El Club Lambretta España edita un libro sobre la antigua fábrica

El trabajo recopila con numerosas fotografías y textos, cuenta la historia de la empresa eibarresa, de cuya cadena de montaje salieron las apreciadas motocicletas. La gestación del libro comenzó hace aproximadamente un año cuando la empresa bilbaína Foat se puso en contacto con Félix Domínguez (presidente del Club Lambretta de España y organizador de Euroyeyé) para comunicarle que habían encontrado más de setenta negativos fotográficos con imágenes de la fábrica ubicada en Eibar.

Tras la rápida adquisición del material, se decidió poner en marcha «una publicación eminentemente gráfica, maquetado con el lujo propio de un volumen de coleccionista», según da a conocer el coordinador del trabajo, Félix Domínguez en la introducción del mismo.

Asegura, también, que el texto «ofrece además una visión nueva sobre cuándo y cómo surgió, sus años de esplendor y crisis, así como el modo y las causas por las que acabó desapareciendo la Lambretta en España». 'La fábrica de Lambretta en España, Visita a sus instalaciones en Eibar', se completa también con la recopilación de numerosa documentación y más fotografías procedentes de diferentes instituciones y particulares del País Vasco.

Fundación

La empresa Lambretta Locomociones S.A. se fundó en Eibar en 1953, bajo la dirección de Florencio Irigoyen. La de Eibar era la tercera empresa de automoción que se abría en España y que se dedicaba a la construcción de motocicletas (en este caso, fabricaban bajo licencia los scooter y motocarros de la marca italiana). La producción de estos vehículos comenzó en 1954, y finalizó en 1989.

El edificio ubicado en la Avenida Otaola (actual sede de la Policía Autónoma vasca) comenzó a construirse el 25 de mayo de 1953, inaugurándose el 10 de junio de 1954. El edificio (que se caracteriza por su gran tamaño), se divide en dos zonas, talleres y oficinas, y fue llevado a cabo por el arquitecto Joaquín Domínguez Elósegui, quien ideó soluciones técnicas novedosas como el uso de grandes ventanales para la entrada de luz natural al interior o la utilización de la terraza del edificio como pista de pruebas para motocicletas, y en la que se podía alcanzar una velocidad máxima de cincuenta kilómetros por hora.