«A veces miramos en Google si el nombre existe»

Una de las causas habituales de discrepancia surge por el nombre de los niños inscritos. «A veces, no sabemos ni de dónde los obtienen. En ocasiones, los buscamos en Google. Los padres pueden poner el nombre que deseen, pero tiene que existir. La ley no permite nombres que puedan provocar risa o mofa o que induzcan a error en cuanto al sexo», afirma Belén Quintillán, secretaria del Registro Civil de San Sebastián.

La responsable de la oficina señala que antes la ley era mucho más restrictiva en cuanto a los nombres. «Ahora es amplia y cada vez vamos a encontrar nombres que nos resultan más raros. Hasta la fecha no hemos rechazo ninguno. Lo que sí se ha hecho ha sido no aceptar aquellos en euskera que no están reconocidos por Euskaltzaindia. Tampoco se han admitido los que tienen una grafía que no se corresponde con la normativizada», explica Quintillán. La ley española sólo permite inscribir dos nombres a una persona: uno compuesto o dos sencillos. «A veces se rechaza uno compuesto con otro sencillo, principalmente en personas de origen latinoamericano, siempre y cuando estén nacionalizadas».