bibliotecas públicas, la inquietud por su devenir está presente entre los profesionales del sector. «El mundo está cambiando tan rápido que las bibliotecas tendrán que adaptarse a los nuevos tiempos también. Por detrás tenemos más de un siglo de historia en el que apoyarnos, ya que la primera biblioteca municipal en Donostia se inauguró en 1874 en los bajos del Ayuntamiento, y desde 1992 trabajamos en red», señala Urkia.

El presidente de la Asociación Vasca de Profesionales de Archivos, Bibliotecas y Centros de Documentación, Ramón Martín, destacó en la presentación de las jornadas «que en las bibliotecas del futuro los bibliotecarios van a ser tan importantes como los usuarios. Hasta hace unos años eran un lugar a los que la gente venía en busca de información. Ya no va a ser un espacio de transacción, sino que serán los usuarios y sus ideas los que harán de la biblioteca un lugar más cercano».

Arantza Mariskal, responsable de la Mediateka del Centro de Cultura Contemporánea Tabakalera, aporta un dato importante al debate. «Hoy tenemos un significativo número de personas que han nacido en la era digital. Estamos hablando de una generación de nativos digitales que han crecido bajo el paradigma de google o la wikipedia. Pero muchas veces su dominio es superficial. Por eso, además de la necesidad de alfabetizar digitalmente a todos aquellos que no se manejan en estos medios, también existe una demanda de enseñar tecnología a todos esos usuarios digitales y, sobre todo, a que sepan cribar la cantidad de información que les llega. Las bibliotecas ya no van a ser un espacio físico lleno de estanterías donde la marca es el libro, sino que se van a convertir en espacios de ocio y socialización en el que la marca será el usuario».

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariovasco Las bibliotecas miran al futuro

Las bibliotecas miran al futuro