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10 AÑOS DE CONSORCIO TRANSFRONTERIZO

Diez años juntos

Tras un decenio de trabajo común, Irun, Hondarribia y Hendaya siguen siendo tres ciudades independientes, pero están más cerca que nunca

IÑIGO MORONDO

Domingo, 21 de diciembre 2008, 05:11

IRUN. DV. En la Europa sin fronteras, la comarca de la bahía de Txingudi predicó con el ejemplo. Economías de aduana reconvertidas por exigencias de las más altas esferas, convergieron en la idea de que si la frontera las había hecho fuertes, la ausencia de la misma no debía desaprovecharse como fenomenal oportunidad para crecer; crecer en un sentido radicalmente distinto, pero crecer al fin y al cabo.

Tal era la situación de partida que todo estaba por hacer. Irun y Hendaya; Hendaya y Hondarribia, separadas por unos pocos pasos las primeras, por un estrecho brazo de mar las segundas, eran ciudades que apenas se conocían entre sí, que apenas se aprovechaban de los recursos vecinos. Había que establecer objetivos comunes, compartir las oportunidades para aprovecharlas mejor, pero qué difícil parecía aquello entre ciudades separadas por escasos metros en lo físico pero por centenares de kilómetros en mentalidad, costumbres y conocimientos mutuos.

Con la idea de reducir esas distancias mentales e ir dando los primeros pasos hacia la eurocomarca de Txingudi, el 23 de diciembre de 1998 nació el primer consorcio transfronterizo europeo que agrupaba tres ciudades de dos países. A ese nombre genérico se adjuntaba el propio: Bidasoa-Txingudi, dos elementos geográficos que debían convertirse en nexos de unión tan fuertes como límites separadores habían sido.

Imagen y formación

Han sido muchas las iniciativas políticas y administrativas que han impulsado aquel Consorcio que nació con un periodo de caducidad de 10 años pero con la firme voluntad de renovar sus votos tras ese plazo, algo que ocurrirá pasado mañana. Del consorcio salió la imagen turística común de la comarca, que ha conseguido presentar ese destino único, que abarca dos países y tres ciudades, en la gran feria turística de Madrid, Fitur, donde nunca antes se había expuesto una oferta turística de ese estilo.

De esta apuesta transfronteriza han surgido acuerdos importantes (como el alcanzado entre la Mancomunidad de Servicios de Txingudi y la Communauté de Communes Sud Pays Basque para el saneamiento del Bidasoa) e iniciativas curiosas e interesantes como el camino de la bahía que une las tres ciudades en un recorrido cultural y turístico sin precedentes. El convenio transfronterizo ha dado lugar también ha actividades sociales, culturales y deportivas y su ejemplo ha llevado a que asociaciones de un lado hayan estrechado lazos con las análogas del otro.

Es cierto que, durante años, se ha planteado la pega de que el convenio se ha quedado en las esferas políticas, que no ha llegado al ciudadano. Ha sido objetivo del Consorcio educar en el concepto del a los escolares de la comarca y, en la medida de lo posible, también al resto de la población. La gran revolución no ha sido posible como tal, pero lo cierto es que las tres ciudades están ahora más cerca que nunca. Quizá no cabe cargar en el haber del Consorcio todos esos pasos adelante que han dado las sociedades de Irun, Hondarribia y Hendaya, pero está claro que ha sido el gran impulsor de esta nueva filosofía de la no-frontera.

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