'Amama' un poema visual vasco que se crece en los silencios
El largometraje que dirige Asier Altuna y protagonizan Kandido Uranga, Iraia Elias y Amparo Badiola, se ha estrenado hoy en la Sección Oficial del Zinemaldia, en la que compite por la Concha de Oro
Ainhoa Iglesias
Lunes, 21 de septiembre 2015, 12:56
No hace falta esperar a la lectura del palmarés para asegurar, sin miedo a meter la pata, que el cine guipuzcoano está en magnífico estado de forma. La película que dirige Asier Altuna e interpretan Kandido Uranga, Iraia Elias, Amparo Badiola, Klara Badiola, Ander Lipus, Manu Uranga y Nagore Aranburu, compite en la Sección Oficial del Festival Internacional de Cine de San Sebastián por la Concha de Oro. La película, íntegramente rodada en euskera, sigue la estela de 'Loreak', primer trabajo de estas características en optar al máximo galardón del Zinemaldia.
'Amama', que centra el lunes de festival junto al estreno de 'Eva no duerme', es un poema con árboles talados que envuelven la música de Mursego y Javi P3z. Filmada durante siete semanas no correlativas para captar el paso de las estaciones en los bosques de Aldatz (Navarra) y Artikutza, 'Amama' narra una «historia de incomunicación y de ruptura entre generaciones», con el caserío como vida y declive. Una historia que se nutre de las experiencias del cineasta, que ha confesado en rueda de prensa haber pintado una 'amama' como la que recuerda de niño: «Sentada en la cocina, siempre callada, pero siempre ahí».
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AMAMA
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VídeoTrailer de Amama
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Photocall de 'Amama'
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El equipo de 'Amama' en Donostia
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'Evita', una bella durmiente embalsamada por Imanol Arias
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El equipo de 'Eva no duerme' en el Zinemaldia
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FOTOSEl equipo de 'Eva no duerme' en el Zinemaldia
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Tres árboles pintados en el bosque
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Sección Oficial
Una figura familiar poderosa que da nombre a la película y que «inmediatamente despierta la idea de transmisión. La madre de la madre», ha explicado Altuna.
En la gran pantalla la 'amama' es Amparo Badiola, una actriz debutante a sus más de ochenta años que el bergarés encontró de casualidad. «Llevaba tres meses buscando a una mujer elegante, bella y fuerte. Y un día vi a Amparo sentada en una cafetería», ha detallado. «Me atreví a comentarle si estaría dispuesta a participar en una película porque ella era lo que necesitaba. Creyó que era un loco. Pero la convencí y le hice una prueba de cámara al día siguiente. Entonces descubrí esa mirada... parecía que hubiera hecho cine toda la vida. Ha sido un placer y una suerte trabajar con ella».
El debut de Amparo Badiola
Y tanto. Porque la película retrata voces llenas de silencios que explican más cuanto más callan. «Creo que la historia mejora si no se introducen palabras innecesarias», ha opinado Asier Altuna en el Zinemaldia. «Desde la primera versión del guión fuimos puliendo la narración para intentar contar con imágenes. La primera parte es el punto de vista de Amaia, con escenas con mucho movimiento y color, que ceden paso a una segunda etapa en la que se adopta el punto de vista de Tomás, con planos fijos en los que ya no caben tanto subrrealismos ni palabras». Un juego que el cineasta guipuzcoano se alegra de haber encontrado porque, considera, es una manera «muy austera y elegante» de plasmar la historia.
«Con mi edad proponerme trabajar en una película... no me lo creía», ha confesado por su parte Amparo Badiola. «Ha sido una aventura para mí mágica. El equipo es cariñoso, respetuoso... Con la guerra tuve que exiliarme a Francia y lo perdí todo. Asier me lo ha devuelto. Con él he recuperado las raíces. Se lo agradezco tanto...», ha expresado la 'amama', protagonizando el momento más emotivo de la rueda de prensa.
Las pérdida, la ruptura, las raíces, el final de algo. Es precisamente lo que aborda el filme, y lo hace de forma clara y valiente. Sin concesiones. «Me había fijado en un montón de películas de temática rural y la amenaza de esa forma de vida siempre viene de fuera. Yo creo que es la propia vida la que nos lleva a un futuro distinto. El caserío como ha sido durante siglos, durante generaciones, ha cambiado. Porque no sólo es diferente la forma de ganarte la vida, sino la manera de cómo te colocas en el mundo. Tomás -interpretado por Kandido Uranga- está colocado como el centro del mundo, el caserío le ofrece espiritualidad y poder. Para él no hay nada más ahí fuera. Pero la hija, Amaia, ve que es un sinsentido seguir así. No quiere romper con todo pero sí representa la ruptura». Un choque entre tradición y modernidad que el cineasta ha considerado en el Festival de Cine de San Sebastián «una lucha real» que se da actualmente.
Propia experiencia
También lo cree el actor Kandido Uranga, quien se ha sentido cómodo en el papel de ese hombre rudo, violento, que acaba expresando con sus manos todos esos sentimientos que es incapaz de dejar aflorar de otra manera. «Yo procedo de padres de caserío. Así que la ruptura la he vivido», ha declarado el actor, quien tiene un punto de vista más trascendental sobre el fondo de la película. «Pienso que es un canto al amor. Más allá del odio, de las miradas, de los reproches... todos los conflictos están basados en el amor, que es el que acaba triunfando», ha opinado.
El director de 'Amama' ha reconocido que el personaje de Tomás y su papel en la película, le «encanta». «Cómo de estar en esa posición tan dura y violenta da el paso a usar las manos con mucha sensibilidad y consigue transmitir lo que de otra manera es incapaz. Esto viene de un poema de Kermen Uribe en el que en cuatro palabras describía eso, como un señor tan recio, tan poderoso, es capaz de aflorar sensibildiad. Desde el principio es intencionado conferirle a Tomás un tono muy violento, para que cuando las mujeres que tiene alrededor se plantan, esa figura crezca, hasta acabar emocionándose cuando al final ve la obra de su hija».
Por último, el equipo de la película que firma Asier Altuna ha explicado en el Kursaal por qué han optado por poner el subtítulo 'Cuando cae un árbol'. «Zuhaitzak fue una opción para titular la película. La metáfora de los árboles va adquiriendo tanto protagonismo en el guión que, tras decantarnos por 'Amama', decidimos incluirlo».
El cineasta guipuzcoano, también guionista de sus películas, ya pasó por San Sebastián en 2005 con su debut, 'Aupa, Etxebeste' (película que codirigió con Telmo Esnal y que fue nominada en los Goya de ese año) y que les dio el premio de la Juventud. Después estuvo con 'Bertsolari' (2011), programada fuera de concurso.