Que no te engañen con tu nueva conexión a internet

Ni será la primera vez, ni la última. En internet nadie se libra de esos inoportunos cortes de conexión, alguna puntual saturación de red... o un 'extraño' problema con el router cuya solución pasa por reiniciarlo (el ABC de la tecnología). Eso sí, si experimentas una lentitud general, no lo dudes: echa mano de las clásicas pruebas de velocidad que puedes encontrar en internet (Speedtest, Test de velocidad, etc.). ¿Confirmados tus peores presagios? Reinicia el router y si sigues igual, da un toque a tu operadora: es muy probable al instante restablezca la velocidad. ¿Una recomendación? Por si acaso, comprueba que tu router admite un mayor ancho de banda contratado: no serías el primero al que le 'regalan' una mayor velocidad pero al que al mismo tiempo mantienen un router incompatible con el nuevo ancho de banda. Sea como fuere, si haces uso del móvil apuesta por la banda de los 5GHz (no confundir con el 5G), mucho menos congestionada que la de 2.4 GHz.

Al navegar por internet, lo más habitual es exprimir la velocidad de bajada de nuestra conexión, ya que por defecto estamos descargando la información (textos, imágenes, etc.) de las páginas web en nuestros dispositivos (archivos temporales, caché, etc.). Sin embargo, la cosa cambia cuando nos toca enviar ficheros por email o WhatsApp: en estos casos, lo importante es la velocidad de subida al servidor en cuestión. Y si a un ancho de banda pequeño le sumamos un considerable peso de los archivos...

Aunque son muchas las operadoras que ofrecen conexiones simétricas (misma velocidad de subida que de bajada), aún las hay que reducen esta variable de subida a la mínima expresión. Por si acaso, tenlo en cuenta antes de echar la firma.

La gran olvidada de cualquier conexión y la que más quebraderos de cabeza puede dar. La latencia hace referencia al tiempo de respuesta de una conexión, es decir, al margen que pasa desde que solicitamos una información (haciendo 'click' en un enlace) hasta que la recibimos. Si el tiempo resulta excesivo, puede arruinarnos la experiencia en apps como las de videoconferencia o con continuos 'lags' (saltos) en videojuegos online (en función de la resolución gráfica a la que juguemos).

Más allá de la (pobre) calidad que ofrecen los routers de las operadoras, es esencial cambiar el usuario y contraseña que se implementan por defecto. De hecho, estos a menudo vienen predefinidos por unos algoritmos que acaban haciéndose 'públicos' en las ya clásicas filtraciones de datos de internet. Esto no solo afecta a los datos de la conexión WiFi, sino también a los de acceso al administrador del propio dispositivo (en una pegatina bajo el router).

No siempre la culpa es de la operadora. Y es que el propio cable Ethernet con el que nos conectamos puede ser el gran cuello de botella que nos impida 'volar' en internet. Y no, no todos los cables son iguales: en función de su categoría, soportan mayores o menores anchos de banda (huye de los CAT 5, y apuesta por un CAT 5e y CAT 6). Y, sobre todo, no te olvides de las limitaciones que conlleva el uso del WiFi, ya que la navegación nunca será tan fiable ni estable como a través del cable por culpa de la distancia, las interferencias, etc.