Los manzanos sufrieron con el calor estival y han dado menos frutos
El estudio fenológico que desde hace tres años se lleva a cabo en Igeldo constata que el otoño llegó más tarde
J. P.
Jueves, 22 de diciembre 2016, 07:36
La historia se repite. 2015 fue excepcional en lo meteorológico. Empezó especialmente húmedo y terminó extremadamente seco. Este año, la situación ha sido parecida. En el primer trimestre del año se recogieron casi setecientos litros y en lo que va de diciembre, solo 10. Los cielos, además, han estado este mes limpios de nubes y se han alcanzado temperaturas de veinte grados. Estos valores han hecho que algunos árboles ornamentales como los cerezos, hayan llegado incluso a florecer estos días.
La ciencia que estudia las repercusiones del clima sobre los ciclos biológicos anuales de plantas e insectos así como los cambios que se observan en el desarrollo de árboles y arbustos o en las migraciones de las aves se denomina fenología. Pilar López Vallejo, observadora de Aemet en el Centro Meteorológico de Igeldo, es la coordinadora fenológica del País Vasco y hace ya tres años que registra cualquier incidencia. «En general, el otoño se retrasó ligeramente. Las hojas permanecieron verdes casi hasta noviembre y la caída se ha producido más tarde de lo habitual», afirma.
La observadora señala que «el momento de mayor esplendor otoñal, en cuanto a colorido, lo situaría sobre el 10 de noviembre. La ausencia de heladas, vientos fuertes o grandes borrascas anteriores a esa fecha han favorecido que los árboles haya mantenido las hojas más tiempo de lo habitual», precisa.
López Vallejo recuerda que en Urkiola, el guarda del parque también detectó un «otoño tardío» y destaca la abundancia de hayucos registrada. «En Urkiola se han dado muy pocas heladas este otoño, pero sí ha habido nieblas propiciadas por el viento sur que al ascender por la ladera de las montañas se enfría y forma nubes estacionarias. En la zona del duranguesado denominan a estas nubes 'amillena'».
El agosto tan seco y cálido no fue bueno para los cultivos de huerta que, aun cuando recibieron su riego, no pudieron evitar quemaduras. «Por un lado, el calor impidió la aparición del mildiu -por encima de 30º no puede vivir-, pero ayudó a la aparición de plagas. Así el gusano de las manzanas (Carpocapsa) tuvo varios picos en la temporada, cuando lo habitual es que tenga dos», señala la experta que, asimismo, ha podido constatar que la cosecha de manzanas fue menor que en otros años, «pues los árboles sufrieron con el calor estival. En cambio, los nogales han tenido una cosecha extraordinaria, quizás porque las altas temperaturas han ayudado a la producción del fruto».
Respecto a las aves, la observadora ha podido verificar que abandonaron nuestro territorio, en la migración postnupcial, con cierto retraso ya que las condiciones climáticas seguían siendo buenas. «Las aves que vienen a pasar el invierno o de paso desde zonas más frías están llegando con retraso debido a que el otoño en zonas más al norte no está siendo muy duro, aunque los primeros temporales otoñales en el norte de Europa propiciaron una fuga para algunas especies», concluye pilar López Vallejo.