Varias personas transitan por la CV-36 entre Valencia y Paiporta con el tráfico se encuentra cortado en gran parte de las carreteras de la provincia. EFE/Biel Aliño
Testimonios

«Una amiga mía ha perdido sus dos casas»

Varios guipuzcoanos que se encuentran en la zona afectada cuentan su experiencia tras la gota fría que ha devastado algunas zonas

Ana Vega | Bruno Parcero

San Sebastián

Martes, 29 de octubre 2024, 19:39

La donostiarra África Solano lleva cuatro años estudiando en Valencia. Vive en el centro de la capital, donde la lluvia fue normal y nada hacía ... presagiar el desastre. «Aquí hemos tenido muchísima suerte», asegura. «Cuando me asomo a la ventana es como si no hubiera pasado nada. Ha hecho mucho viento y se ha caído algún árbol» pero nada comparado a lo que están viviendo «los que viven en Paiporta o Torrent». Solano explica que «la familia de una amiga mía ha perdido sus dos casas, la de los abuelos y la familiar, y su coche. Están pidiendo ayuda para intentar recoger todo», relata.

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La gota fría atrapó ayer a Xabi Aldanondo en un viaje de trabajo en Valencia. Este donostiarra, gerente de una empresa, cuenta esta mañana desde el interior de su coche que llegaron a Chiva «ayer por la mañana hacia las nueve para visitar una empresa y realizar unas pruebas de un producto. A esa hora las naves ya tenían charcos y zonas inundadas. A lo largo del día, mientras nosotros hacíamos las pruebas, muchos de los empleados de la empres se estaban dedicando a sacar agua e intentar limpiar las naves. Hacia las cinco terminamos las pruebas, y ahí seguía lloviendo, todo el día lloviendo con mucha intensidad. Cuando salimos con el coche había una de las autovías cortadas y nos desviaron por la A3 dirección Valencia. Nos metieron en una ratonera. Nada más incorporarnos a la autovía ya se paró el tráfico y aquí llevamos desde entonces. Nos hemos pegado más de doce horas sin ver a un solo Guardia Civil y sólo ha sido esta mañana cuando nos han avisado de nuestra situación. La noche en el coche ha sido incómoda y con un poco de incertidumbre pero por suerte no nos ha pasado nada».

Coches y camiones parados en la A3, atascada desde el martes por la tarde. X.A.

Ya con la llegada del día «las cosas se ven de otra manera y con más tranquilidad. La gente ha salido de los coches para estirar las piernas y comentar la situación. A media mañana nos han dicho que vendrían la UME (Unidad Militar de Emergencia) para llevarnos a unos autobuses a Requena donde nos darían agua y bocadillos pero había que dejar el coche aquí y no nos aseguran cuando podremos volver. Al mediodía han empezado a llegar las máquinas para limpiar la carretera por lo que hemos decidido esperar aquí para ver si podemos salir de aquí con nuestro coche cuanto antes».

Patxi Hernando, un donostiarra de 36 años que lleva nueve viviendo en Valencia y trabaja como técnico electromecánico en una empresa textil situada en Paterna. Él vive en el barrio valenciano de el Campanar, una de las zonas que no ha sufrido afecciones por las inundaciones. «Fue ayer por la tarde cuando empezamos a recibir los mensajes de alerta en el teléfono móvil. Hoy por la mañana también hemos recibido unos cuantos, pero la gente que vive cerca de mi zona ha desoído la información y ha ido a trabajar. Yo he cogido la A-7 dirección Barcelona para ir a mi trabajo. Al llegar no teníamos internet y la empresa nos ha recomendado marcharnos a casa, salvo para aquellos que tenían que acudir por servicio presencial».

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«En mi empresa sí que ha habido compañeros que han sufrido por las inundaciones», dice Hernando. Una compañero ha perdido el coche que compró hace tan solo dos meses. Ayer tan solo veía la antena de su vehículo y a las horas el vehículo había desaparecido. Posiblemente esté en el mar. Otra compañera no ha podido acudir tampoco a su puesto de trabajo porque a esta hora está pendiente de que la rescaten y otro tercer trabajador ha tenido que dormir en la propia empresa».

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Clases canceladas en la universidad

En Valencia vive desde septiembre Xiaoli Roldán, una donostiarra de 17 años estudiante de Odontología en la Universidad Europea y que reside cerca del estadio de Mestalla.

«El lunes por la noche hablaban de grado 1, luego pasaron a grado 2 y hoy (por el martes) ya han pasado a grado 3. El lunes por la noche cancelaron mis clases y este martes lo han hecho el resto de universidades», relata Xiaoli, que destacaba ancohe que «la cancelación se ha hecho sobre todo pensando en los profesores porque muchos tienen que desplazarse y entre las inundaciones y la huelga de transportes han decidido que no haya clases».

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Destaca Xiaoli que «aquí en Valencia el principal problema está siendo el viento, no tanto las inundaciones. El problema está afectando más a los pueblos, a las zonas rurales», comenta.

Esta donostiarra recibió junto al aviso de la cancelación de sus clases «una serie de recomendaciones como quedarse en casa», y aunque en la ciudad de Valencia las inundaciones no están causando graves problemas, sí ha podido ver como alguna de sus amigas lo está pasando mal. «Tengo una compañera que vive en un pueblo y me ha mandado imágenes de su pueblo inundado», relata.

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Los ciudadanos de la Comunidad Valenciana recibieron el martes un aviso de alerta en sus teléfonos. Un mensaje que llegaba cuando en muchas localidades el agua ya había subido mucho de nivel. La Confederación avisó a las 12:20 horas del caudal en la rambla del Poyo en Riba-roja y la primera alarma a los móviles de los ciudadanos llegó a las 20:12 horas. En el mensaje se pedía evitar cualquier tipo de desplazamiento en la provincia de Valencia.

Este miércoles por la mañana la Comunitat ha vuelto a enviar un mensaje a los móviles recomendado a la ciudadanía quedarse en casa y evitar desplazamientos.

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