Un incendio fortuito calcina parte del restaurante 'A fuego negro' de Donostia

DV. En pleno puente de San José, tan esperado por los hosteleros para relanzar las ventas después de una temporada algo fría, el restaurante de Donostia tuvo que cerrar ayer su establecimiento a causa de un incendio fortuito que calcinó buena parte del local. «Es una pena. Nos hacían falta estos días, pero nos consolamos con que no haya pasado nada a nadie», decía Amaia García, una de las tres socias del conocido establecimiento de la Parte Vieja, que figura entre las mejores barras de pintxos desde que abrió sus puertas en junio de 2006.

La alarma anti incendios del establecimiento saltó hacia las seis de la mañana. A Amaia y a sus dos socios, los cocineros Iñigo Cojo y Edorta Lamo, les avisaron de inmediato por teléfono de que se había producido un aparatoso incendio en su local. Según informaron los bomberos, las llamas se originaron en la zona trasera del restaurante, donde están el almacén y la cocina. Un fallo eléctrico calcinó varias cámaras frigoríficas y maquinaria de cocina.

El fuego también se propagó por el resto del local. La zona de atención a los clientes se salvó de la peor parte, aunque sí quedó ennegrecida por el humo. Los vecinos de los inmuebles más cercanos de la calle 31 de Agosto dicen que se escucharon incluso dos pequeñas explosiones y que vieron una llamarada que subía por el patio trasero.

Los bomberos del parque donostiarra decidieron desalojar a los residentes de los dos portales colindantes, los números 31 y 33, hasta que terminaran las tareas de extinción. Las llamas quedaron controladas en una hora.

«Para lo que queráis»

Con el incendio ya apagado, las primeras luces del día dejaron al descubierto los cuantiosos desperfectos. Una veintena de personas, entre trabajadores, familiares y amigos, se emplearon a destajo durante todo el día para sacar la maquinaria calcinada y limpiar lo más posible el establecimiento. Amaia agradecía todas las muestras de ayuda recibidas por vecinos y también compañeros del gremio. «Es lo bueno que sacamos de todo esto. Se ha acercado muchísima gente a darnos ánimos, queriendo echar una mano», contaba a media mañana frente al local, donde se arremolinaban los paseantes sorprendidos por el suceso. «Es una pena, ya lo siento. Para lo que queráis, ya sabéis dónde estamos», se ofrecía una hostelera.

Aunque todavía no estaban valorados los daños materiales, los tres socios del ya ponían fecha para la reapertura del local. «Vamos a hacer todo lo posible para que esté abierto el próximo fin de semana», aseguraba Amaia. Tienen que renovar toda la maquinaria, reponer el género y pintar el establecimiento en menos de siete días. «Nos repondremos de esto seguro».