Seguridad para las mujeres maltratadas y un alivio para muchos inmigrantes

En este epígrafe se incluirían también a los trabajadores internos. En este colectivo hay muchos casos en los que el empleador se niega a que estas personas que cuidan a dependientes puedan empadronarse en el domicilio familiar por temor, por ejemplo, a que se pueda descubrir con posterioridad una situación laboral irregular o que dé lugar a una serie de reclamaciones ante la Seguridad Social. Un padrón de oficio en estos casos, también podría poner en una situación delicada a las internas si su empleador lo descubre.

La medida también es un alivio para muchos inmigrantes que residen en habitaciones dentro de pisos colectivos. Asimismo, se incluyen entre los beneficiarios de este padrón social a las personas que están en la calle o en infraviviendas. Por último, se contempla el padrón ficticio o en dependencias forales o municipales para las mujeres que han sufrido o están en riesgo de padecer violencia machista. También se reconoce este derecho a sus hijos. El motivo en este caso está muy vinculado a la seguridad. Poder empadronarse en la casa consistorial, por ejemplo, hace que la dirección real no figure en multitud de documentos o servicios, lo que redunda en una mayor privacidad frente al agresor.