«Atendemos emergencias de presos, no avalamos su causa»

El obispo de San Sebastián se muestra prudente con el último proceso de desarme de ETA, y se limita a marcar la posición de la Iglesia vasca en materia de pacificación sin realizar valoraciones sobre cómo se desarrolló la entrega de arsenales -con una firma en Baiona en la que participó el arzobispo de Bolonia Matteo Zuppi, a «título personal», remarcó la Santa Sede-, o cómo fue la gestión del Gobierno Vasco. «La Iglesia aporta su granito de arena en el tema de la pacificación y lo hace desde su propia identidad, procurando no entrar en el terreno político», acota Munilla, que tampoco desvela si estuvo informado del proceso.

El obispo se centra ahora en «subrayar la necesidad del arrepentimiento y de la petición de perdón, para que la pacificación no sea meramente estratégica, sino verdaderamente humana». Y fija la atención en las víctimas: «Procuramos acompañar a las víctimas del terrorismo y a los afectados por cualquier otro tipo de violencia para darles una palabra de esperanza, de modo que el odio y el rencor no haga perdurar el daño que les infligieron».

Munilla habla también de los presos de ETA y asegura que su diócesis «atiende y presenta ante las autoridades casos de emergencia humanitaria» que les llegan desde las familias. «Eso no supone sumarnos a la causa de quienes reivindican los derechos humanos sin haber condenado con nitidez el terrorismo», incide. Y, por último, «a nuestro nivel», explica que intentan «fomentar el diálogo entre quienes estuvieron frontalmente enfrentados, mostrando que la fe es capaz de relativizar las ideologías. La política se convirtió en idolatría cuando se relativizaron los valores religiosos».