Días libres en invierno… ¡y en verano!
Los arrantzales viven momentos de mucho trabajo durante el año, pero también gozan de largas temporadas de asueto en tierra
Viernes, 25 de febrero 2022, 11:09
Existe la percepción de que el arrantzale vive los 365 días del año en un barco. Como si la mar y el trabajo no les dieran descanso. Y sí, es cierto que la pesca es una profesión exigente, pero es igual de cierto que permite disfrutar de largas temporadas de descanso, que en muchos casos sirven para mejorar su competitividad a través de la formación o para gozar de unas merecidas vacaciones y días libres.
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Norberto Emazabel, presidente de la Cofradía de Pescadores de Hondarribia, explica que «llevamos unos años de campañas cortas, pero intensas. Por ejemplo, la del verdel (la primera del año), que si viene con antxoa mezclado, como ha pasado, lo estamos pescando en Asturias». ¿Eso qué significa? «Ahora estamos en Gijón de lunes a viernes y dejamos el barco allí, porque si no el viaje son 16 horas». Para llegar hasta la localidad asturiana, «los domingos por la noche, a las 22 horas, salimos para Gijón». El motivo es que el «lunes a las 9 horas cogemos el hielo porque hasta las 10 horas no se puede largar. Es un acuerdo a nivel de todo el Cantábrico».
Se da la circunstancia, en muchas ocasiones, de que «los viernes ya no trabajamos por el coste que tiene para las fábricas tener personal trabajando los sábados. Las empresas no quieren asumir ese coste». De esta forma, «descansamos viernes, sábado y domingo». Si la pesca de verdel es en aguas cercanas a los puertos guipuzcoanos, «estamos en casa para el viernes a mediodía y no salimos hasta el lunes después de comer». Si está la antxoa «se adelantan las horas, porque desde las 10 horas se puede largar».
El verano sí que es «full completo, pero a veces terminamos a mediados de agosto y tenemos un mes entero sin hacer nada. Sólo vamos preparando el barco para la sardina o el txitxarro de cara a otoño».
El ejemplo de 2021
Emazabel pone como ejemplo lo ocurrido el año pasado. «Empezamos la costera el 1 de marzo y la antxoa se terminó el 20 de mayo. Paramos hasta el 10 de junio. Que no significa que sea descanso, porque hay que cambiar del cerco al atún y es cuando más te cuesta: sacar las redes grandes, las cañas, los ganchos… cambiar de cerco a atunes tiene un trabajo importante, aunque son cuatro o cinco días y luego hay descanso», detalla. Un parón que también se produjo a final de año: «Paramos el 20 de noviembre hasta febrero», meses en los que los arrantzales «están en el paro. Hay quien dedica el tiempo para irse de vacaciones, otros para estar con su familia… depende de cada caso», aunque muchos «aprovechan para hacer cursillos».
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«Paramos el 20 de noviembre hasta febrero»
norberto emazabel
Los sueldos de los arrantzales son generosos, pero «trabajamos 'a la parte'. Se gana según se pesca» y el reparto se suele realizar de la siguiente manera: «50 % para el armador y 50 % para el tripulante».
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