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J. F.
Lunes, 28 de abril 2025, 17:11
Un gran apagón eléctrico ha sacudido este mediodía a los ciudadanos de España y Portugal. La pregunta más repetida en las últimas horas es a qué se debe este histórico fallo de la red eléctrica que ha causado múltiples problemas a todos los niveles, desde la falta de comunicaciones a la de transporte público. Cuando aún se investigan las causas del apagón, el gobierno de Portugal ya tiene una teoría. Según las primeras informaciones provenientes del operador de la red eléctrica de Portugal, REN (Redes Energéticas Nacionais), el desencadenante de este incidente a gran escala podría situarse en España, atribuyéndolo a un «fenómeno atmosférico raro».
En concreto, REN ha detallado que se trataría de una «vibración atmosférica inducida». Esta inusual condición meteorológica, provocada por variaciones extremas de temperatura en el interior del territorio español, habría causado oscilaciones anómalas en las líneas de muy alta tensión (400 kv), afectando la sincronización de la red eléctrica europea. El primer ministro de Portugal también se ha pronunciado en esta línea, apuntando a un posible origen en España y descartando, por el momento, indicios de un ciberataque.
Por su parte, el operador español Red Eléctrica ha calificado el incidente como «excepcional y totalmente extraordinario». Si bien las autoridades españolas no han emitido aún un pronunciamiento oficial inmediato, el operador español estimó inicialmente un tiempo de recuperación del suministro eléctrico de entre 6 y 10 horas. No obstante, REN advirtió que la normalización completa de la red eléctrica en Portugal podría extenderse hasta una semana.
Ante la magnitud del apagón, las autoridades de España y Portugal han convocado reuniones de emergencia para coordinar una respuesta conjunta a esta crisis energética. Mientras se trabaja contrarreloj para restablecer el suministro, se ha recomendado encarecidamente a la población evitar viajes innecesarios y permanecer en lugares seguros hasta que la situación vuelva a la normalidad.
Este suceso sin precedentes plantea serias interrogantes sobre la resistencia de los sistemas energéticos europeos ante fenómenos naturales extremos y subraya la vulnerabilidad de una infraestructura eléctrica cada vez más interconectada. La rapidez con la que un evento localizado en un punto geográfico puede propagarse y afectar a regiones enteras pone de manifiesto la necesidad de reforzar los mecanismos de prevención y respuesta ante este tipo de contingencias.
Las líneas de transmisión de alta tensión experimentan diversas formas de vibración, siendo una de ellas la vibración atmosférica inducida. Este fenómeno se caracteriza por oscilaciones de baja frecuencia, generalmente en el rango de 0.1 a 10 Hz, que afectan a los conductores y componentes asociados. A diferencia de las vibraciones eólicas o el galopeo, la vibración atmosférica inducida tiene su origen en la interacción entre fenómenos eléctricos y las condiciones atmosféricas circundantes.
El proceso se inicia con la descarga corona, que puede ocurrir en condiciones de alta humedad o en presencia de irregularidades en la superficie de los conductores. Esta descarga ioniza el aire alrededor de las líneas, generando partículas cargadas. La interacción de estas partículas con el intenso campo eléctrico de los conductores produce fuerzas electrohidrodinámicas (EHD) periódicas. Estas fuerzas inducen ondas de presión en el aire, las cuales a su vez provocan vibraciones en los conductores y otros elementos del sistema.
Las vibraciones atmosféricas inducidas se distinguen de otras formas de vibración por su mecanismo de generación, que no está directamente relacionado con fuerzas mecánicas como el viento o la inestabilidad aerodinámica causada por la acumulación de hielo.
Los efectos de estas vibraciones pueden manifestarse a diferentes escalas temporales. A largo plazo, la exposición continua a vibraciones, aunque de baja amplitud, puede contribuir a la fatiga de los materiales en conductores, aisladores y herrajes. Este proceso puede eventualmente derivar en la formación de fisuras o el aflojamiento de conexiones. Asimismo, se puede observar un desgaste acelerado en los puntos de contacto entre componentes.
A corto plazo, las vibraciones atmosféricas inducidas pueden generar un incremento en el ruido audible en las proximidades de las líneas. En casos menos frecuentes, se ha sugerido la posibilidad de interferencia con instrumentación sensible cercana. Además, estas vibraciones pueden interactuar con otras formas de vibración presentes, exacerbando sus efectos.
Este apagón generalizado en España y Portugal señalado la posibilidad de que, en condiciones específicas, las vibraciones atmosféricas inducidas puedan contribuir a fallos de sincronización en la red eléctrica, resultando en interrupciones del suministro. Su detección y mitigación requieren de una comprensión detallada del fenómeno y la implementación de estrategias de inspección y mantenimiento adecuadas por parte de las empresas eléctricas, así como un monitoreo continuo de las líneas.
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