Entre las 100 mejores

Llama la atención que una buena noticia que se ha originado en estos días haya pasado casi desapercibida: un estudio realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha catalogado a la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) entre las 100 mejores universidades de Europa. En el número 99, pero entre la 100 primeras. Ésta es una noticia espléndida no sólo para la Universidad, sino también para la sociedad vasca. Y debería ser reconocida como tal: es lo que sucedería en países considerados modélicos en estas cuestiones.

Los rankings de universidades, que tienen gran tradición en los países anglosajones, suelen generar controversia, pero a todos los dirigentes universitarios, incluso a los más críticos, les gusta observarlos aunque sea con el rabillo del ojo. A veces se critican los indicadores utilizados. En muchas ocasiones la razón última de la crítica, no confesada, es que uno no aparece allí donde esperaba ver su nombre. En otras ocasiones la crítica esconde una ignorancia manifiesta de cómo se hacen estas cosas. Aunque los rankings no deben aceptarse con los ojos cerrados, no es bueno desdeñarlos, porque detrás se esconde un trabajo realizado durante meses por muchos especialistas.

Se hacen pocos rankings a nivel mundial, tomando como referencia universidades de todo el mundo. Quizás el más conocido es el que realiza la Universidad Jiao Tong de Shanghai (China), que utiliza media docena de indicadores muy orientados a la investigación. También el suplemento de educación del diario británico The Times realiza una clasificación anual, tomando en cuenta muchos más indicadores. Son las dos clasificaciones más importantes que se consultan hoy en día. Además de estas clasificaciones, hay otras muchas que se realizan y que se limitan a zonas concretas del globo o a algunas especialidades. Con independencia de la opinión que cada cual puede tener sobre los rankings, lo cierto es que los paralelismos, en el caso de algunas universidades, son más que notables sea cual sea el ranking elegido: los mismos nombres se repiten una y otra vez, un poco más arriba o un poco más abajo.

También el CSIC realiza su clasificación desde hace algún tiempo tomando como referencia las universidades a nivel mundial. Concretamente, en esta ocasión ha analizado 17.036 universidades en 202 países. La UPV-EHU aparece en el número 273 en la clasificación mundial, y en el número 99, como digo, entre las 100 mejores de Europa, de un total de 4.752 instituciones analizadas. La perspectiva de este ranking se basa en la presencia de la Universidad en la Red, valorando, por supuesto aportaciones académicas, visibilidad, etcétera. Se trata de conceptos quizás más modernos que los utilizados en las otras clasificaciones. El resultado, al final, no es del todo diferente al resto de los rankings: vuelven a aparecer los mismos nombres, con las grandes universidades de EE UU encabezando sin piedad (65 sobre 100) todas las clasificaciones imaginables. En la lista aparece también nuestra Universidad pública. Eso es bueno para todos: ojalá aparecieran el resto de universidades del País Vasco. Sería magnífico.

Se nos ha achacado en ocasiones falta de competitividad y es cierto, debemos tener una competitividad mucho mayor. Pero esta lista, no lo olvidemos, se ha realizado tomando en cuenta indicadores competitivos. Un comentarista señalaba en estas mismas páginas que el coste por alumno a tiempo completo en la Universidad pública duplica el de las universidades privadas. No sé si es así: las universidades privadas, en general, no hacen públicos nunca sus datos económicos, mientras que el de las universidades públicas está a disposición de todo el mundo. Y, además, aunque lo fuera, sería perfectamente explicable: las públicas son generalistas, y con un grado altísimo de experimentalidad (no cuesta lo mismo formar a un médico o a un químico que a un economista o a un historiador); en las públicas se hace mucha investigación, y la hacen profesores que han captado por su cuenta fondos (que, a su vez, computan como gasto) en ámbitos muy competitivos; en alguna pública, como la nuestra, un porcentaje alto de alumnos se forma en euskera. En fin, hay razones de sobra que explican la diferencia del coste, porque no estamos comparando realidades homologables, del mismo modo que se explicaría bien que una caja de ahorros, por ejemplo, tuviese un coste mayor, si lo tiene, que un banco tradicional ya que la primera tiene un objetivo social, en teoría al menos, que no tiene el segundo.

La Universidad del País Vasco ha conseguido esa posición gracias al trabajo diario de sus empleados, tanto de profesores como del personal de administración y servicios. Haríamos bien en aceptar este dato y desligarlo de la experiencia real, buena o mala, que cada uno de nosotros tenga con esta institución y que nos puede impedir ver el bosque que otros atisban. Aquí se trabaja, se investiga, se transmite conocimiento y se genera riqueza: estudios independientes han mostrado que la UPV-EHU genera anualmente capital humano cuyo valor es equivalente al 2,7% del PIB, y que por cada euro que la sociedad invierte en ella sus titulados devuelven 2,4 euros. A veces, también, se experimenta. Los experimentos. ya se sabe: en la cocina y con gaseosa. Ahora se utiliza la química en lugar de la gaseosa. Pero salvo que trivialicemos mucho las cosas, 'investigar', lo que se dice investigar, es lo que hacen las instituciones del ranking. Cuanto más arriba, más.