Joyería González Larrauri: «Han sido momento duros, pero seguimos trabajando para nuestros clientes»
Miércoles, 24 de junio 2020
La Joyería González Larrauri es uno de esos comercios donostiarras que forman parte de la historia de ciudad. Situada en la privilegiada esquina de la calle Urbieta con Avenida de la Libertad, actualmente está regentada por Virginia y Esteban González Bastida, y de Ane y Amaia, hijas de Virginia. Su historia se remonta a una larga tradición familiar.
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Una tradición que comienza en 1923 con otro local instalado en la calle Miracruz de Gros, en la que los abuelos de Virginia y Esteban, Leoncio González Miguel y su esposa Ascensión Larrauri Olarte, abrieron su Relojería Suiza hace ya casi un siglo.
Es en 1967 cuando los hermanos Javier y Ana Maria Gonzalez Larrauri comienzan un nuevo proyecto en el recién construido edificio en la calle Urbieta 2, con esquina en Avenida de la Libertad, e incorporándose después Ana María Bastida Chapartegui, esposa de Javier.
Su propuesta, además de la joyería clásica, en una versión más actualizada, con un producto especial, fino, novedoso y con un estilo informal que, a lo largo del tiempo, ha definido a la Joyería González Larrauri.
Desde la apertura en esta ubicación hace 50 años, la especialización en joyería ha sido fundamental, aunque sin descuidar nunca un apartado destinado a la relojería, en el que trabajan marcas de clásicas como Ebel, Frederique Constant, el reloj monoaguja MeisterSinger, u otras con diseños más novedosos como L. Bruat, Scuderia, y Qclocktwo.
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«No tiene sentido quedarnos paralizados»
Al igual que el resto de comercios, en la joyería también han sufrido los efectos del parón económico. Como el propio Esteban relata «todo esto nos cogió después de terminar la campaña de navidad, antes de empezar un nuevo ciclo. Estos meses han sido difíciles e inciertos para todos. Y aunque nuestro producto no es tan perecedero como el de otros gremios, la venta sí que funciona de forma estacional».
En este sentido, la pandemia por coronavirus ha retrasado la celebración de acontecimientos familiares, bodas y comuniones habituales en primavera, algo que, sin duda, afecta fuertemente a este sector.
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Una vez que el Gobierno comenzó a levantar las restricciones y permitió acudir a los comercios sin cita previa, la Joyería González Larrauri abrió de nuevo sus puertas al público. «En aquel momento la afluencia en la calle era escasa, hacía mal tiempo y la hostelería todavía no estaba funcionando. Todos intentamos normalizar la situación y poco a poco todos vamos intentando volver a las rutinas. Si bien las expectativas son mucho menores que otros año en estas fechas, se trata de retomar las actividades y que la economía fluya. Los acontecimientos personales, cumpleaños, aniversarios, bodas, se siguen sucediendo, la vida continua... Poco a poco la situación se irá normalizando»
La crisis ha extendido un manto opaco de incertidumbre, aunque en la joyería González Larrauri ya empiezan a pensar a más largo plazo. «Para la temporada de verano ya llegamos un poco tarde, así que ahora empezamos a pensar en el stock que traeremos para otoño-invierno».
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En cuanto al futuro, se muestran optimistas y se toman la situación con mucha filosofía «frente a lo que viene, no tiene sentido quedarnos paralizados, no hay que preocuparse, sino ocuparse. No sabemos lo que pasará, pero seguiremos trabajando con ilusión por y para nuestros clientes».
Adaptándose a la nueva normalidad
Lo que ha quedado claro en esta crisis es que la llamada nueva normalidad es una realidad que hay que asumir. El panorama es incierto y muchas medidas de las implantadas nos acompañarán durante mucho tiempo.
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En la joyería González Larrauri una de las prioridades es garantizar la seguridad de los clientes y seguir dándoles el buen servicio del que siempre ha hecho gala el establecimiento.
Para ello, han implementado varias medidas y aplicado todas las directrices sanitarias que exige el Gobierno. Por ejemplo, «hemos establecido distancias más amplias con la retirada de uno de los tres mostradores de los que disponíamos». Esto, junto al hecho de que para acceder es necesario tocar el timbre, garantizará las medidas de distanciamiento de 2 metros entre clientes para que estos se encuentren cómodos en el espacio.
Lo clientes que acudan a la joyería también encontrarán a su disposición geles hidroalcohólicos en la entrada, y el uso de mascarillas será obligatorio tanto para los empleados, como para los usuarios.
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Además, el espacio se higienizará constantemente tal y como establecen las directivas oficiales. Para ello, explican, «hemos adoptado material de limpieza de muy buena calidad y que, además, puede también higienizarse fácilmente. Es más trabajo para todos, pero lo hacemos de buena gana. Para nosotros es prioritario garantizar la seguridad».
Este negocio familiar es parte de la historia de San Sebastián, y sus propietarios así lo sienten y lo transmiten; «Estamos concienciados, enseñados y nos apretaremos el cinturón todo lo que sea necesario. Somos parte de la sociedad, y sufrimos y disfrutamos con el resto de las personas, estamos en la alegría cuando hay alegría, y en la tristeza cuando hay tristeza. De esto, saldremos juntos».
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Más información
Dirección: Calle Urbieta, 2 20006 San Sebastián
Email: joyeria@gonzalezlarrauri.net
Teléfono: 943 427 121
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