La Cofradía

Mente y corazón del sector pesquero

Josu Ezenarro I Secretario Cofradía de Pescadores Elkano de Getaria

Jueves, 9 de diciembre 2021

En su labor por representar y velar por los intereses del sector pesquero, la cofradía guarda un frenético día a día

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Euskadi cuenta con un total de once cofradías de pescadores, cinco de ellas ubicadas en Gipuzkoa: Hondarribia, Pasaia, Donostia, Orio y Getaria. Pero, ¿qué sabemos realmente de ellas? Para conocer la realidad de las cofradías más a fondo, conviene remontarse a su origen «en la Edad Media», explica Josu Ezenarro, secretario desde hace 25 años de la Cofradía de Pescadores Elkano de Getaria, aclarando que son entidades que «se han ido adecuando a los tiempos y que, en pleno siglo XXI, continúan pujantes».

Debido a su naturaleza de competencia autonómica, las cofradías están reguladas por la Ley de Cofradías de Pescadores del País Vasco, estando reconocidas como «corporaciones de derecho público y sin ánimo de lucro» que cumplen funciones «representativas y colaborativas» del sector pesquero, velando por los intereses de armadores y trabajadores. «Partimos de un sector muy atomizado con muchas empresas sin estructura administrativa», por lo que la cofradía «se dedica a la asistencia y a la representación en las labores que necesitasen, salvando los défi cits que tenían», explica. Otra de las competencias adquiridas «recientemente» y convertida en «una de las funciones principales» de las cofradías es la gestión de las lonjas de primera venta de los productos de la pesca. Una labor que es «fundamental» porque «asegura el cobro al contado a pescadores y barcos que acudan a la lonja».

Labor social

A destacar, asimismo, el carácter social de las cofradías, que desempeñan una «labor social muy importante» e indiscutible, pues queda recogido en los estatutos que en las cofradías de pescadores «están representadas en igualdad de condiciones, al 50 %, la parte económica -o empresarial- y la parte trabajadora -o social-». Esta realidad queda plasmada en el organigrama de la cofradía y amparada por un estatuto que obliga que ambas partes estén representadas a partes iguales tanto en la junta directiva como en los cargos de presidencia y vicepresidencia. La estructura organizativa también contempla «otros puestos y labores que, en función del volumen de barcos y ventas de una cofradía, puedan necesitarse».

Ligado desde 1996 a la Cofradía de Getaria, Ezenarro considera que, con el paso del tiempo, a pesar de haberse dado «un cambio importante en la propia gestión pesquera, no ha habido excesivo cambio en las labores y la estructura» de una cofradía. Aclarando, sin embargo, que «la digitalización sí que ha supuesto un cambio importante en la realización de las tareas, simplifi cándolas en esfuerzo y tiempo».

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«Si no hay sector pesquero que defender, que exista una cofradía no tiene sentido» Josu Ezenarro

Versatilidad laboral

En su día a día como secretario, puesto que se asemeja a la gerencia tanto de la cofradía como de la lonja, Ezenarro afi rma «hacer de todo» en un trabajo en el que «no hay dos jornadas iguales» ni una rutina marcada, ya que esta «depende de las pescas, de las campañas y de las zonas» en las que se desarrolle. Lo que sí asegura rotundamente es que es «una labor que no para, atendiendo barcos las 24 horas de los siete días de la semana, tanto en el suministro de hielo como en la subasta».

El año se divide en la pesca de pequeños pelágicos, en primavera y otoño, con mareas al día y subastas constantes; y la costera de bonito en verano, con mareas más largas, pero siendo «raro» el día que no haya descargas y ventas de atún «descargado tanto en Getaria como en puertos cercanos como, por ejemplo, de Asturias, que traen sus capturas para comercializarlas aquí». Durante el parón invernal de los arrantzales, la labor de las cofradías «sigue, porque, aunque los barcos no pesquen, hay mucho trabajo por hacer. Nos dedicamos a otros proyectos y cuestiones que no tienen espacio cuando estamos centrados en la pesca y la comercialización».

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Unidas, más fuertes

Conocidas las funciones de una cofradía, merece ser puesta en valor su «histórica» labor de cohesión social y desarrollo local. «La cofradía ayudó, entre otros, en la construcción de viviendas para marineros y en la pavimentación de las calles», apunta Ezenarro, una labor que sigue vigente, pero que se ha trasladado a «una fi gura importante como la Agencia de Desarrollo Local en el ámbito pesquero».

Las diversas cofradías guipuzcoanas mantienen una relación «muy fl uida» entre ellas con un «objetivo colaborativo» que contempla que «en el sector hay problemas comunes para todos, y nos hemos dado cuenta, afortunadamente, de que hablando, entendiéndonos, colaborando y llegando a acuerdos, los benefi cios son comunes para todas». Y así se llega a la realidad que afecta a un sector que, «a pesar de tener barcos más modernos y mecanizados, cuenta con menos unidades de pesca, aunque con la misma capacidad de pesca».

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Luces y sombras. La luz es una realidad empresarial «rentable» en un sector en el que los rendimientos obtenidos «son buenos»; mientras que la sombra se plasma sobre una deriva de la fl ota en la que falta relevo generacional, «principalmente en patrones y mandos». Una balanza que Ezenarro confía, «optimista», en equilibrar, ya que de lo contrario «podría desaparecer la actividad pesquera», lo que «sería una pena, sobre todo en Euskadi, después de tantos siglos de tradición». Con ello, desaparecerían también estas cofradías porque «si no hay sector pesquero que defender, socios, pescadores, barcos… su existencia no tiene excesivo sentido».

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