Construcción sostenible: innovación para edificios más eficientes y saludables
Los edificios propios del siglo XXI deben ser sostenibles. Bajo esa máxima se construye en Gipuzkoa y Euskadi, un enfoque que es beneficioso para todos
Lunes, 7 de julio 2025, 09:37
La sostenibilidad en construcción es el pilar en torno al cual todo se mueve en este sector y es, sin duda, la mejor de las innovaciones para el planeta. Con la sostenibilidad marcada en rojo en la hoja de ruta de cualquier construcción, esta ha cambiado no solo en el diseño de los edificios, que hoy es en muchos casos ecológico, sino en los métodos constructivos, en los materiales utilizados y en el ciclo de vida completo de cada una de las estructuras. Así, a la hora de proyectar una nueva construcción se tiene en cuenta minimizar el impacto ambiental que esa edificación tendrá a lo largo de su vida, maximizando la eficiencia energética, reduciendo las emisiones de carbono y, por supuesto, promoviendo el bienestar de quienes la habiten.
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Por ello, existen algunos principios innegociables en la construcción sostenible, puntos que resultan clave en cualquier proyecto, como es el caso de la eficiencia energética, plasmada en el uso de aislamientos térmicos avanzados, energías renovables o ventilación pasiva; o de la utilización de materiales que sean ecológicos y también reciclables, como puede ser el caso del biocemento, además de la reutilización de materiales y del reciclaje de los residuos de obra. A su vez, hay otros puntos sobre los que pivota cualquier construcción sostenible, como una preocupación cada vez mayor por reducir la huella de carbono, basada en muchas ocasiones en el transporte eficiente de materiales o una cadena de suministro de proximidad; una gestión óptima de los recursos, especialmente el agua, con la recolección del agua pluvial, el uso de sistemas de riego inteligentes o la instalación de grifería de bajo consumo; o el análisis del ciclo de revida completo, procurando que algunos diseños sean adaptables, fáciles de desmontar y actualizar y que incluso estén pensados para un reciclaje al final de su vida útil. Y, por supuesto, desde el primer momento se busca un diseño sostenible y centrado en el bienestar, procurando una importante fuente de iluminación natural, el aislamiento acústico o una calidad del aire interior que se controla mediante sensores.
Esta búsqueda de la sostenibilidad trae ventajas para todos, pero especialmente para los propios inquilinos: gastan menos y viven mejor
Esta búsqueda de la sostenibilidad en la vivienda es una exigencia por parte del marco legal actual, pero también es un enfoque con el que todos salimos ganando. El consumo energético se puede reducir entre un 30 y un 50 %, al igual que las emisiones de CO2, que en este caso se mueven entre un 40 y un 60 % menos. Los usuarios disfrutan de un mayor confort y de una mejor salud, a la vez que ven cómo sus viviendas se revalorizan, por un lado, y pueden acceder a la financiación verde, por otro. Y, además, la apuesta por estos materiales sostenibles y por unos procesos ecológicos durante las obras suponen una menor generación de residuos y, consecuentemente, una menor presión sobre los vertederos.
Domótica verde
Nuestras casas en este 2025 deben ser verdes pero también inteligentes. De ahí que la domótica, esa capacidad de dotar a nuestros hogares de esa inteligencia digital, esté evolucionando a toda velocidad. En relación con la sostenibilidad, hay que señalar que la domótica verde también es tendencia, con sistemas inteligentes que gestionan la energía solar, frigoríficos eficientes o cortinas automatizadas que buscan evitar con sus movimientos el exceso de calor.
Además, hay muchas otras tendencias en el terreno de la domótica, como es el uso de la IA avanzada y la automatización predictiva: con la IA, las casas inteligentes se anticipan a nuestras rutinas y nos ajustan la temperatura o las luces antes de que lleguemos a casa, por ejemplo. Además, los sistemas domóticos son cada vez más sencillos de integrar y se pueden controlar tanto por la voz como por los gestos o la biometría. En este sentido, hay que resaltar también los enormes avances que se están dando en el terreno de la seguridad, con cerraduras cada vez más inteligentes, sistemas de vigilancia con IA o nubes que almacenan nuestros datos y otros contenidos y que cada vez son más difíciles de descifrar.
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