1955 La ordenación alfabética de las calles

No es fácil... No es fácil ordenar un callejero como el donostiarra siendo fiel a la oficialidad de sus nombres y a la realidad del cotidiano uso que de ellos hacen los vecinos... y los visitantes.

A la hora de ordenar alfabéticamente una vía pública... ¿qué criterio debemos seguir?... porque quienes nos visitan no tienen por qué saber nuestras costumbres locales. ¿Incluimos a la calle en la inicial de su nombre, de su apellido o de su profesión? ¿A qué letra iríamos, por ejemplo, para buscar la calle del Doctor Melchor Sánchez Toca?... ¿A la de Sánchez... a la de Melchor o a la de Doctor? La respuesta sería que a la porque es conocida por el apellido pero... ¿si buscamos la calle de Eustasio Amilibia? ¡Iríamos a la del nombre!... mientras que todos acudimos a la para encontrar la calle de José María Larroca, porque le conocemos como Padre José María Larroca.

¡He ahí la cuestión! ¿Fidelidad a la o a los documentos oficiales?... sin contar las variantes que se producen, no con el bilingüismo, sino con el castellano euskerizado... Miracruz con y cosas así.

Lo recordaba Alfredo R. Antigüedad, hace ahora más de medio siglo, en su sección de EL DIARIO VASCO. A las calles se las podrá cambiar de nombre, pero pasará una generación antes de que las nuevas denominaciones sean por todos recordadas. «A la plaza de Secundino Esnaola todos le siguen llamando plaza de Pinares»... en el barrio de Gros, sin que ninguna de sus denominaciones... «plaza de Vasconia, plaza del 13 de Septiembre», o en nuestros días plaza de Euskadi, haya conseguido desplazar al popular nombre de «plaza de la Equitativa».

Durante todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI el paseo del Arbol de Gernika sigue siendo el paseo de los Fueros, cuando éste se limita a la parte más cercana al puente de Santa Catalina... y todo eso sin contar con las nuevas calles, que, como escribía don Alfredo hace cincuenta y cinco años «son desconocidas por la inmensa mayoría de los donostiarras»... y entonces el callejero apenas sumaba 175 vías urbanas frente a las bastantes más de mil actuales.

De todas formas, como orientación, recordemos, nos decía un jubilado, «que todas las calles comienzan en el agua»... su número uno siempre está en la parte de la calle más cercana al mar o al río Urumea... y ante cualquier duda una consulta a los auténticos expertos: los taxistas.