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Paseo herido. Las consecuencias del temporal volvieron a ser graves en el caso del Paseo Nuevo. Es zona frágil y el mar se ceba con ella. :: PEDRO MARTÍNEZ
SAN SEBASTIÁN

Un paseo siempre nuevo

Una vez más y tras los efectos del temporal, esta zona deberá ser reparada y renovada

ANA VOZMEDIANO

Domingo, 14 de noviembre 2010, 03:23

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1990 El gran socavón se produjo este año. El mar se llevó cuarenta metros de paseo y provocó unos daños que aún recuerdan los técnicos de la Casa Consistorial. Fue entonces cuando el Ayuntamiento empezó a tomarse en serio que era necesaria una rehabilitación integral, más allá de reparar lo que el oleaje había destrozado. Así se haría seis años después.

2003 El Paseo Nuevo vuelve a romperse, aunque no con la misma intensidad que unos años antes. Esta vez son unos tres metros de la zona de arriba del murete, pero el resto del rompeolas aguanta los embates del oleaje.

2008 El temporal del 11 de marzo provoca un enorme socavón en el Paseo Nuevo. El causante fue el llamado tren de olas, con una altura media de 10 metros que, en conjunción con la pleamar y fuertes rachas de viento, dejó efectos desoladores.

Volvió a ocurrir. El mar se embraveció y arremetió contra la costa donostiarra y, como también es frecuente, dejó las peores consecuencias de su enfado en el Paseo Nuevo. Este cinturón de Urgull es la principal víctima de trenes de olas, ciclogénesis explosivas o, simplemente, de temporales varios que se han sucedido desde que se inaugurara en la segunda década del siglo XX. Arreglar el enorme socavón, mayor aún que el de 2008 y más complicado de reparar, costará 400.000 euros que ya se han solicitado a la dirección de Costas del Ministerio de Fomento. Es la institución competente de la franja del litoral y ya ha confirmado que sufragará las obras del muro de costa, las más costosas. Ayer se abría parte de su longitud a los peatones, con acceso desde el paseo de Salamanca.

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Pero el presupuesto para que el Paseo vuelva a estar 'nuevo' casi se duplicará, porque hay que reparar pavimentos, reponer bancos, restaurar el barandado o instalar vallados provisionales como parte del largo listado de trabajos a realizar hasta superar los 700.000 euros de coste.

No es el primer socavón que sufre el Paseo y en los últimos años, Ayuntamiento y Costas han tenido que volver su vista al lugar en diferentes ocasiones. Corría 1990 y, como recuerdan los técnicos municipales, «entonces no se daba tanta importancia pública a estas cosas». El mar volvió a enfurecerse y llegó a destrozar un tramo de cuarenta metros del Paseo. No se recordaba un socavón semejante y fue entonces cuando se comenzó a hablar en serio de que era necesario remodelar el Paseo Nuevo en su totalidad, olvidarse de parcheos y arreglos parciales y encargar un proyecto.

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El alcalde Odón Elorza recuerda que se optó por una solución más simple, cómoda y menos costosa, lo que reconoció como un 'lifting' que utilizó unos elementos denominados micropilotes que se convirtieron en el palabro de moda entre técnicos y políticos durante aquellos años.

«No se hizo nuevo el Paseo, no se hormigonó otra vez. Se evitó el hundimiento de la calzada, se utilizaron nuevos materiales para barandilla o mobiliario urbano, más resistentes sobre todo al salitre, y se adecentó todo. No se retiraron ni sustituyeron elementos de la obra primitiva».

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El Paseo se reestrena y el oleaje sigue sin dejarle en paz. Son daños menores en barandados o bancos, pequeños desprendimientos, pero en 2003 el temporal vuelve a mostrar su cara más agresiva y provoca importantes daños en el muro de costa y en las rocas.

Cinco años más tarde llega el famoso 'tren de olas'. Y aparece un socavón similar al que ha hundido esta lunes el Paseo. Con algunas diferencias que señala el alcalde. La primera es que la fecha en la que se produce es buena para la reparación, porque es marzo y el tiempo va a mejorar, el invierno ha quedado atrás. Además, el enorme agujero ha respetado el paso cercano al monte y por allí pueden circular los camiones de obra.

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Esta vez, el socavón ha llegado hasta la ladera de Urgull y, además, es noviembre, lo que supone que queda un largo invierno y que puede haber nuevas borrascas que, aunque no sean tan fuertes como la del pasado lunes, sí dificulten las obras de forma sustancial. Además, el material de obra tendrá que acceder a la zona por Urgull, lo que implica vehículos más pequeños y un proceso más costoso y más largo. Se habla ya de cuatro meses de trabajos.

Reforzar el muro

Más allá de la necesidad de volver a recuperar la normalidad del Paseo Nuevo, el Ayuntamiento y la dirección de Costas buscan medidas que palíen el impacto de los temporales en esta zona emblemática de la ciudad.

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Elorza recuerda que el Ministerio de Fomento está analizando la pérdida de arena de La Zurriola y las razones por las que las piedras del espigón del paseo Leizaola se han desplazado y han llegado a la desembocadura del río. Dentro de este estudio, en el que participa el laboratorio de simulación del Cedex, aparecería también el Paseo Nuevo como elemento a analizar.

«Sabemos que hay que volver a echar piedra, pero no se pueda hacer en la zona en la que el embate del mar es mayor, eso está claro. Sí en cambio en el paseo de Salamanca, a la altura de la calle Aldamar y la desembocadura para frenar el golpe de la ola». En el estudio sobre La Zurriola se plantea también la colocación de un depósito de piedra al otro lado de la escollera como protección para la playa y, a la vez, al Paseo.

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El técnico municipal Santi Martín, que guarda en su memoria los destrozos del mar durante los últimos veinte años es claro: «Estos fenómenos son excepcionales, pero cíclicos. El mar arremete contra la costa y provoca consecuencias». Hace algo más de 40 años Alderdi Eder quedó destrozado por otro oleaje furioso.

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