Cuando San Francisco vivió en Gubbio, muy cerca de Asís, donde nació, los lugareños estaban aterrados por un feroz lobo que había matado a varias ... personas. Cuentan que Francisco se adentró en el bosque al encuentro del animal, y cuando lo tuvo delante le dijo: Ven aquí, hermano lobo, yo te mando, en nombre de Cristo, que no me hagas daño a mi ni a nadie. La fiera se echó a sus pies seducida por el poder de la mirada del fraile y cumplió lo que Francisco le había pedido.
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Merece la pena mirar hacia arriba en la iglesia de los franciscanos para admirar la escena del lobo, que con las otras pinturas murales de la bóveda constituye uno de los conjuntos pictóricos más importantes del patrimonio de Tolosa. Su autor, Pablo Uranga, formó junto con Apellániz y Diaz de Olano, un grupo costumbrista de primer orden, al que se unió el impresionista Fernando de Amarica, otro de los grandes pintores gasteiztarras de finales del XIX y comienzos del XX. Pablo pintó también en Tolosa los murales del ábside de los Sacramentinos, desgraciadamente deslucidos por una mala restauración.
La iglesia de San Francisco, erigida en la parte final del Renacimiento, entre el 1500 y 1600, albergó siempre una nutrida comunidad de frailes, aunque en los últimos años su número se ha reducido hasta la más mínima expresión. Además de iglesia, fue durante la guerra de la independencia cuartel y hospital para las tropas francesas, siendo visitado por Napoleón el 8 de noviembre de 1808.
La joya irrepetible de la iglesia es su retablo mayor renacentista, obra de Ambrosio Bengoetxea, el genial sordo de Alkiza, discípulo de Juan de Antxieta. Ambrosio fue el que terminó el retablo de la parroquia de Santa María, quemado en el incendio de 1781,que Antxieta no pudo terminar antes de fallecer. El templo franciscano se alza orgulloso en la mitad de la villa, viendo pasar el tiempo, ese algo inmaterial que para nosotroses como una fugaz ráfaga de aire.
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