Se hace el silencio 50 años después

Buena parte de los donostiarras nos enfrentamos a lo desconocido. Jamás hemos vivido un 20 de enero en silencio. La pandemia obliga a un Día de San Sebastián atípico, en el que las casas sustituirán a las calles y los grupos de amigos tocarán sus tambores y barriles a través de videollamadas u otros imaginativos métodos que ha sacado a la palestra la llegada a nuestras vidas del coronavirus.

En las calles reinará el silencio. Sobre todo por la noche, gobernada por el toque de queda impuesto por las autoridades. La situación, no obstante, será atípica pero no inédita, ya que no será la primera vez que Donostia se queda sin su Tamborrada el día 20 de enero.

Para todos aquellos que no estuvieran aquí o no tuvieran uso de razón en 1971 sí que será la primera vez que asistan a un Día de San Sebastián tan triste como el de mañana. Justo de ese año, del que han pasado ya 50, data la última suspensión de la fiesta. En aquella ocasión fue a causa del estado de excepción que había decretado el gobierno franquista. El mismo motivo provocó la anterior suspensión, en 1969. Eran los tiempos más convulsos de la dictadura y las crónicas cuentan que en aquel último año de la década de los sesenta la Parte Vieja donostiarra estaba patrullada por la Policía Armada y que para las diez de la noche las calles estaban desiertas. En 1971, la bandera se izó en silencio bajo la lluvia y sin tamborradas ante los ojos de unas cincuenta personas que aguantaban el chaparrón en la Plaza de la Constitución.

Durante el resto de la dictadura franquista, la Tamborrada se celebró en su día salvo en 1948, cuando la lluvia obligó a suspenderla. Huelga decir que durante la Guerra Civil, entre 1937 y 1939, no hubo fiesta y caben destacar diversas suspensiones que tuvieron lugar entre 1902 y 1916 por distintos motivos. Entre el citado año 1902 y 1904, el alcalde Sebastián Machimbarrena prohibió las sokamuturras tras diversos incidentes acaecidos anteriormente en la actual Plaza de la Constitución (entonces Plaza Nueva) y las sociedades se plantaron en señal de protesta, con lo que no hubo Tamborrada durante esos años. En 1914, la reciente muerte de Sarriegi hizo que el 20 de enero se dedicara al homenaje al compositor y que la fiesta se aplazara al día 25. En 1916, las directivas de Unión Artesana y Euskal Bilera decidieron suspender el desfile como protesta por el gran número de compañías existentes. No obstante, Donosti Zarra salió en El Antiguo y en la Parte Vieja se improvisaron algunas tamborradas.

Durante el siglo XIX sólo la III Guerra Carlista (entre 1872 y 1876) y la nieve, en 1891, obligaron a detener una fiesta que está documentada desde el año 1870, aunque su origen es anterior.

Esta ocasión será la primera vez que una pandemia obligue a cancelar la fiesta más grande para los donostiarras. Ninguno de los que hemos vivido los meses que se han sucedido desde marzo olvidaremos la pandemia del coronavirus y la suspensión del Día de San Sebastián de 2021 quedará marcada en nuestra memoria. Sólo cabe esperar que no nos toque volver a vivir algo similar y que el 20 de enero de 2022 la Marcha de Sarriegi tome de nuevo Donostia.